Lámparas es un libro de poesías del poeta español Luis Ángel Lobato.
Sinopsis[]
Lámparas esta escrito entre 2006-2007. Son 30 poemas distribuidos en tres partes, tituladas Mañana, Tarde y Noche.
El libro nos sitúa en un contexto urbano para sugerirnos una historia de amor desplegada a lo largo de un día. Ese día encubre varios años.
Ambientado en un glacial sábado navideño, en una ciudad, concebida como un lugar mítico y existencial y bloqueada por la nieve, cada poema nos va conduciendo, de la mano de un nihilista y abrumado “yo” poético por insistentes escenarios físicos y psicológicos, reales y soñados, donde sólo los recueros o la presencia de la amada sirven de soporte y de consuelo. También de fusión con un mundo hace tiempo ya perdido pero del que sobresalen, a veces, los destellos de algunos fantasmas.
Su abstracta textura, los objetos simbólicos, las superposiciones entre la realidad y los sueños y ciertos tratamientos cinematográficos –incorporación, a veces, de cámara subjetiva, del flash back y de lo que puede acontecer fuera de campo–, no desean, de ningún modo, maquillar el duro rastreo en lo cotidiano, en la estricta materia autobiográfica.
En la primera parte, Mañana, la soledad y la alienación comprimen a nuestro protagonista, bien en sus pensamientos y recuerdos, en la intimidad de su domicilio, bien en su aislado deambular por la calle y por los bares en busca de una amigable compañía.
Igualmente, en la segunda sección, Tarde, esa soledad sigue aprisionando a nuestro “yo” poético, de nuevo recluido en su hogar, unas veces meditando sobre sus lecturas, otras sobre la sustancia y orden mismo de los objetos y otras sobre lo que sucede al otro lado de una ventana. La influencia de una canción de Robert Fripp termina por trasladarlo al territorio de una pesadilla.
La ausencia física de la amada no es obstáculo para que ésta lo rescate de ese caos y lo lleve de nuevo a las calles nevadas y a su propio encuentro.
En la tercera parte, Noche, el sexo y los sueños inundan el escenario: una habitación con los dos personajes acostados.
El sexo aparece tratado primero como esa atadura física y mortal que nos retiene en los roces de la piel para irnos luego envolviendo, poco a poco, con lazos espirituales, en lo afectivo.
Los sueños, con plasmaciones literarias y cinematográficas, persiguen a los amantes durante su descanso hasta prolongarse después de su despertar e irse fundiendo, indiferenciados, con el nuevo amanecer, en las tareas cotidianas, en los diálogos, en la misma vida.
La última palabra del libro es, precisamente, lámparas. Este término, en el contexto que aquí se ofrece, responde, simbólicamente, a esos mágicos instrumentos que nos guían a través de los mundos de la fantasía, de la infancia o del amor, es decir, por los senderos de nuestra supervivencia.