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Archivo:Parmetella.jpg

Ilustración de Warwick Goble

El tronco de oro es el cuarto cuento de la quinta y última jornada de Il Pentamerone de Giambattista Basile.

Sinopsis[]

Un giardinoere molto povero ha tre figlie e nessuno compra un maialino da latte per prendersi cura di lui. Le due figlie più grandi, Pascuzza e Cice, Pappagallo su un bellissimo prato, ma non lascia il pappagallo sorella minore, Parmetella, vada con loro, quindi la ragazza deve portare il suo maiale a pascolare nella foresta. Lì trova un albero, di cuochi sono foglie d'oro, accanto a fontana, e arriva una figura, che lo porta a casa e mostra suo padre, che vende la figura per venti ducati.

Parmetella regresa al bosque a por más hojas y su familia se va volviendo cada vez más rica, pero llega un momento en que el árbol se queda sin hojas y de sus ramas ya no brotan más, pero como el tronco también es de oro Parmetella lo corta para llevárselo a casa y venderlo. Cortado el tronco, la muchacha descubre una escalera, por la que desciende y recorre una gruta subterráneo, cuya salida al exterior es a un hermoso valle con un precioso palacio en medio. Parmetella entra en el palacio, y al ver una mesa puesta y darse cuenta del hambre que tiene, se sienta a comer. Mientras come aparece ante ella un apuesto esclavo, quién la dice que quiere tomarla por esposa, prometiendo hacerla la mujer más feliz del mundo. Parmetella acepta al propuesta del esclavo y se queda a vivir con él en el palacio.

Durante las noches, el esclavo le pide a Parmetella que no encienda luz alguna. Una noche decide no obedecer la orden y enciende un fósforo. El joven se despierta, y al ver que Parmetella ha violado la prohibición de encender luces durante la noche, maldice a la muchacha y la echa del palacio, pues por su culpa ahora debe permanecer otros siete años hechizado. Parmetella se marcha con la cabeza baja, y al salir de la gruta se encuentra con un hada, quién le cuenta como puede remediar su estropicio. Para ello Parmetella necesita gastar siete pares de zapatos de hierro que el hada le entrega. Cuando por fin haya desgastado el último par se encontrara con siete mujeres hilando en un balcón, con los husos atados a huesos humanos. Lo que Parmetella tendrá que hacer entonces es sustituir uno de los husos por un higo bañado en miel. Al probarlo, las mujeres querrán que la muchacha se muestre, pero ella no debe hacerlo, por mucho que insisten y juren, hasta que prometan no comérsela si Dios las guarda de Rayos y Truenos.

Pasados siete años Parmetella por fin gasta los siete pares de zapatos de hierro, y encuentra el balcón con las siete mujeres hilando con los husos atados a huesos humanos, tal y cómo el hada le había dicho. Parmetella sigue las instrucciones del hada, y todo sale como le había dicho, pero cuando por fin se muestra, las siete hilanderas la reconocen como la causante de que su hermano se haya pasado hechizado otros siete años más, y la dicen que en cuanto su madre llegue, que no ha realizado el mismo juramento que ellas, se ocupara de darla su merecido. Parmetella se esconde en la artesa y cuando la madre llega, la tira de sus enormes pechos por atrás, negándose a soltarla hasta que no haga el mismo juramento que hicieron sus hijas. La ogra así lo hace, pero no tarda en buscar tareas para asignarle a la muchacha que sean imposibles de cumplir, para así tener una excusa para comérsela.

La primera tarea es separar un montón de habas, arroz, garbanzos, altramuces, guisantes, lentejas y alubias antes de la noche, pero en cuanto la ogra deja sola a Parmetella aparece el esclavo que vivía en el castillo, que no era otro que Rayos y Truenos, y hace aparecer unas hormigas que dividen el montón en montículos por tipo, sin que se mezcle ninguno, todo antes de que caiga la noche y vuelva la ogra, quién al ver los montones sospecha que su hijo ha ayudado a la muchacha, pero al no tener pruebas, no le queda más que esperar a que Parmetella falle en la siguiente prueba, que consiste en rellenar de plumas doce colchones antes de que caiga la noche. Rayos y Truenos vuelve a aparecer cuando si madre ya se ha ido, y le dice a Parmetella que se quiere los dos colchones llenos solo necesita echarse a llorar diciendo que ha muerto el rey de los pájaros. Cuando hace esto todos los pájaros se presentan y llenan los dos colchones antes de que se ponga el sol. La ogra vuelve a sospechar de que su hijo la ha ayudado al ver los dos colchones rellenos, pero como no tiene pruebas que confirmen sus sospechas, no puede hacer nada.

La ogra envía a Parmetella a casa de su hermana para pedirle instrumentos para la boda de Rayos y Truenos, pero también le da a su hermana sin que la muchacha lo sepa instrucciones de matarla en cuanto se presente en su casa, pero Parmetella se encuentra por el camino con Rayos y Truenos, quién la advierte de los planes de su madre y la entrega pan, para que el perro que se encuentre al llegar a casa de la tía no la muerda; paja, para que el caballo no le de coces; y una piedra, para acuñar la puerta y que no le de portazos. Después, cuando suba al piso superior, se encontrara con una ogra que tiene a un bebé en brazos, que le pedirá que lo coja mientras ella va a afilarse los dientes, aunque la excusa que pondrá a Parmetella, es que va a buscar los instrumentos. Los instrumentos están en una caja detrás de la puerta, que Parmetella tiene que coger después de arrojar el bebé al horno encendido, y no abrir en ningún momento.

Parmetella huye con la caja, y la ogra ordena a la puerta, el caballo y el perro que la detengan, pero ninguno obedece, debido a lo bien que les ha tratado a todos. Cuando ya está lo bastante lejos, abre la caja, y los instrumentos escapan, y no consigue devolverlos a la caja hasta que Rayos y Truenos no aparece. Mientras la prometida de Rayos y Truenos ya ha llegado. Durante el banquete, la ogra sienta a Parmetella a orillas de un pozo, con el objetivo de que, si le entra sueño, se caiga para atrás y acabe su vida en el fondo del pozo. En cierto momento de la cena, Rayos y Truenos propone a Parmetella que le de un beso, pero ella se niega a dárselo. La novia llama a Parmetella desgraciada por rechazar el bes de un joven tan apuesto, mientras que ella una vez se dejo besar por un ovejero por dos castañas, anécdota que no es del agrado de Rayos y Truenos. Cuando la prometida vuelve a sacar la anécdota, la degolla y tomo por esposa a Parmetella.

A la mañana siguiente la ogra sube esperando encontrarse a su hijo en brazos de la prometida que había escogido para él, pero cuando se encuentra en su lugar a Parmetella corre a casa de su hermana a pedirla ayuda para deshacerse de la muchacha de una vez por todas, pero su hermana también ha muerto quemada, del dolor por perder a su bebé en el horno. Desesperada, la ogra se convierte en carnero y se da de cabezazos contra la pared hasta abrirse la cabeza.

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