Unos ojos en la travesía es un libro de poesías del poeta español Luis Ángel Lobato.
Sinopsis[]
Unos ojos en la travesía está escrito entre los años 2011-2015, tras concluir mi trilogía que yo llamo del desamor, compuesta por Brillante (Ed. Playa de Ákaba), Lámparas (Ed. Tansonville) y Dónde estabas el día del fin del mundo (Ed. Cálamo).
Cuando comencé a escribir Unos ojos en la travesía quise, en un principio, que fuese una especie de conclusión de la trilogía antes mencionada, pero enseguida me di cuenta de que no necesitaba ninguna conclusión, ya que los versos finales de Dónde estabas el día del fin del mundo, que dicen
¿Qué será
de nuestra muerte cuando el amor
se haya ido?
¿Qué ensueños cultivaré
sobre los tejados azules
de la infancia?
resultaban ser, sin concesiones, esa conclusión.
Por lo tanto, enseguida me tome la escritura de este poemario como algo independiente, algo, aunque no ajeno al universo de la trilogía, que sí mantuviese una distancia, si no tanto de estilo –especialmente con Lámparas y Donde estabas el día del fin del mundo– sí con el tono poético; también con la posible o indefinida anécdota de cada poema.
Unos ojos en la travesía es un poemario de carácter plenamente amoroso. Tiene dos partes bien diferenciadas. En la primera, titulada Tiempos tangenciales se hace un repaso, a través de varios niveles temporales que a veces chocan en un determinado punto, a momentos de la vida del yo poético que marcaron la pasada o futura historia de amor que se entrevé, según van avanzando los poemas, y que sí, remite, ciertamente, a lo declarado en los tres poemarios de la anterior trilogía del desamor. El tú poético que anida en esta primera parte de Unos ojos en la travesía es el mismo que el de esos tres poemarios mencionados, el mismo –quiero creer—que el de los nueve libros de poemas que hasta ahora he escrito.
Un fondo de tristeza, de inquietud y de desamor puebla esta primera parte. El elemento de ese yo poético autobiográfico –es casi innecesario decirlo– es esencial.
La segunda parte del libro se titula "Días contemporáneos". En esta parte se pretende incidir aún más en lo cotidiano, tanto en lo íntimo como en lo social, y trascenderlo (eso, al menos, he intentado).
También el elemento autobiográfico del yo poético es primordial –y ahora más que nunca– en esta parte, ya que está escrita a modo de diario: son siete poemas que marcan siete días en los que aparecen personas y acontecimientos muy cercanos a la vida del yo poético: alumnas, seres que han muerto, bares, calles, habitaciones, libros, películas y personajes cinematográficos… que también en la primera parte se mencionan. Pero esos siete días no son estrictamente una semana. Esos siete días ocupan, en realidad, todos los años en los que se ha escrito el libro, entre 2011-2015. Y, en esta segunda parte, como la radiación de fondo que anuncia el origen de nuestro universo, dentro, al parecer, del infinito Multiverso cuántico, palpita el tú poético que mencioné en la primera parte, aglutinando el entramado mismo de todos los poemas.