Los tres pelos de oro del diablo (en alemán: Der Teufel mit den drei goldenen Haaren) es un cuento alemán recogido por los hermanos Grimm, siendo el número 29. Se incluye en la clasificación Aarne-Thompson en el tipo 461, Los tres pelos del diablo, y 930, La profecía de que un niño pobre se casará con una chica rica.
Argumento[]
Una pobre mujer dio a luz a un hijo con un saco amniótico, lo que fue interpretado en el sentido de que se casaría con la hija del rey a los catorce años de edad. El malvado rey, al oír esto, visitó a la familia y los persuadió para que le permitieran llevarse al niño y lo criara en el castillo. Los padres, confiando en la buena suerte de su hijo, aceptaron. En lugar de cumplir su promesa, el rey puso al niño en una caja y tiró la caja al agua, por lo que no iba a crecer para casarse con su hija. En vez de hundirse, la caja se desvió hacia un molino, donde fue encontrado por un molinero y su esposa. Los dos decidieron criar al niño.
Catorce años más tarde, el rey pasó a visitar el molino sin darse cuenta. Al ver al niño, el rey preguntó al molinero si él era su padre, quien luego explicó la historia de cómo él y su esposa llegaron a adoptar al niño. Impresionado, el rey ideó una forma de librarse del niño de una vez por todas. Él dio al joven una carta sellada y le dio instrucciones para entregarla a la reina. En el interior, la carta ordenaba que el chico fuese matado y enterrado una vez que llegase. En su camino a entregar la carta, el chico buscó refugio en la casa de una anciana por la noche. A pesar de sus advertencias de que los ladrones frecuentaban la casa, el niño se durmió, alegando que no podía caminar más. Cuando llegaron los bandidos, leyeron la carta y se apiadaron del chico. Sin despertarle, le pusieron una nueva carta en su lugar, que dictaba que el niño debía casarse con la hija del rey a su llegada. Cuando llegó la mañana, la anciana le indicó la dirección del castillo y él siguió su camino.
La boda procedió, y cuando el rey regresó, envió al niño para viajar al infierno y regresar con tres pelos de oro del diablo, en otro esfuerzo para librarse de su nuevo yerno.
El chico se enfrenta a tres preguntas en su viaje, a medida que viaja entre dos ciudades y otro lado del río. Al pasar por cada uno, se le pide decir lo que sabe. El niño responde tres veces, "Lo sé todo." Se le preguntó entonces por qué de la primera ciudad, de la que una vez brotaba vino de la fuente, ya no dispensaba ni siquiera agua. En la segunda ciudad, se le pregunta por qué un árbol de manzanas de oro dejaba de producir hasta hojas. Cuando llegó al transporte exclusivo a través del río, el barquero le pregunta por qué siempre tiene que remar hacia atrás y adelante, y no es libre de hacer lo contrario. Para cada pregunta se responde: "Usted lo sabrá, pero solo cuando yo vuelva."
El muchacho encuentra la entrada al infierno en el otro lado del río y, al entrar, solo encuentra la abuela del diablo. Él le dice lo que quiere, y ella le promete ayudar a conseguirlo, convirtiéndole en una hormiga y escondiéndolo en los pliegues de la ropa. El diablo regresa y, a pesar de oler la carne humana en el aire, se sienta, come y bebe. Una vez que lo termina, él posa su cabeza en el regazo de su abuela y cae en un sueño de embriaguez. Arranca un pelo de oro de la cabeza tres veces, lo que le hace despertar después de cada pelo recogido. Habiendo asumido que el dolor era parte de sus sueños, relata sus visiones a su abuela- un pozo seco en la plaza de una ciudad con un sapo debajo bloqueando el flujo del líquido, un árbol que no deja brotar fruta debido a un ratón que roe en su raíz, y un barquero que se puede liberar simplemente colocando su remo en las manos de otro hombre en la orilla del río.
A la mañana siguiente, una vez que el diablo había salido de la vivienda una vez más, el muchacho se transformó de nuevo en su antiguo ser. Dando las gracias a la mujer, se llevó los tres pelos de oro y se dirigió a casa. Al pasa una vez más por el río y las dos ciudades, divulga las respuestas que había oído del Diablo por hablar de la noche. Cada pueblo le da un par de asnos cargados de oro, que lleva de nuevo con él al castillo. El rey, satisfecho por el regreso del muchacho con tal riqueza, le permite vivir en paz con su esposa. Indaga sobre el origen de la riqueza que adquirió, con la esperanza de encontrar algo para sí mismo. El muchacho le dice que el oro se encuentra al otro lado del río.
La historia termina con el rey cruzando el río con el barquero, que le entrega el remo al llegar al otro lado, lo que le condena a una vida de transportar a los viajeros de un lado a otro para siempre.