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España el culo de Europa[]

España el culo de Europa

La obra “ESPAÑA EL CULO DE EUROPA” de Marcos Orowitz es una exploración valiente y sin censura de la realidad social de España, un país que, a pesar de su identidad europea, no está exento de los flagelos del racismo y clasismo. A través de su narrativa basada en hechos reales y experiencias personales de terror, Orowitz desvela comportamientos irracionales e ilógicos que persisten en la sociedad española, similares a aquellos encontrados en países donde el racismo y clasismo están profundamente arraigados.

Esta novela no solo es un relato histórico, sino también un espejo contemporáneo que invita a la reflexión sobre nuestra propia humanidad y a cuestionar los prejuicios arraigados para forjar una sociedad más inclusiva y justa. Es una historia de individuos que han vivido y continúan viviendo en España, anécdotas que demuestran que nadie se salva de la locura humana y que a menudo necesitamos introspección para comprender las reacciones hacia aquellos considerados diferentes.

En resumen, esta obra es un llamado a la introspección colectiva y a la acción para superar los bajos instintos y comportamientos que carecen de lógica, y así contribuir a la construcción de la patria grande en la que todos se consideran parte.

Pequeño fragmento

Relato numero 1 Bienvenido a casa maldito sudaca

Página 8 Harto de los políticos ladrones y cansado de vivir en un país tercermundista lleno de vagos y analfabetos, tomó la decisión de su vida. Era una decisión que involucraba mucho más que el haber sido despedido de su empleo por cuarta vez en un año.

Así era como él lo sentía: "La gente no aprende más, son unos ignorantes. Este país se viene abajo. Vamos a quedar hundidos en la mierda como Venezuela". Con esa idea en mente, viajó a España junto a toda su familia bajo la promesa de un trabajo digno y estable. Volvió a soñar una vez más. Luego de tantos años maldiciendo, imaginó un mundo de posibilidades y un futuro para sus hijos. Un sueño que no duró mucho tiempo, porque toda esa belleza se convirtió en una trampa, una pesadilla de la que no pudieron despertar jamás.

El aviso de abordar el vuelo 302 con destino a Madrid los hizo levantarse de los bancos donde estaban sentados, masticando la última bronca porteña, exhalando la última bocanada de aire espeso lleno de humedad y miseria.

Tanto Alberto como Carmen querían lo mejor para sus hijos y, al parecer, este país lleno de ladrones no era una de las posibilidades. Vendieron todo lo que tenían, y muchos familiares se beneficiaron con esa venta. "Este país está tan devaluado que comprar un pasaje aéreo es semejante a vender un riñón en el mercado negro," era la frase predilecta de Alberto. Con ese sencillo refrán, sentía que exorcizaba sus demonios internos y alejaba la culpa que lo perseguía incesantemente en todos sus recuerdos y malas decisiones.

Una vez en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, Alberto envió un mensaje a su contacto comunicando que estaban en camino. Tomaron un taxi y atravesaron el centro de la ciudad, perdiéndose en las rutas y carreteras que la separaban del conurbano. El conductor del taxi miró por el retrovisor, buscó la mirada de Alberto y le preguntó:

—¿Caballero, es la primera vez que usted viaja a esta dirección, verdad?

Alberto le contestó:

—Claro, nunca había podido salir de la ratonera húmeda con olor a pobreza de la que provengo.

Entonces el conductor volvió a mirar, miró también a su esposa e hijos, asintió con la cabeza y volvió a colocar su mirada al frente.

Finalmente, llegaron a su destino. Una imponente mansión en las afueras de la ciudad, algo vieja para la época y bastante descuidada. Una enramada creciente cubría toda la pared de la propiedad que se veía enorme, con muchos jardines y piscinas. Casi parecía un pequeño palacio. Alberto y su familia estaban impresionados por la belleza del lugar, aunque no podían evitar pensar en la cantidad de dinero que habían gastado en su traslado y en su nueva vida.

El contacto se presentó como el casero de la propiedad y les dio la bienvenida en nombre de la familia, quienes se disculparon por no estar presentes ya que se encontraban de viaje en la ciudad de Brujas, Bélgica. Luego ayudó a entrar las valijas y mostrarles las habitaciones reservadas para los empleados, que se situaban en el subsuelo de la casa. Esa condición no agradó para nada a los niños, quienes inmediatamente miraron a sus padres. Al darse cuenta de la situación, el casero encendió todas las luces del corredor y  Página 9 abrió todas las ventanas para que entrara la mayor cantidad de luz posible y el ambiente no se percibiera tétrico y lúgubre.

Una vez instalados en las habitaciones, los niños pasaron junto a su madre el resto del día ordenando sus pocas pertenencias mientras Alberto recorría la propiedad junto al casero.

—Disculpe, señor, ¿me recuerda su nombre?

—Claro, me llamo Antonio, pero prefiero que me digan Tonio, es más rápido y amistoso.

—Claro. ¿Usted sabe cuánto tiempo estarán esta gente en Bélgica?

—¡Pues no! No me han dicho cuándo regresan, pero imaginaos que la última vez estuvieron aproximadamente un mes en París, Francia. Pero usted no se preocupe, hombre, en ausencia de los jefes usted aprenderá el oficio y conocerá en detalle la propiedad.

—Bueno, como le dije anteriormente, tengo conocimientos de electricidad, plomería, jardinería, albañilería, entre otros.

—Mire, el solo hecho de que usted tenga conocimiento de la fontanería es bien recibido. Parece que las tuberías de la casa necesitan un cambio urgente y el último de los fontaneros desapareció antes de terminar su trabajo y no regresó jamás. Era un maldito mono africano al que no se le entendía una mierda cuando hablaba, pero por alguna razón los dueños de la casa lo contrataron. Supongo que sería por esa estúpida moda de ayudar a los migrantes. ¿Usted quiere saber cómo vamos a terminar aquí en España con todos estos subnormales? Igual que Francia e Inglaterra, llenos de negros.

Sales a las calles y te los encuentras en todas partes de España: Melilla, Ceuta, Almería, Girona, y la lista continúa, hombre. Es que el gobierno ha dejado entrar a estos gamberros que huyen de sus países por la cantidad de delitos que tienen. Observe por favor la cantidad de colombianos que ingresaron al país. Dentro de cinco años no podremos salir a las calles.

Alberto se sintió un poco incómodo con los comentarios racistas y poco alentadores del viejo Tonio, pero tuvo que hacerse a la idea de que ya no estaba en su país natal y que, a decir verdad, esas cuestiones de migración se daban todo el tiempo y en todo el mundo. Él y su familia eran parte de esa migración ahora, de manera que iba a tener que aprender a masticar y tragar con disimulo, ya que estaba en tierras de viejos colonizadores y civilizaciones más antiguas que sin lugar a dudas se percibían frente al resto del mundo de esa manera.

Luego, al llegar la noche, le contó a su esposa todo lo que había hablado con el viejo casero.

—Algo de razón tiene el viejo. A nosotros nos pasó lo mismo. Vienen todos los paraguayos, bolivianos, etc. Se meten en una villa, sus mujeres comienzan a parir y empiezan a reclamar derechos. Y el gobierno corrupto, con tal de reunir votos, les otorga no solo la ciudadanía, sino también casas, tierras, y todos los derechos que ni siquiera pueden alcanzar los trabajadores del país.

—Bueno, bueno, tranquilízate. Ya no estamos ahí. Empezamos una nueva vida y todas esas cuestiones forman parte del pasado.

Página 10 Alberto: —Tenéis razón, ya fue. Menos mal que te tengo a vos, gorda, sino no sé qué haría.

Poco a poco, Alberto y su familia comenzaron a experimentar sucesos extraños en su vida cotidiana. Sensaciones de terror, odio y suicidio visitaban a esta familia durante las noches. Entonces comprendieron que su nuevo empleo escondía oscuros secretos. Cada vez que recorrían la propiedad, se encontraban con pasillos subterráneos, puertas secretas y habitaciones llenas de objetos antiguos y en decadencia. Una de las cosas que más les llamó la atención fue que nunca vieron a los otros empleados que supuestamente trabajaban en la casa, y el viejo Tonio no parecía dispuesto a hablar sobre lo que realmente sucedía allí. Cada vez que le hacían una pregunta de esa naturaleza, el viejo miraba hacia otro lugar, se marchaba a otro sitio y los dejaba hablando solos.

Cuando Alberto inició el trabajo de reemplazar las cañerías de toda la propiedad, solicitó a Tonio que mantuviera todas las puertas de la casa abiertas para poder acceder a los diferentes ambientes sin necesidad de estar molestando todo el tiempo para que abriera una puerta. Al viejo Tonio no le gustó la idea.

Tonio: —Dar apertura a la recámara de los dueños es un sacrilegio con consecuencias que usted ni siquiera podría imaginar. Mejor trabaje un sector por día. De esta manera se asegura usted un trabajo ordenado y seguro.

Alberto: —No se trata de ordenado y seguro. El trabajo lo amerita, señor, porque mientras estoy desarmando la cañería vieja del comedor, uno de los albañiles tiene que romper el piso para descubrir la cañería del corredor y así sucesivamente.

Tonio: —No vamos a discutir sobre este procedimiento. Hay cosas que usted no comprenderá jamás. Atienda mis recomendaciones y todo marchará sobre ruedas.

Alberto no comprendió exactamente las palabras del viejo casero, pero pensó que se trataba de dinero, alguna caja fuerte escondida específicamente en la alcoba de los dueños de casa. Como el personal de fontanería que fue contratado por Tonio era de procedencia latina, todo le resultó un tema de racismo más que de otra cosa.

Los días siguientes, las cosas en la casa se pusieron difíciles. Y cuando digo difíciles, me refiero a que eventos de índole espiritual comenzaron a producirse en todos los ambientes de la mansión y a cualquier hora. Primero comenzaron los sueños, asquerosos y lascivos, con insinuaciones aberrantes que horrorizaban a los niños siempre a la misma hora. Luego continuaron las manifestaciones sobrenaturales oscuras y malignas. Los artefactos se encendían y apagaban solos, las luminarias del interior y exterior de la propiedad se quemaban a menudo, olores nauseabundos aparecían en lugares específicos de la casa, el humor de los habitantes cambiaba repentinamente, dolores de cabeza recurrentes surgían, y muchas otras sensaciones y situaciones impactaban inevitablemente sobre Alberto y su familia.

Ellos comenzaron a sospechar que los dueños de la mansión estaban detrás de todo esto. Fue la primera vez que desearon volver el tiempo atrás para nunca aceptar ese contrato de terror psicológico que los estaba volviendo locos lentamente.

La tensión aumentó en la casa hasta que, finalmente, una noche Alberto decidió no dormir para encontrar a quien estuviera detrás de todos estos eventos. Preparó un buen  Página 11 termo de café y, sentado frente al televisor con el dispositivo celular en modo cámara, pasó las horas esperando que algún suceso paranormal lo sorprendiera.

Lo único que escuchó aquella noche fueron los pasos del viejo Tonio descendiendo las escaleras. Eso le resultó raro. El viejo tenía en sus manos una gran bandeja cubierta. Se dirigía directamente a la alcoba de los dueños, abría la puerta y se quedaba adentro por espacio de una hora. Luego volvía a subir, y a la hora siguiente descendía nuevamente. De esta manera repitió la escena tres veces, hasta las tres y media de la madrugada. Luego subió y ya no bajó más. A partir de esa hora, ya no se escucharon más ruidos que el de los insectos provenientes del jardín.

La tercera noche de guardia, las cosas cambiaron abruptamente. Alberto decidió dar un giro de 180 grados e intentar comprender a quién demonios visitaba el viejo casero a horas de la madrugada y qué demonios llevaba en esa bandeja. Los espíritus inquietos tomaron la iniciativa aquella noche. Alberto se escondió detrás de una columna a pocos metros de la alcoba principal, esperando a que el viejo Tonio descendiera nuevamente por esa escalera para cumplir con la rutina nocturna. Entonces, mientras esperaba el desarrollo de esa escena, una mano pesada y fría lo tomó del hombro y lo arrojó hacia el corredor. De repente, todas las luminarias de la propiedad se apagaron causando un cortocircuito interior y exterior. Alberto intentó ponerse de pie, pero esa entidad con apariencia humana lo tomó de los pies y lo arrastró por el corredor hasta el sótano, descendiendo con él por las escaleras. Alberto dio con la cabeza en los peldaños y quedó inconsciente. Cuando recuperó la conciencia, se encontró en un espacio cerrado y oscuro, iluminado solo por la luz de la luna que ingresaba por una pequeña ventana en el techo que conectaba con el exterior hacia el jardín.

Estaba sentado, completamente amarrado a una silla con la boca tapada. Un olor nauseabundo le provocó náuseas. Cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad, logró divisar frente a él a algunas personas sentadas con sus cabezas inclinadas, como desmayadas o muertas. Intentó moverse para lograr caer de costado y desenredarse, pero una voz áspera y aguda logró disuadirlo.

Personaje: —Creo que necesitarás mucho más que unos movimientos extraños para mover esa silla de hierro y acero a la que estás amarrado. Recuerdo como si fuera hoy el día que amarramos en esa misma silla a un bufón del palacio del rey al que se le ocurrió bromear conmigo delante de toda la corte. Era un pobre enano amorfo, apestoso y despreciable al que tuvimos que comer solo por cuestiones de naturaleza.

—¡Oh sí, sé que tienes muchas preguntas! Lamento que jamás puedas obtener las respuestas necesarias para morir conociendo la verdad. Lamentablemente, viajarás al mundo de los muertos sin saber de qué demonios se trató todo esto. Lo único que puedo hacer por ti es enviarte a ese lugar acompañado para que tu descenso no sea tan aburrido.

De repente, aquel personaje encendió un cerillo y lo apoyó en un cigarro que sostenía en sus labios oscuros y agrietados. Aquella luminosidad descubrió a sus..."Consigue el libro"

Cuentos de la obra

  1. Bienvenido a casa maldito sudaca
  2. satanás y la guitarra flamenca de Andalucía
  3. De moros y putas baratas
  4. La muerte de un colombiano en Madrid
  5. cincuenta euros por esa puta
  6. Justicia migrante dentro del tren
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  8. Manuel los enterró en el subsuelo de la casa
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  10. Juro que si no consigo curro me mato
  11. Pequeño coloquio sangriento sobre la colonización española
  12. Murió en el maldito hospital de Valencia


España el culo de Europa” fue publicada el 18 de abril del 2024 por la Editorial Vibras y está disponible en una variedad de formatos para satisfacer las preferencias de todos los lectores, incluyendo E-book, audio y papel de 317 paginas, la novela ha trascendido fronteras, con traducciones a 25 idiomas, lo que refleja su alcance global y permite a una audiencia internacional experimentar este viaje a través del terror psicológico, todo bajo la pluma del talentoso autor Marcos Orowitz.

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