Margheritina es un cuento popular italiano recopilado por Domenico Comparetti, que Italo Calvino incluyo en su colección Cuentos populares italianos bajo el título La bambina venduta con le pere (Trad: La niña vendida con las peras).
Sinopsis[]
Un hombre tiene un peral que todos los años le da cuatro cestos de peras, que le entrega siempre al rey, pero un año solo da para llenar tres cestos y medio, así que el hombre mete a su hija más pequeña en el cuarto cesto, escondida debajo de las peras, para hacer bulto. Los cuatro cestos son llevados a la despensa del rey, dónde la niña, como no tiene otra cosa que comer, roe las peras. Cuando los criados encuentran las peras roídas, piensan que deben de ser ratones, y se ponen a registrar la despensa en busca de los roedores, pero en su lugar encuentran a la niña, a la que ponen a trabajar en las cocinas del rey y ponen por nombre Perina (Margheretina en el texto original de Comparetti). Perina aprende tan rápido que no tarda en desenvolverse en la cocina mejor que la mayoría de sirvientas de palacio, e incluso consigue ganarse el afecto del hijo del rey, que tiene más o menos su edad. Esto provoca la envidia de las otras criadas, que comienzan a esparcir el rumor de que Perina iba por ahí jactándose de que era capaz de robarle el tesoro a las brujas. El rumor llegó hasta los oídos del rey, quién mando llamar a Perina y la pregunto si era cierto lo que había oído. Perina le dice que no, pero el rey no la cree y la manda ir a por el tesoro de las brujas, pues si va por ahí jactándose de ello, es que tiene que ser capaz de verdad, prohibiéndola regresar a palacio hasta que no lo consiga.
Perina camina y camina hasta que cae la noche y se encuentra con un manzano y después un melocotonero, pero pasa de largo de ambos, y no se detiene hasta que encuentra un peral, se sube a sus ramas y se echa allí a descansar. A la mañana siguiente Perina ve a una anciana a los pies del árbol, que la pregunta que hace allí. Perina le explica las ordenes que le dio el rey, y la anciana le da tres libras de grasa, tres libras de pan y tres libras de sorgo. Perina le da las gracias y prosigue su camino, hasta llegar a un horno, que para limpiarlo tres mujeres tienen que arrancarse los de la cabeza y limpiar con ellos. Para que no tengan que volver a hacerlo, Perina les da las tres libras de sorgo, y sigue caminando hasta que se encuentra con tres mastines que intentan atacarla, pero Perina les arroja las tres libras de pan y mientras los mastines comen ella sigue caminando, hasta llegar a un río de aguas rojas como la sangre, al que Perina le dice que, si no fuera por que tuviese prisa, bebería sus aguas de lo claras que son. El halago funciona y el río deja pasar a Perina, que llega a un hermoso palacio, cuyas puertas no paran de abrirse y cerrarse. Para poder pasar Perina unta los goznes con las tres libras de grasa que le había dado la anciana y entro.
En el interior del palacio Perina encuentra el cofre con el tesoro de las brujas encima de una mesa y la coge, pero mientras que huye el cofre se pone a gritar, pidiendo a la puerta que mate a su captora, pero la puerta se niega a hacerla daño, pues Perina la ha engrasado. Cuando llegan al río, el cofre le pide que la ahogue, pero el río se niega a hacerle daño, pues Perina alabó sus aguas. Cuando se cruzan con los mastines, el cofre les ordena que la muerdan, pero los perros se niegan a hacer daño a quién les ha dado de comer. Cuando se cruzan con el horno, el cofre ordena al horno que la quema, pero las horneras se niegan a dejar que el horno le haga daño, ya que gracias a ella han conseguido una forma de limpiar el horno sin quedarse calvas. Atravesados todos los obstáculos, cuando está a punto de llegar al castillo del rey, a Perina le entra la curiosidad y abre el cofre para ver que hay dentro, y salen una gallina con sus pollitos de oro, que se escapan. Perina sale corriendo detrás de ellos, y se cruza con el manzano, pero no encuentra ni rastro ni de la gallina ni de los pollitos. Lo mismo cuando se cruza con el melocotonero, pero cuando llega al peral encuentra a la anciana que le había ayudado, dando de comer a la gallina y a sus pollitos. La anciana ayuda a Perina a meter a la gallina y a los pollitos de vuelta en el cofre, y Perina vuelve al castillo del rey.
Al volver al castillo, Perina se encuentra con el príncipe, que la dice que, cuando su padre le pregunte que quiere por recompensa, ella le pida la caja de carbón que tienen en la bodega. Perina así lo hace, y cuando la abre, se encuentra dentro al príncipe, que se había escondido, y se casa con él.
Traducciones e inclusión en otras colecciones[]
El cuento fue traducido al alemán por Paul Heyse e incluido en la colección Italianische Volksmärchen. Ruth Manning-Sanders lo incluyo en A Books of Ogres and Trolls, publicado en 1972, bajo el título The Girl in the Basket (Trad: La niña en el canasto).
Ver también[]
- Perejilina, cuento popular italiano recopilado por Italo Calvino.
- La falsa abuela, cuento popular italiano recopilado por Italo Calvino.
- Los tres claveles, cuento popular español recopilado por Sergio Hernández de Soto.