Ilustración de Felicitas Kuhn
Caperucita Roja es un cuento popular alemán recopilado por los hermanos Grimm, que escucharon de Jeanette Hassenpflug.
Antecedentes[]
Charles Perrault publico el cuento por primera vez en 1697 en su colección Cuentos de antaño. Esta versión presenta una diferencia significativa con la que los hermanos Grimm publicarían posteriormente, y es que Perrault finaliza el cuento con el lobo comiéndose a Caperucita, mientras que los hermanos Grimm, en lugar de acabar su cuento allí, incluyen al personaje del cazador para que rescate a la niña y a la anciana, y posteriormente ellas dos se valgan solas cuando vuelven a encontrarse frente a la misma amenaza.
Sinopsis[]
Una niña recibe de regalo de su abuela una caperuza de terciopelo rojo, que como lleva puesta a todas partes, se gana el apodo de Caperucita Roja. Un día su madre la manda a casa de su abuela, que está enferma, a llevarla un trozo de pastel y una botella de vino, para que se recupere. Para ir allí la niña tiene que atravesar el bosque, ya que la abuela vive a media hora del pueblo. Por el camino se encuentra con un lobo, que la pregunta a dónde va, y la niña, que no sospecha nada malo del animal, se lo dice. El lobo la pregunta entonces a la niña dónde vevie su abuela, y Caperucita se lo explica. El lobo, para adelantarse, convence a Caperucita para que se distraiga por el camino, desviándose del sendero para recoger un ramo de flores para su abuela, mientas que él va directamente a casa de la anciana.
El lobo llama a la puerta, haciéndose pasar por Caperucita, y la abuela le pide que abra la puerta él mismo, ya que ella esta demasiado débil para levantarse de la cama. El lobo entra y sin decir palabra alguna va directo a la cama de la abuela y se la come de un bocado. Después de comerse a la abuela, el abuelo se pone su cofia y su camisón, se mete en la cama a esperar a Caperucita y corre las cortinas. Caperucita no viene hasta más tarde, cuando después de recoger tantas flores que ya no puede coger más se acuerda de ir a casa de su abuela. Al llegar se encuentra que la puerta está abierta, y mientras entra siente que algo no va bien. Caperucita corre las cortinas de la cama y ahí encuentra a su abuela, ocultando su rostro bajo la cofia. A la niña le resulta extraño, y no puede evitar comentar lo grandes que son sus orejas, que la abuela responde que son para oírla mejor. Después comenta lo grandes que tiene los ojos, y el lobo disfrazado responde que son para verla mejor. Luego comenta lo grandes que tiene las manos, y el lobo responde que son para cogerla mejor. Por último Caperucita comenta la boca tan grande que tiene, y el lobo, tras responder que es para comérsela mejor, salta de la cama y devora a la pequeña de un bocado.
Ilustración de Arthur Rackham
Tras saciar su apetito, el lobo se vuelve a meter en la cama y se duerme, roncando tan fuerte que, cuando un cazador pasa cerca de la casa, al oír los ronquidos cree que es la anciana, y preocupado de lo que la pueda pasar para roncar tan fuerte, entra para ver que la ocurre, y encuentra al lobo yaciendo en la cama en lugar de a la anciana. El cazador, que llevaba tiempo buscando al lobo, decide aprovechar la ocasión para acabar con él de una vez por todas y se pone a cargar su escopeta, cuando de pronto se da cuenta de que el lobo podría haberse comido a la anciana, y que tal vez aún podía salvarla. Así que, en lugar de disparar, coge unas tijeras y raja la barriga del lobo. Sale primero Caperucita, comentando lo oscuro que estaba el interior de la barriga del lobo. Después sacan a la abuela, aún viva, pero por poco. Caperucita va a por unas piedras, con las que llenan la barriga del lobo. Cuando el lobo despertó, trato de escapar, pero las piedras en su barriga pesaban tanto que se cayo y murió. El cazador desolla al lobo y se lleva la piel a su casa, la abuela se toma el pastel y el vino que Caperucita le había traído y se recupero, y Caperucita aprendio la lección de no volver a desviarse del camino.
Otra vez que Caperucita fue a casa de su abuela a llevarla unas pasas, se encontró a otro lobo por el camino, pero esta vez había aprendido la lección, por lo que la niña ignoro los intentos del lobo para convencerla de que se desviara del sendero y va directamente a casa de su abuela, a quién cuenta el encuentro que tuvo con el lobo. La abuela cierra la puerta, por si viene el lobo, para que no pueda entrar, y al rato se presenta el lobo y trata de hacer que la abuela le abra haciéndose pasar por Caperucita, pero ni la abuela ni la nieta le abren la puerta. El lobo comienza a rodear la casa, hasta que decide subirse al tejado y esperar a que se haga de noche para que, cuando la niña salga para volver a su casa, seguirla y comérsela. Pero la abuela, que ya se imagina los planes del lobo, manda a Caperucita a llenar una gran artesa de piedra con el agua en la que había cocido las salchichas el otro día. Una vez que Caperucita ha llenado la artesa entera, el lobo huele el olor a salchichas y se asoma, pero resbala y cae en la artesa, dónde muere ahogado. Como el peligro ya ha pasado, Caperucita regresa tranquila a casa.
Galería[]
Adaptaciones[]
Ver también[]
- El lobo y los siete cabritillos, cuento popular alemán recopilado por los hermanos Grimm.