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La cierva encantada es el noveno cuento de la primera jornada de Il Pentamerone de Giambattista Basile.

Sinopsis[]

El rey Innanone de Longa Pergola quiere tener hijos, pero por más que imploré a los dioses, su esposa no se queda embarazada. Un día un anciano mendigo se presenta ante su puerta, rogando hospitalidad, pero el rey se la niega. Cuando el anciano le pregunta por qué, el rey dice que, tratando de ser generoso con todo el mundo para ver si le bendecían con un hijo, vio que solo se aprovechaban de él, y que aquella generosidad no daba ningún resultado, por lo que decidió cerrar sus puertas a los pordioseros. El mendigo le dice entonces al rey que conoce el remedio para la infertilidad de su esposa, y el rey promete la mitad de su reino a cambio. La reina ha de comer e corazón de un dragón marino cocinado por una muchacha virgen. El rey manda enseguida que se busque al dragón marino, y en cuanto lo capturan le arrancan el corazón y se lo dan al rey. La muchacha virgen es encerrada en una habitación sola para que prepare el corazón, pero su magia es tan potente que solo con el olor que desprende ella también se queda embarazada, al igual que la reina tras comérselo.

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Ilustración de Warwick Goble

A los cuatro días tanto la reina como la doncella dan a luz a un niño, como si hubieran transcurrido nueve meses. El príncipe recibe el nombre de Fonzo, y el hijo de la doncella Canneloro. A pesar de haber nacido de madres distintas los dos niños son tan idénticos entre sí, y resulta casi imposible distinguirlos, incluso para la propia reina. Los dos niños son además inseparables, hasta el punto de que la reina siente celos de que su hijo muestre más afecto a Canneloro que a ella. Un día los dos muchachos se encuentran fundiendo plomo para hacer perdigones, y Fonzo tiene que dejar solo a Canneloro por un momento. Justo en ese rato que esta ausente su madre aparece y al ver a Canneloro se enfurece tanto con solo verle que le arroja un plomo candente a la cara, hiriéndole en una ceja, por fortuna su hijo vuelve a tiempo y la reina para y se marcha. Canneloro, tratando de coultar la herida a Fonzo, concluye que en ese reino es bienvenido y que lo mejor sería que se marchara. Cuando Fonzo le pregunta a que se debe esa decisión, Canneloro, por no querer revelar las acciones de la madre de su amigo, no le dice cuales son. Antes de que se marche, Fonzo le pide una señal de su afecto, para que así su ausencia le sea más soportable. Cannelora clava un puñal y una espada en el suelo y brotan un manantial y un mirto. Si por el manantial fluyen aguas claras y el mirto está verde, es que está bien; si las aguas se vuelven turbias y el mirto marchito, es que está en problemas; y si tanto el manantial como la planta están secos, es que su vida ha llegado a su fin. Tras haber recibido las instrucciones Fonzo abraza a Canneloro antes de que parta.

En su viaje Canneloro llega a otro reino, en el que se celebran unos torneos por la mano de la princesa, de nombre Fenizia. Canneloro participa y gana a todos sus contrincantes, consiguiendo casarse con Fenizia. Tras unos meses de matrimonio Canneloro decide salir a cazar, y su suegro le advierte que tenga cuidado, pues los bosques del reino están poblados por un ogro que puede cambiar de forma y atrae a sus víctimas a una gruta para devorarlas. Pero el joven va igualmente y se interna en lo más profundo del bosque, dónde se encuentra con una cierva, que no es otra que el ogro disfrazado. Canneloro la sigue hasta una gruta, dónde la cierva logra persuadirle para que deja a sus perros y a su caballo atados y su espada afuera. Una vez dentro de la gruta el ogro recupera su forma original y arrastra al joven a las profundidades para comérselo luego.

Fonzo, en cuento ve las aguas del manantial enturbiadas y el mirto marchito, sin pensárselo dos veces ni avisar a nadie ensilla el caballo, y junto con dos perros parte a ayudarle. Llega a una ciudad que se encuentra de luto, la misma en la que Canneloro se casó con Fenizia, pues todos le han dado ya por muerto. En cuanto le ven todos piensan que es Canneloro, incluida Fenizia. Fonzo lográ averiguar cuál ha sido el destino de su amigo, y al caer la noche, cuando se mete en la cama con Fenizia, para no tocarla coloca una espada entre ambos. A la mañana siguiente Fonzo va al bosque a rescatar a Canneloro con el pretexto de ir de caza, y ni las súplicas de Fenizia o del rey consiguen hacerle cambiar de opinión. Al encontrar las armas, el caballo y los perros de Canneloro frente a la gruta, deduce que su amigo debe de encontrarse ahí dentro, y armado en compañía de sus perros se adentra en la gruta, dónde se encuentra con la cierva, a la que los perros descuartizan. A Canneloro lo encuentra en una fosa junto con el resto de víctimas que el ogro tenía prisioneras. Los dos jovenes regresan a la capital del reino, y Fenizia es incapaz de reconocer cuál de ellos es su marido hasta que ve la cicatriz en la ceja de Canneloro. Tras pasar un mes en el reino de su amigo, Fonzo regresa al suyo.

Traducciones e inclusión en otras colecciones[]

Anne Macdonnell tradujo el cuento al inglés y lo incluyo en la colección The Italian Fairy Book bajo el título The Enchanted Doe.

Adaptaciones[]

El cuento es uno de los tres adaptados en la película El cuento de los cuentos de Matteo Garrone.

Ver también[]

Enlaces externos[]