Ellos

Cortesía: Gary
Traducción: Rossana Oyanarte
Capitulo: 1 La Ciudad Enterrada
Paginas: Total 188
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Prologo
Es una novela de terror psicológico ambientada en un futuro distópico, en un Estados Unidos donde la desesperación y el abandono dieron paso a una de las estrategias de control social más perversas.
Cuando la crisis migratoria se salió de control, el gobierno no optó por la integración ni la deportación. Optó por algo peor: la desaparición.
Miles de inmigrantes fueron llevados a una ciudad secreta bajo el desierto de Nevada, un sitio que alguna vez sirvió para pruebas armamentísticas y nucleares. Ahora, convertido en un asilo forzado, no era refugio ni hogar. Era un vertedero humano.
Los años pasaron y el encierro tuvo su efecto. Químicos en el aire, radiación en los muros, enfermedad en la piel. Primero llegaron las llagas, luego los ataques de ira, y más tarde, la locura. No eran monstruos. Solo eran personas enfermas, víctimas de un sistema tóxico.
Pero reconocerlo habría significado aceptar responsabilidad. Y el gobierno tenía otro plan: convertirlos en el enemigo. Campañas mediáticas los rebautizaron como "una nueva amenaza biológica", una plaga de zombis que debía ser eliminada.
La sociedad no cuestionó nada. Si les decían que eran monstruos, entonces eran monstruos.
Cuando finalmente escaparon, la superficie los vio llegar, pero nadie vio sobrevivientes. Solo vieron la horda. Solo vieron la peste.
Ahí comienza la verdadera pesadilla. No fue la enfermedad lo que los condenó. Fue la historia que contaron sobre ellos.
Y ahora… ahora tienen que sobrevivir en un mundo que ya los dio por muertos.
Capítulo 1: La Ciudad Enterrada
Al principio, nadie sabía que existía
Era un hueco en el mapa, un tramo muerto del desierto de Nevada donde el polvo caía distinto, como si algo respirara bajo la tierra o mejor dicho sobre ella, pero como con insuficiencia, con desesperación; Por años, fue solo un espacio vacío, un pedazo de carretera sin estaciones de servicio, sin señales, sin historia. Nadie se detenía a observar ese lugar pues no había absolutamente nada a primera vista, la gente pasaba con sus vehículos sobre la carretera y aceleraba, jamás se detenían a mirar atrás, era un lugar inhóspito un holograma más dentro de los adornos del mapa americano.
Las leyendas para asustar a los niños y los rebuscados cuentos de camioneros mencionaban una especie de interferencias en la radio al cruzar esa zona, estática con palabras incomprensibles. Otros mencionaban luces, sombras moviéndose al borde de la banquina, formas que no deberían estar ahí. Y luego estaban las historias de quienes pararon… y nunca volvieron a salir.
Nada de eso aparecía en informes oficiales. Para el gobierno, solo era una zona de exclusión, sellada por razones de seguridad nacional. Ningún periodista podía entrar. Ningún documento reconocía lo que realmente había en ese extenso terreno inhabitable.
Hasta que ellos escaparon.
Las calles ya estaban preparadas para la versión oficial. Los titulares fueron inmediatos, precisos, orquestados. Pánico en Nevada: una plaga desconocida se desata en el suroeste. Residentes en alerta ante agresores altamente peligrosos. Estado de emergencia: hay que contener la amenaza, los ciudadanos americanos deben armarse y defender su familia, su propiedad y todas sus posesiones ha como dé lugar.
Las fotos eran brutales. Rostros pálidos, secos, piel desprendiéndose, ojos vacíos, cuerpos tambaleantes bajo el sol. Los expertos salieron de inmediato: biotecnólogos, epidemiólogos, asesores de seguridad. Frente a las cámaras, mostraban gráficas, lanzaban teorías, creaban certezas para alimentar el miedo y generar pánico entre los habitantes, pues de eso se trata el juego de la vida ¿verdad? La historia ya estaba escrita y la narrativa era perfecta.
¡Pero yo lo recuerdo de otra manera!
Veamos…lo recuerdo como un silencio forzado, por diferentes factores sociales que atrapan a quienes tuvieron que abandonar su lugar de origen y mezclarse sin poner resistencia entre una sociedad altamente toxica, con particularidades bien definidas; y no son esas que distingue a una persona, objeto o situación o una muestra un cariño o atención especial hacia alguien.
Lo defino como un peso en el aire cuando cruzabas la frontera del estado y sabías que no debías hacer preguntas, como el miedo en los ojos de quienes conocían la verdad, pero jamás la dirían, por miedo.
Porque si el gobierno ya te dio una respuesta, ¿qué más necesitas?
La historia oficial es la que escucharás en todos los medios y nadie iba a corregirla.
Estados Unidos siempre fue visto como la tierra de las oportunidades.
Desde sus inicios, atrajo a los que huían de sus países por diferentes circunstancias; miseria, guerra, persecución. Europeos buscando trabajo, asiáticos escapando del hambre, latinoamericanos soñando con algo mejor, que ser un cantante de regatón con Auto-Tune; Las ciudades crecieron con ellos, cada generación encontrando su sitio en la maquinaria del país.
Pero la historia de la inmigración nunca fue sencilla.
Primero fueron bienvenidos. Luego vinieron las restricciones, las leyes, los discursos de odio. A finales del siglo XIX, los chinos fueron excluidos por completo. En los años treinta, los mexicanos fueron deportados en masa. En los cuarenta, los japoneses terminaron en campos de concentración dentro del mismo país que llamaban hogar.
Pero siguieron llegando.
Se convirtieron en los pilares invisibles de la nación. Cosechaban los campos, levantaban edificios, mantenían el engranaje en marcha. Nadie los veía, nadie hablaba de ellos, pues eran la paria de los servicios, pero sin ellos, el país no funcionaba.
Entonces llegó una nueva crisis.
Centroamericanos y mexicanos cruzando la frontera, escapando de la violencia, el hambre, el caos. La frontera se convirtió en un campo de batalla. Los números crecían, las políticas se endurecían, los discursos se volvían más agresivos, violentos llenos de un nacionalismo irracional.
Trump tenía una solución: y esa solución era nada más y nada menos que un gran muro.
Se prometió una barrera que los mantendría fuera, una línea física para proteger el sueño americano. Millones de dólares fueron invertidos, operativos desplegados, los agentes migratorios trabando a destajo y sin descanso, la frontera fue reforzada.
Pero creme que eso… no sirvió de nada.
Las empresas constructoras seguían necesitando mano de obra. Las cosechas requerían trabajadores. La frontera siguió siendo un río de gente, cada vez más desesperada.
El muro fue una ilusión, una ilusión para calmar a los disidentes y a la horda nacionalista que al mejor estilo hitleriano reclamaba América para los americanos.
Fue entonces cuando la cámara de representantes y el Congreso tomaron una decisión drástica, delegar ese problemática al Poder Ejecutivo: Liderado por el presidente de la nación.
No hubo marcha atrás.
Las caravanas comenzaron a moverse en silencio. El ejército ejecutó el plan con precisión quirúrgica, reuniendo familias, separando hogares, clasificando nombres. Nadie quedó fuera. Ancianos, niños, embarazadas, jornaleros, comerciantes, estudiantes. Todos bajo la misma orden.
Era por su bien, decían.
Se les prometió una ciudad. Un espacio construido solo para ellos. Sin rechazo, sin persecución. Solo un nuevo comienzo.
El traslado tomó semanas. Trenes, autobuses, camiones llenos de rostros vacíos que miraban por las ventanas sin entender. No hubo protestas. ¿Para qué, si el futuro ya estaba decidido?
Hace siglos, en la antigua Roma, se decía "necessitas caret lege", que en español significa "la necesidad carece de ley". En otras palabras, cuando alguien está al límite, las normas se vuelven secundarias. Con el tiempo, esa idea evolucionó hasta convertirse en "la necesidad tiene cara de hereje".
Hoy en día, el concepto sigue vigente en la calle. Cuando alguien no tiene otra opción, se mete en lo que sea para sobrevivir, aunque la sociedad lo mire con malos ojos. Desde los que cruzan líneas por hambre hasta los que hacen cosas impensadas por desesperación, la frase sigue recordándonos que la pobreza puede poner a cualquiera contra las cuerdas.
Cuando finalmente llegaron a la tierra prometida, se encontraron con la crudeza del desierto un asentamiento seguro, decían. Una ciudad improvisada, construida en tres meses, con instalaciones rebuscadas de concreto austero, calles trazadas a la prisa, viviendas mínimas. Lo suficiente para albergar a millones de desplazados.
Las primeras noches fueron de silencio, la incertidumbre como un maldita neblina cubría la zona de punta a punta, pero créeme si te digo, que esa noche, no se escuchó ni quiera el llanto de los niños.
Los días siguientes salieron a reconocer la ciudad de arena, miraron las construcciones idénticas, las luces frías. No había plazas, ni parques, ni escuelas, ni hospitales. Solo bodegas vacías y funcionarios leyendo discursos ensayados sobre la nueva era que comenzaba.
Era un hogar, insistían.
Dios bendiga América repetían constantemente en altoparlante.
Pero se sentía distinto, era como cuando sabes que debes seguir a la multitud, porque de eso depende tu estadía en ese país, se trata de tu conducta, de la aceptación y las reglas impuestas.
Los ancianos miraban sus nuevas casas como jaulas sin candado. Los jóvenes entendían que su futuro les había sido robado y que la oportunidad de desarrollarse como ciudadanos de esa nación era solo un mal sueño; Los niños preguntaban si alguna vez volverían a su ciudad, a sus escuelas y con sus amigos.
Las respuestas nunca llegaban.
Las comparaciones con campos de concentración no tardaron en aparecer.
Los edificios en fila, la vigilancia constante, la clasificación por trabajos, la ración de comida medida al milímetro. Todo tenía un aire familiar. Algo que la humanidad ya había visto antes. Algo que nadie quería nombrar.
El país de las oportunidades, repetían los líderes…Un nuevo comienzo....Continúe.
Capítulos
- La Ciudad Enterrada
- Piel Marchita
- El Decreto del Miedo
- Laboratorio de Almas
- Las Puertas Selladas
- Una Huida Sin Rostro
- El Engranaje Perfecto
- La Cacería de Zombis
- Las Calles Llenas de Cadáveres
- ¡Esto es América, señores!
"THEY" es una novela del autor Marcos Orowitz que nunca fue publicada por EDTV. En cambio, se lanzó como una edición limitada, un obsequio especial que el autor entregó a un selecto grupo de personas durante una convención literaria. Este libro de Terror contemporáneo vio la luz el 19 de agosto de 2019, y solo se distribuyeron 20 ejemplares.