Será mejor que cierres bien las puertas de tu casa y no permitas que tus hijos se alejen de ti.[]
Es una novela del genero terror psicológico y demonológico escrita por el autor Marcos Orowitz, que también fue adaptada a un cuento para formar parte de la obra El señor de los cuentos.
Pequeño fragmento
pag19—Pedro: "Queridos ciudadanos", hoy nos reunimos en esta plaza para alertar la presencia de una entidad maligna, acechando la ciudad con sed de venganza y muerte, muchos de ustedes habrán escuchado mis historias de poderosas batallas contra los poderes del mal en el pasado, pero esta es sin duda la peor de todas hasta el momento.
— Este ser mitológico y legendario del que estoy hablando y como lo describe la leyenda de nuestra cultura: una especie de duende o espíritu, había desaparecido hace cuarenta años atrás y fui yo quien se encargó de darle muerte arrojándolo al fuego, la primera vez que hizo acto de presencia fue en las inmediaciones del río, y tras algunas apariciones recurrentes a los niños que jugaban en el lugar, exigía a los moradores de aquella época una cabrita negra, para utilizarla como medio de transporte, está solicitud a cambio de permanecer en su mundo y no maldecir a los habitantes de este pueblo.
— Como a nadie le importó satisfacer su demanda, y consideraron llevar al párroco Juan al lugar de los hechos para enfrentar al demonio, todo se volvió un caos y el primero en morir fue el religioso, su cabeza apareció misteriosamente colgada en la puerta de la capilla del pueblo.
— Luego continuaron dos niños que regresaban de la escuela, un recolector de residuos de nombre Pablo y la última víctima fue Matilda, la hija del intendente de esa época el señor Aurelio, sobre está última debo decir lo siguiente.
— Cuando el Pombero acabo con la vida de Pablo Andrada un joven recolector de residuos del municipio, fue cuando en unanimidad se decidió entregar al demonio una cabra negra esperando que la maldición llegará a su fin, ¡y así sucedió! Todo volvió a la calma los vivos lloraron a los muertos y la vida continúo su curso, hasta que un día un cazador furtivo que visitaba nuestro pueblo ingresó al monte con intención de cazar aves y conejos, el tipo desconocía la naturaleza de los hechos ocurridos con anterioridad y cuando se sumergió a las profundidades del monte se encontró con la cabrita negra y sin pensarlo dos veces le dio muerte con munición de escopeta.
— Cuando el Pombero salió de su guarida en busca de su cabra encontró al cazador degollando al animal, entonces se arrojó encima de él logrando cortar con sus garras el rostro, entonces el cazador logro cruzar el río nadando, cosa que el Pombero no puede hacer, de esta manera en cazador entró a un bar en busca de un trago para calmarse y fui yo señores quien lo atendió y escuchó todo lo referente al suceso desafortunado.
— El cazador fue expulsado del pueblo a la brevedad y se le recomendó no volver jamás, mientras tanto la venganza del demonio no se hizo esperar, porque esa misma noche, trepó la pared exterior de la casa del intendente Aurelio, entró a la habitación de su hija y le cortó la cabeza.
— A la mañana siguiente luego de un velorio doloroso, Aurelio ordenó acabar con el fenómeno a como dé lugar, poniendo a disposición de Joaquín padre del desaparecido jefe de policía Ernesto, las armas e insumos necesarios para acabar con el homicida y enviarlo al infierno de dónde escapó.
— Por aquel entonces el destacamento policial estaba compuesto por dos personas, Joaquín jefe de policías y una señora mayor de nombre Herminia quien realizaba tareas administrativas y atendía el teléfono, entonces el ingresó al bar donde yo trabajaba y que pertenecía a mi padre, sabía que los hombres más rudos del pueblo se juntaban en ese lugar a jugar cartas y beber unos tragos, en una charla breve pero contundente logró reunir cuatro hombres: Simón, Santiago, Felipe y yo.
—- Entonces cargados de armas y municiones nos internamos en la profundidad del monte y acampamos allí cuando hicimos contacto con la criatura sé produjo la primer balacera, llevamos al demonio hasta la rivera a metros del rio, y cuando se vio acorralado intentó defenderse incidiendo telepáticamente sobre nosotros, el único perjudicado de ese ataque psíquico fue Joaquín, quien de forma confusa luchó con su fuerza interior para evitar llevar un treinta y ocho especial a su cabeza y volarse la tapa de los sesos, mientras se desarrollaba esa conexión de la muerte, Felipe aprovechó ese instante y disparó su escopeta sobre el Pombero quien recibió el impacto en medio de su pecho y se desvaneció entre la maleza, cuando nos acercamos a su cadáver, el fenómeno aún respiraba, entonces tomé una cuerda que traía conmigo, lo até por completo, encendimos una fogata y mientras esperábamos a qué las llamas crecieran, el Pombero intuyó que lo íbamos a quemar, entonces agonizando comenzó a hablar, cuando lo hizo, ¡debo reconocer que me asustó! Una voz gutural y carrasposa salió del hocico peludo de ese animal y dijo: les voy a dar la oportunidad que yo no tuve, para que se larguen de aquí y no vuelvan jamás.
pag20 Como ninguno de nosotros le contestó, continúo diciendo: ¿ustedes no saben lo que están haciendo, no puedo morir?
Si lo hacen, volveré por cada uno de ustedes y el sufrimiento será peor que la muerte.
— Entonces en ese momento antes de acabar con el demonio, Simón tomó su cámara y nos retrató junto al engendro una y otra vez, fotos que están a su disposición en la pared del bar de mi propiedad.
— Cuando acabó de hacerlo, lo levanté con mis brazos y lo arrojé al fuego, el Pombero comenzó a gemir con grandes alaridos indecibles, que se rompían en el aire como el sonido de muchos animales sufriendo, tuve que tapar mis oídos para evitar que mis tímpanos se rompieran, en el momento que identificamos su muerte, nos relajamos esperando que el fuego lo consumiera por completo, recogimos el cuerpo de Joaquín y lo cargamos en el patrullero para llevarlo al pueblo y brindarle cristiana sepultura, luego de algunas horas cuando ya no quedó nada más que un puñado de huesos carbonizados, arrojamos sus restos al río y salimos de allí.
— y pasaron cuarenta años, sin ningún otro caso semejante, todos los hechos denunciados por las generaciones posteriores fueron puro cuento, personas alimentando la leyenda para atraer a los turistas y esto hasta el día de ayer, cuando nos enteramos que la policía encontró en el rastrillaje las prendas del niño desaparecido de nombre Tomás, entonces sin perder tiempo tomamos la decisión con los mismos protagonistas de antaño y nos sumergimos en el monte pasando la rivera, cuando caminábamos al lugar donde una vez le dimos muerte, el demonio se interpuso en nuestro camino ¡Nos sorprendió! Y luego de una breve discusión, que acabó con un disparo fallido de la escopeta de Felipe, el engendro escapó, se escondió entre la maleza, y la oscuridad de la noche, nosotros fuimos tras él, y cuando escuchamos el ruido de las ramas de los árboles que delataban su presencia apuntamos con nuestra linterna y lo vimos sentado, riéndose de nosotros, entonces tomé una granada y las arrojé sobre él, la explosión fue tan fuerte que nos arrojó hacia atrás, entonces en demonio desapareció entre las densidad del humo de las pólvora, pero en nuestro afán de capturarlo nos sumergimos en la profundidad de la naturaleza y nos perdimos, entonces luego de varias horas, de caminar sin rumbo fijo, logramos retornar, gracias a una vieja brújula que se situaba en la culata de un cuchillo que Felipe traía en su cintura y hoy señores estamos aquí invitando a los hombres y mujeres del pueblo a sumarse a esta expedición de la muerte, con el único propósito de capturar al Pombero y acabar con él antes que continúen desapareciendo niños..."Consigue el libro"
“La cabra negra” fue publicada el 31 de Mayo del 2024 por la editorial Vibras y está disponible en una variedad de formatos para satisfacer las preferencias de todos los lectores, incluyendo E-book, audio y papel de 303 paginas, La novela ha trascendido fronteras, con traducciones a 25 idiomas, lo que refleja su alcance global y permite a una audiencia internacional experimentar este viaje a través del terror psicológico, todo bajo la pluma del talentoso autor argentino Marcos Orowitz.”