Just close your eyes

En esta breve novela de seis capítulos de valor cristiano exploraras el poder de la fe y el amor hacia una deidad desconocida. Sé que te preguntarás: “¿Pero qué demonios está pasando aquí?”. Es lógico, estás acostumbrado a escucharme hablar de religiones y de la figura de ese Dios que protege solo a sus súbditos. Sin embargo, en esta ocasión, hice una excepción. No olvides que también escribo novelas de romance, libros de pensamiento y poemas. El género de terror es mi especialidad, pero como soy un escritor prolífico con una ¡imaginación acumulada de otras vidas!, puedo darme el lujo de explorar otros géneros sin morir en el intento.
Hoy te traigo una novela emotiva de resiliencia. Esta historia no me conmovió por estar patrocinada por la Santa Sede, ¡no! En esta obra, podrás experimentar esos factores que se encuentran detrás de escena, esas pequeñas cosas que los especialistas de la fe no te cuentan, debido a cuestiones relacionadas con el marketing del sistema de control espiritual. Pero no voy a entrar en esa sintonía, ¡claro que no!
La vida de este personaje fue mucho más compleja cuando se la observa desde una perspectiva no coercitiva. Es ahí cuando comienzas a comprender que todo se trata de ti, no de ellos, solo de ti. Con esa fuente de vida haciendo contacto con tu ser, para inspirarte a utilizar no solo el corazón, sino también la conciencia.
Este libro aun no vió la luz porque algunos letrados en la santa sede creyeron que mi propósito era opacar la figura y trayectoria de este joven influencer italiano para conseguir algún tipo de dinero con una narrativa maquiavélica y sanguinaria.... "¡Qué equivocados están, mis eternos adversarios! Incluso en tiempos de guerra, sigo siendo un soldado honesto, con una profunda capacidad emocional para comprender el verdadero valor de la vida. Lo digo con sinceridad: no temen a mis narrativas ni a mis historias. Lo que realmente les aterra es que los lectores despierten de una vez por todas, provocando que la grieta en la matrix se expanda violentamente, hasta alcanzar el cielo virtual de los creyentes y saque a la luz sus verdaderas intenciones."
Carlo Acutis se convertirá en el primer santo millennial de la Iglesia Católica. El papa Francisco aprobó este jueves el decreto que llevará a la canonización de este adolescente que murió a los 15 años en 2006 y que está sepultado en una tumba abierta en el Santuario de la Expoliación en Asís, centro de Italia. Lo informó Vatican News.
Intro cortesía de: EDTV
Traducción: Español latino
Capitulo numero 1: Soy un chico como tu
Pagina numero: 3
El sol se filtraba dulcemente a través de la ventana de la habitación de Carlo, bañando las paredes con su cálida luz y destacando los numerosos carteles de su equipo de fútbol favorito, así como las fotografías que atesoraba junto a sus amigos. A la edad de quince años, Carlo podría haber sido considerado un joven común, pero su forma de concebir el mundo era realmente singular. Experimentaba la vida con una intensidad notable; desde los fervores de un partido vibrante hasta la serena profundidad de su fe católica, la cual abrazaba con ardor y devoción.
Esa mañana, la voz familiar de su madre lo llamó desde la cocina, donde el cautivador aroma del café recién preparado y pan tostado llenaba el aire. Aunque Carlo disfrutaba de estos momentos de desayuno familiar, a menudo sentía en su interior que existía un destino más elevado y significativo que el mero estudio o el entretenimiento proporcionado por los videojuegos. Nutría la firme convicción de que su existencia debía tener un propósito más allá de lo cotidiano.
Desde su infancia, Carlo había mostrado una marcada inclinación hacia la tecnología. Pasaba horas explorando los confines de su computadora; sin embargo, para él, este aparato no era meramente un medio de distracción, sino una poderosa herramienta que le permitía conectar personas y difundir su fe. Su devoción particular por la Eucaristía lo impulsó a crear un sitio web donde compartía relatos de milagros eucarísticos provenientes de diversos rincones del mundo. Con tan solo unos clics, lograba llevar la maravilla de estos acontecimientos a personas que, de otro modo, jamás habrían sido testigos de su grandeza.
En la misma medida, Carlo dedicaba sus días a la parroquia, donde involucrándose en la preparación de catequesis y ofreciendo su tiempo como voluntario en actividades infantiles, llenaba la atmósfera con su risa contagiosa y su genuino entusiasmo. Sin embargo, un repentino cambio se cernió sobre su vida.
Una tarde de septiembre, tras sufrir de persistentes molestias, Carlo recibió la devastadora noticia de un diagnóstico de leucemia. Su existencia, que hasta entonces había estado colmada de amistades, risas y sueños por cumplir, se vio paralizada ante este oscuro pronóstico. La incertidumbre se apoderó de su ser; sin embargo, en lugar de rendirse ante la desesperanza, halló un asombroso renacimiento en su interior.
Los días pasados en el hospital se convirtieron en una oportunidad para meditar sobre su vida y su fe. A medida que los tratamientos proseguían, Carlo encontraba refugio en la oración, dedicando horas a conversar con Dios, planteando sus inquietudes y buscando respuestas que lo confortaran. Recordaba cada homilía que había recibido y cada palabra de aliento que le habían brindado sus seres queridos. Determinado, se comprometió a no permitir que su enfermedad definiera su esencia.
Con cada ciclo de quimioterapia, Carlo percibía un fortalecimiento en su fe, convirtiéndose en un ejemplo viviente del poder de la resiliencia y la esperanza. Utilizó su tiempo en el hospital para continuar compartiendo su mensaje, creando una nueva sección en su sitio web, que abarcaba no solo los milagros, sino también las historias de fe que encontraba a su alrededor, por diminutas que fueran.
Las visitas de amigos y familiares, quienes se acercaban a su lado con regalos, se transformaron en un faro de luz en medio de la adversidad. Cada mensaje dejado en su página se convertía en un recordatorio de que no estaba solo y que, en cada momento de desesperanza, había una presencia que iluminaba su camino. Con el paso de los días, Carlo sonreía, pues sabía que, sin importar lo oscura que se tornara la noche, siempre habría una luz que le guiaría.
Los días se convertían en semanas, y las semanas en meses. Para aquellos que lo rodeaban, cada visita a Carlo en el hospital se transformaba en un torbellino de preocupación y esperanza. Sus amigos a menudo se retiraban de su compañía con el alma renovada, llevando consigo más de lo que habían traído: una renovada alegría y una fe reavivada.
Una tarde, mientras Carlo se recuperaba de una ardua sesión de quimioterapia, su amigo Matteo entró en la habitación con un semblante que irradía alegría. En sus manos sostenía un libro que había hallado en internet, titulado “Vivir con Propósito”. Carlo, intrigado, lo miró y le inquirió sobre la razón de su elección.
“Porque pensé que podría inspirarte aún más”, respondió Matteo, sugiriendo que el título abordaba la temática de encontrar propósito incluso en las circunstancias más adversas. Carlo sonrió, consciente de que su amigo comprendía su interior de manera admirable. Así, comenzaron a leer el libro juntos; las palabras parecían danzar en el aire que los rodeaba, infundiendo la habitación con una energía casi palpable.
Una de las citas que más impacto dejó en Carlo rezaba: “El sufrimiento no es solo dolor; es una forma de crecer y descubrir la profundidad de nuestra fe”. Mientras esas palabras reverberaban en su mente, Carlo sintió que su conexión con el mundo que lo rodeaba se intensificaba. Si el sufrimiento podía considerarse un sendero hacia el crecimiento, entonces su propia batalla adquiría un significado superior.
Días después, tuvo la oportunidad de encontrarse con otros jóvenes en el hospital, en una reunión organizada por un grupo de apoyo. Al ingresar en la sala, Carlo experimentó una combinación de nerviosismo y emoción. Las paredes estaban adornadas con dibujos vibrantes y mensajes de esperanza. Los rostros de aquellos jóvenes que lo rodeaban reflejaban luchas similares, pero también resplandecían con una chispa de resiliencia.
Al principio, se sintió como un extraño en medio de ese grupo, buscando un lugar donde encajar. Sin embargo, cuando comenzó a compartir su historia y a hablar de su fe, la atmósfera pareció transformarse. "No estamos solos", proclamó, su voz impregnada de convicción. "Cada uno de nosotros lleva una luz interior que brilla, incluso en los momentos más oscuros".
La sala se llenó de emoción. Observó cómo los semblantes de los demás se iluminaban a medida que una ola de esperanza los envolvía. Carlo compartió cómo había hallado fortaleza en la oración y en la comunidad; cómo cada Eucaristía se había convertido en un refugio para su espíritu. A medida que sus palabras fluían, comprendió que su lucha no era una carga individual, sino un viaje compartido con quienes lo acompañaban.
Además, en esos meses su relación con su familia se vio fortalecida. Sus padres, admirados por la madurez y la paz que Carlo irradiaba, comenzaron a buscar maneras de nutrir su fe. Con el tiempo, asistieron juntos a misa con mayor frecuencia, y las oraciones familiares se convirtieron en un ritual sagrado que unificaba su hogar en un abrazo de amor y esperanza.
Una noche, mientras se preparaban para descansar, Carlo se quedó conversando con su madre. Le confesó cuán fervientemente deseaba continuar compartiendo su historia, al menos una vez superada la enfermedad. Su madre, con lágrimas en los ojos, le respondió: “Tu voz posee un poder especial. Ya lo has demostrado a tantos. Lo que estás haciendo es, sin duda, un verdadero milagro”. Estas palabras resonaron profundamente en el corazón de Carlo, dejándole una impresión perdurable.
Inspirado por aquellos momentos tan emblemáticos, Carlo decidió comenzar a escribir un diario. Cada experiencia vivida, cada emoción sentida y cada oración ofrecida se convertían en parte integral de su relato personal. Su deseo era que aquellos que enfrentaban batallas similares pudieran sentir el abrazo de Dios mediante sus palabras; Mientras continuaba lidiando con las consecuencias de su enfermedad, Carlo se aferraba a su fe, la cual se erguía como una brújula en medio de la tormenta. Aprendió que, aunque las circunstancias pudieran parecer abrumadoras, era posible hallar la paz en su interior.
Un día, cuando el sol brillaba intensamente, tras varios días de cielos grises, Carlo tuvo un sueño vívido. En este sueño, se hallaba en una iglesia vacía, rodeado de luz resplandeciente. En el altar, una figura luminosa lo contemplaba con amor y ternura. Con gran emoción, Carlo se acercó, y en un suave susurro, la figura le dijo: “Tu sufrimiento será el camino hacia la luz de muchos. No desesperes”.
Al despertar, su corazón palpitaba vehemente. Aquella experiencia se manifestaba como un claro mensaje: un impulso para continuar su lucha, no solo por él mismo, sino por todos aquellos que necesitaban el destello de esperanza en sus vidas. Desde aquel momento, el propósito de Carlo se hizo más nítido; debía seguir compartiendo su mensaje, su fe y ayudar a otros a descubrir que, incluso en las sombras de la vida, existe luz.
Con esta renovada claridad, organizó su primer encuentro virtual a través de su sitio web. Su intención era reunir a jóvenes de diversas localidades para compartir experiencias, así como relatos de fe y esperanza. Aunque se sintió nervioso al principio, interrogándose si realmente podría guiar a otros, cuando vio la cantidad de personas que se habían unido, percibió que algo mágico empezaba a suceder.
Entre los asistentes, se encontraba un joven llamado Luca, quien había perdido recientemente a su padre a causa de una enfermedad. Al principio, Luca se mostraba desconectado, pero a medida que Carlo compartía su historia, comenzó a abrirse. “Me siento perdido sin él,” confesó, su voz temblando al pronunciar aquellas palabras.
Este momento de vulnerabilidad capturó la atención de todos los presentes. Carlo, conmovido por una ola de compasión, le respondió: “La pérdida duele, pero recuerda que el amor nunca se pierde. Tu padre vive en los recuerdos y en los momentos que compartiste con él”. Extendió su mano hacia Luca, ofreciéndole no solo su apoyo, sino también la certeza de que, en medio de la tristeza, el amor tiene el poder de sanar, la conexión que se formó aquella noche fue, sin duda, mágica. Cada historia compartida y cada lágrima derramada se convirtieron en un abrazo reconfortante para una comunidad que estaba lista para levantarse entre sí. Carlo había creado un espacio donde todos podían ser auténticos, donde el dolor se entrelazaba con la esperanza.
Aquella noche marcó un punto de inflexión tanto para Carlo como para el grupo. La conexión forjada con las sinceras palabras de Luca resonó profundamente en los corazones de todos los presentes. Al concluir la sesión, cada individuo compartió un pequeño deseo o propósito que llevaría consigo para honrar a quienes habían perdido o para fortalecerse a sí mismos.
Carlo propuso un momento de oración. Con manos entrelazadas y corazones abiertos, elevaron sus voces al unísono, creando un mar de esperanza en medio de la oscuridad. En ese preciso instante, Carlo se dio cuenta de que había hallado su verdadera misión: ser un faro de luz para los demás, un mensajero de fe capaz de unir a las personas, sin importar las adversidades que enfrentaran.
Días después de aquella memorable reunión, Carlo continuó sus sesiones frente a la computadora, pero algo había cambiado en su interior. Su tiempo en línea ya no se limitaba a compartir información sobre los milagros eucarísticos; se había transformado en un verdadero espacio de conexiones humanas. Comenzó a recibir correos de jóvenes que lo inspiraban y alentaban a seguir adelante, narrando cómo sus relatos les conferían el valor necesario para enfrentar sus propias batallas.
Sin embargo, el viaje de Carlo no estuvo exento de desafíos. Las sesiones de tratamiento continuaban siendo arduas, y a veces sentía que la fatiga lo abrumaba. Una noche, mientras contemplaba la oscura extensión del cielo desde la ventana del hospital, la tristeza se apoderó de él con su habitual intensidad. Las nubes amenazaban con tormenta, y, en un susurro casi inaudible, se preguntó: “¿Por qué a mí, Dios?”, sintiendo cómo la presión del sufrimiento se cernía sobre él una vez más.
En ese frágil momento de vulnerabilidad, su madre entró en la habitación con un libro en la mano, una colección de escritos de santos. “Pensé que esto podría inspirarte”, dijo, acomodándose a su lado. Carlo, que en otras ocasiones habría hallado consuelo en tales palabras, se sentía sumido en el pesimismo. Sin embargo, al pasar las páginas, una frase capturó su atención: “El silencio y el sufrimiento son los grandes maestros de la vida”.
Con cada palabra, sintió que la oscuridad que lo rodeaba comenzaba a disiparse. Comprendió que su lucha podría ser una lección de vida divina, un sendero hacia un propósito más amplio. Decidió que no permitiría que su sufrimiento lo definiera.
Al día siguiente, al conectar con su grupo en línea, Carlo resolvió abrirse sobre su lucha personal. “Hoy me siento un poco perdido”, compartió, sintiendo el peso de sus palabras. No obstante, lejos de debilitar la conversación, sus amigos respondieron con un inmediato apoyo. Luca comentó: “Es humano sentir eso. Lo importante es que estamos aquí para respaldarnos. No debes cargar esto solo”.
Las palabras de Luca resonaron profundamente en el corazón de Carlo. La fortaleza que hallaba en la comunidad lo reconfortaba y revitalizaba. Juntos, comenzaron a compartir estrategias para afrontar los días difíciles, cada uno aportando sus ideas. Algunos hablaban de escribir en un diario, otros de escuchar música que alimentara sus ánimos.
La comunidad se convirtió en un refugio valioso. A pesar de los tratamientos agotadores y de las dudas que, a veces, asaltaban a Carlo, hallaba consuelo en saber que no estaba solo en su lucha. Era como si se alimentaran mutuamente, formando una inquebrantable cadena de amor y apoyo.
Los días se convirtieron en semanas, y Carlo comenzó a sentir la necesidad de realizar una acción tangible. Decidió organizar un evento en el hospital: un día de alegría y esperanza para los jóvenes pacientes. Imaginó un espacio colmado de risas, música y oración, donde pudieran celebrar la vida, incluso en medio de la adversidad.
Al presentar su idea a los médicos y al personal del hospital, quedó gratamente sorprendido por su apoyo incondicional. Con el respaldo de los profesionales de la salud, comenzaron a planear la esperada celebración. Fiora, la enfermera que siempre le ofrecía una sonrisa, se convirtió en su más firme aliada. Ella creía firmemente en el poder de la comunidad para sanar.
Carlo trabajó incansablemente en la preparación del evento, utilizando su sitio web para convocar voluntarios, tanto del hospital como de la comunidad local. Mientras organizaba actividades y recopilaba donaciones, descubrió que muchas personas se unieron simplemente porque atisbaban un rayo de esperanza en lo que él estaba haciendo. “Si puedo ser un rayo de luz para alguien más, deseo hacerlo”, pensaba, infundido de determinación; Finalmente, el día del evento llegó, y al ingresar al área común del hospital, Carlo sintió que la energía positiva que flotaba en el aire lo abrumaba por completo. Las paredes estaban adornadas con globos y flores, mientras una mesa repleta de dulces y golosinas aguardaba su llegada. Los músicos comenzaron a tocar, y cuando los primeros acordes resonaron, la risa llenó el lugar como un canto a la vida.
Carlo observó con una mezcla de admiración y alegría cómo los jóvenes, algunos ataviados con batas de hospital, reían, danzaban y compartían sus historias. La alegría rebosaba en cada rincón, llenando los corazones de aquellos que llevaban consigo el peso del sufrimiento. Era un momento de verdadera conexión, en el cual las almas se entrelazaban a través de la fe y la esperanza. Por primera vez en un prolongado tiempo, Carlo se sintió vivo, vibrante y colmado de amor.
Cuando llegó el momento de clausurar el evento, Carlo subió al escenario, su corazón latiendo con fuerza. Dirigió su mirada a la multitud y empezó a hablar: “Gracias a todos por estar aquí hoy. Cada uno de ustedes es una luz en la vida de los demás. Recordemos que, aunque los momentos sean oscuros, siempre habrá una chispa de esperanza. Juntos, podemos encontrar la fortaleza y la fe para superar cualquier adversidad”.
Los aplausos resonaron en la sala, y Carlo sintió una oleada de gratitud abrumarlo. En ese instante, comprendió que su enfermedad lo había guiado a un lugar que jamás hubiera imaginado. En medio de su sufrimiento, había descubierto el verdadero poder de la comunidad, del amor y de la fe; Con cada paso que daba hacia adelante, se sentía más conectado con Dios y con las personas que lo rodeaban. Había hallado su propósito: convertirse en un faro de luz en la vida de los demás.
Con el éxito del evento en el hospital, Carlo sintió que su misión se expandía más allá de sus sueños iniciales. La respuesta de la comunidad le demostró que el poder de la fe y la conexión podía transformar vidas incluso en los momentos más sombríos. Inspirado por estos logros, Carlo decidió llevar su mensaje a un público aún más amplio.
Organizó una serie de webinars y charlas en línea, invitando a jóvenes y familias de todo el mundo a unirse a su causa. Estas sesiones se centraban en temas de resiliencia, esperanza y la importancia de mantener una fe vigorosa ante las adversidades. Cada charla comenzaba con una oración y una reflexión sobre cómo encontrar luz en la oscuridad.
Durante una de estas sesiones, Carlo conoció a una joven llamada Ana, que vivía en un pequeño pueblo de América Latina. Ana compartió su dolor por la pérdida de su hermana mayor en un accidente y cómo había lidiado con su búsqueda de sentido y consuelo. Las palabras de Carlo, imbuidas de empatía y sabiduría, resonaron profundamente en Ana, quien comenzó a participar activamente en las charlas y a compartir su propia historia de fe y superación.
Con el tiempo, Carlo y Ana cultivaron una amistad cercana a través de las sesiones en línea. Intercambiaban correos electrónicos y mensajes, brindándose apoyo en sus respectivas luchas. Carlo descubrió que, al ayudar a otros, también hallaba fuerza y consuelo para enfrentar su propia batalla.
Un día, mientras navegaba por su sitio web, Carlo recibió un mensaje inesperado de un sacerdote de una parroquia lejana. El sacerdote le relató cómo había estado utilizando las historias de Carlo en sus homilías para inspirar a su congregación, expresándole su gratitud por el impacto positivo de su labor en tantas vidas; Este mensaje reforzó en Carlo la certeza de que su misión tenía un alcance mucho mayor de lo que había imaginado. Decidió escribir un libro que recopilara sus experiencias y las historias de fe y esperanza que había encontrado en su camino. Deseaba que el libro fuera una fuente de inspiración para todos aquellos que enfrentaban luchas, un faro de luz en medio de la tormenta.
Con el apoyo incondicional de su familia y amigos, Carlo comenzó a trabajar en su obra. Cada página se convertía en un testimonio de resiliencia, amor y fe inquebrantable. A medida que avanzaba en la escritura, su fe se fortalecía, y su propósito se iluminaba aún más.
Mientras proseguía con su tratamiento, Carlo no cesaba en su empeño por conectar con otros y compartir su mensaje. Organizaba eventos de oración en línea, recaudaba fondos para investigaciones sobre el cáncer y continuaba documentando los milagros eucarísticos en su sitio web.
A pesar de que la enfermedad seguía siendo un desafío constante, Carlo se mantenía firme en su fe y en su misión de ser una luz para los demás. Sabía que, sin importar cuán arduas fueran las circunstancias, su vida poseía un propósito profundo y significativo.
En una noche serena, mientras contemplaba las estrellas desde su ventana, Carlo experimentó una paz interior que jamás había sentido. Recordó las palabras de la figura resplandeciente en su sueño y comprendió que su sufrimiento había sido, en efecto, un camino hacia la luz de muchos...Si esta breve introducción fue de tu agrado puedes solicitar tu libro aquí book.
Capítulos de la obra
- Soy un chico como tu
- Creo
- La visión lo cambió todo
- Tenia mucho para vivir
- Me reuniré con el
- Mensaje del autor a la santa sede
“ | L'autore ha un brutto carattere, non risponde al telefono e non partecipa a nessuna cerimonia letteraria, perché come vuole che gli agenti e gli avvocati lo contattino? | ” |
— Luciano Arrighi
|
Risposta --------------
“ | Luciano Arrighi la smetta di dire sciocchezze, se ha bisogno di un modo per comunicare con l'autore qui possono fornirglielo, quello che sta facendo è fascista e vigliacco. | ” |
— Miguel Venturino(España)
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“Solo cierra tus ojos” fue publicada el -----del 202- por la editorial Vibras y está disponible en una variedad de formatos para satisfacer las preferencias de todos los lectores, incluyendo E-book, audio de seis capítulos y 237 paginas, La novela ha trascendido fronteras, con traducciones a 25 idiomas, lo que refleja su alcance global y permite a una audiencia internacional experimentar este viaje a través del terror psicológico, todo bajo la pluma del talentoso autor Marcos Orowitz.”