Al llegar los españoles a América, las dos culturas precolombinas que sobresalen por su riqueza en costumbres, su organización y sus testimonios literarios: la literatura náhuatl perteneciente a los pueblos del Valle del Anáhuac y la maya perteneciente a los de la Península de Yucatán y Guatemala.
La literatura, náhuatl abarcaba todos los aspectos de la vida, pues tenía como fin retener de memoria todo el saber acumulado por las generaciones anteriores, tanto ideas religiosas, mitos, rituales, adivinaciones, como cuestiones de medicina, historia y derecho; además comprendía una gran parte de oratoria, de poesía épica y lírica. La prosa era utilizada para la elaboración de discursos didácticos, narraciones míticas y relatos históricos; y el verso, para los poemas religiosos o profanos.
El nombre mismo del poeta, cuicani, que significa "el cantor", indica que poema y canto eran sinónimos, ya que el poema siempre debía ser cantado o recitado acompañado de instrumentos musicales. El estilo oratorio y poético estaba caracterizado por el uso recurrente de figuras tales como los paralelismos fonéticos, las semejanzas, las alteraciones y la unión de dos palabras para crear un binomio, así como por el empleo de metáforas muy elaboradas.
Esta literatura también distinguía cierto número de géneros. En primer término, el teocuicatl, canto divino o himno, su estilo está sobrecargado de alusiones esotéricas y metáforas; trataban temas religiosos y no sólo debían ser cantados sino también representados. Otros himnos más simples se reducían a repetir fórmulas mágicas o conjuros. Los demás poemas eran clasificados de acuerdo a su tema y a su origen. Así se tenían cantos guerreros, cantos floridos y maliciosos, poemas de primavera, etcétera. Algunos de estos eran verdaderas leyendas como el canto de Quetzalcóatl.
Finalmente se encuentran también elementos de un arte dramático en las piezas en las que hay al mismo tiempo recitaciones, cantos, danzas y música donde actores disfrazados personificaban a los héroes históricos o míticos y entablaban diálogos.
Por otro lado está la literatura maya, dentro de la cual sobresale el Popol Vuh o Libro del Consejo, correspondiente al pueblo quiché, obra narrativa que contiene el concepto de origen para aquella cultura y en la que intervienen seres sobrenaturales, bestias y fuerzas cósmicas. Aunque esta obra es la más representativa también dejaron testimonios en teatro con el Rabinal Achí. Otros escritos importantes son los que conforman los libros del Chilam Balam; la mayor parte de estos textos son de género místico, otros contienen síntesis de relaciones de hechos con sentido religioso. La última parte del manuscrito consiste en la transcripción de las profecías atribuidas al sacerdote Chilam y a otros más.