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Revisión actual - 02:17 15 may 2021
Las aventuras de Tom Bombadil y otros poemas del Libro Rojo es un conjunto de poemas sobre la Tierra Media, escrito por J.R.R. Tolkien, que se encuentran dentro del libro “Cuentos desde el Reino Peligroso”. Si bien se lo conoce simplemente como Las aventuras de Tom Bombadil, solamente dos de los poemas que se incluyen en este libro tratan sobre ese personaje, el resto de los versos son cuentos de hadas o parte del bestiario de la Tierra Media escrito a modo de poema.
Los poemas que en él se encuentran son:
Las aventuras de Tom Bombadil[]
Este poema, que comienza con una descripción de Tom Bombadil al igual que se nos presenta al personaje en El Señor de los Anillos, cuenta cómo Tom Bombadil conoció a Baya de Oro, y de sus constantes encuentros con personajes como El Viejo Hombre Sauce o los Tumularios, a quienes siempre derrota con el poder de su voz.
El paseo en bote de Tom Bombadil[]
En este poema se relata uno de los tantos paseos de Tom Bombadil por del río Tornasauce mientras se va encontrando con animales del bosque que mantienen conversaciones con él a través de su viaje, que más tarde desemboca en el río Brandivino, por donde seguirá hasta llegar a la casa del granjero Maggot.
Errabundo[]
Trata sobre un viajero que tiene la misión de entregar un mensaje, pero que por las aventuras que corre en su viaje olvida su misión y se marcha errando por el mundo. El poema se centra en describir los elementos que utiliza para forjar sus armas y armadura y relata como el viajero enfrentó elfos, moscas-dragón, avispones, abejas y zumbacuernos y los venció a todos. Finalmente, cuando ya ha vencido a todos sus enemigos, recuerda su misión y se marcha a entregar el mensaje.
La princesa Mee[]
El poema comienza describiendo la vestimenta de la princesa élfica, mientras ella danza en un lago. Al ver su propio reflejo en el lago, la princesa Mee cree que se trata de otra princesa que está invertida, la princesa Shee. Lo interesante de este poema es como los versos que describen a la princesa Mee y los que describen a la princesa Shee son los mismos solo que invertidos entre si.
El hombre de la Luna se acostó tarde[]
Este poema es el que canta Frodo mientras se está hospedando en El Poney Pisador, se trata sobre una posada, con un gato borracho que toca el violín, un alegre perro que se ríe de cualquier broma y una vaca que se enloquece con la música y baila en la hierba, a la que una noche bajó el Hombre de la Luna a tomar cerveza.
El hombre de la Luna descendió con premura[]
En este poema el hombre de la Luna, aburrido del color blanco de la Luna decide bajar a la Tierra para poder disfrutar de la comida, el fuego y de los cantos de los hombres, pero al llegar solo encuentra cenizas en lugar de fuego, los ronquidos de la gente durmiendo en lugar de cantos y una sopa glacial de hace dos días en vez de los manjares que se esperaba.
El troll de piedra[]
Este poema es el que recita Sam cuando los cuatro hobbits y Aragorn se encuentran con los tres trolls convertidos en piedra en el bosque de los trolls. Cuenta sobre un troll que estaba sentado comiendo un hueso cuando de pronto se apareció por allí un personaje llamado Tom. Este se percata de que el hueso que el troll está mascando es el de su tío ya muerto hace mucho y decide patear al troll, pero la piel de un troll es tan dura como la piedra y es más el daño que se hace Tom en su pierna, desde entonces Tom anda siempre cojeando mientras que el viejo troll sigue mascando su hueso.
Perry Guiños[]
Se trata sobre un troll solitario pero bueno, que no come carne y que prepara deliciosos guisos, y que quiere hallar un amigo, pero que todos al verlo sale huyendo. Finalmente logra hacerse amigo de un hobbit llamado Perry Guiños con quien comparte su cena. Luego de eso el troll se hace famoso por la comida que prepara.
Maulladores[]
Los maulladores son peligrosas criaturas muy similares a los tumularios, que viven en ciénagas y que se alimentan de los desafortunados aventureros que vagan por sus tierras.
Olifante[]
Es el poema que Sam recita al ver un Olifante en Ithilien, no es mucho más que la descripción de un olifante en primera persona.
Fastitocalón[]
Visitar Fastitocalón.
Gato[]
Este poema se centra en la comparación de un gato con los grandes depredadores de la selva y la sabana que también son felinos como el tigre, el león o el leopardo.
La novia-sombra[]
Trata sobre un hombre que vivía inmóvil como una estatua sin proyectar sombra. Pero un día en el que una dama vestida de gris llegó, su hechizo se rompió y él se liberó. Al instante la abrazó y sus sombras se fundieron en una sola. Desde entonces una vez al año ellos regresan y danzan arrojando una sola sombra.
El tesoro[]
Este poema se centra en la obsesión por un tesoro que llevó a la ruina a reyes, élficos y enanos, dragones y a poderosos guerreros que sucumbieron por culpa de la codicia y la locura que el tesoro generaba en su mente.
La campana de mar[]
En este poema el protagonista, en primera persona, encuentra una ostra mientras camina por la playa. Al acercarse la ostra al oído escucha el sonido de puertos lejanos. De pronto descubre un bote en el que se embarca hacia tierras lejanas. Una vez allí oye el sonido de música y voces a lo lejos, pero al acercarse al lugar todos huyen de él. Entonces trepa una elevación y se autoproclama el señor de esas tierras. Luego de eso una oscura nube se acerca cegándolo al instante. El personaje huye tropezando por su ceguera hasta tumbarse bajo un árbol, en donde permanece un año y un día hasta que su ceguera se va. Entonces comienza de nuevo su huida hacia el mar, perseguido por la nube oscura. Finalmente llega a su bote y regresa a sus tierras, pero el paso del tiempo lo ha cambiado y al final del poema acaba caminando por las calles como un mendigo hablando consigo mismo.
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Trata sobre una mujer llamada Fíriel que, desde las costas, divisa cómo el último navío de los elfos se dirige hacia el mar. Ella les pregunta hacia donde van y ellos responden que van hacia el hogar de los elfos más allá de las tierras mortales, y la invitan a ir con ellos pues queda sitio en su barco. Pero cuando ella intenta acercarse sus pies se hunden en la arena y la nave se aleja. Desde el barco los elfos la escuchan lamentarse: “No puedo partir. Yo soy hija de la Tierra”. Finalmente Fíriel se queda en las tierras mortales y vuelve a su trabajo, a paso cansino.
