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[1]Plantilla:Problemas artículo Juan María de Prada es un escritor, articulista y médico español.

Biografía

Nace en Zamora, ciudad en la que vive su infancia y adolescencia. Posteriormente, se traslada a Santiago de Compostela, en cuya universidad obtiene la licenciatura en cirugía y medicina a la vez que pergeña su primera novela. A partir de entonces vive en varias ciudades españolas, en las que comparte su profesión con la pasión literaria, fruto de la cual son una treintena de cuentos, numerosos artículos de prensa y una docena de novelas. Desde 1987 vive en Madrid.

Escribe sus primeros relatos en la adolescencia, que guarda en el cajón, y en 1985 aparece su primera novela, Verde, negro. Escrita en los años universitarios, cuenta el activismo político estudiantil compostelano en los años previos a la llegada de la Democracia. Se trata de una novela poliédrica y polifónica con una técnica narrativa que bebe en las fuentes del experimentalismo, del surrealismo y del “nouveau román”.

Tras esta novela experimental, en 1987 el autor cambia de registro con su segunda novela, Trastornados por la luna, en la que se refleja la efervescencia y el vitalismo del arte de los ochenta. Es la primera de una trilogía que completará con Amor, amor y Arrepentidos. Atrevida y desenfadada, la narración se nutre de formas literarias provenientes de la cultura pop, como el cómic (1), el folletín y el serial radiofónico; apuesta estética que el autor trata de contraponer al formalismo académico de la alta literatura. Ambientada en Valencia, cuenta la doble vida de los vecinos de una finca, que al llegar la noche cambian de vida y atuendo. El recuerdo de 13, Rue del Percebe, de Francisco Ibáñez, los diálogos de la radionovela Ama Rosa, de Sautier Casaseca y las crónicas horrendas de El Caso están presentes en la novela con intención transgresora. El autor nos muestra una galería de personajes a los que la luna trastorna, descubriendo en la noche su lado inconfesable y tal vez más deseado. Superado el vanguardismo, “Trastornados por la luna” es un carnaval en el que la tragedia y la alegría, la pasión y el deseo se encuentran en el atroz y alborozado fulgor de los espejos del callejón del Gato. El realismo barojiano, la narrativa de Vázquez Montalbán y el esperpento de Valle Inclán se atisban como antecedentes de una estética que intenta comprender la realidad a través de la farsa y la deformación esperpéntica. ((Nota: (el autor) “ha diseñado un relato barojiano engastado en los moldes de la novela policíaca –el recuerdo de Vázquez Montalbán aflora en sus páginas- y desarrollado desde un enfoque esperpéntico y con tendencia a la teatralidad”)) ((Referencia: Ángel Basanta, ABC Literario, 26-12-1987, reseña de Trastornados por la luna))


En 1989 aparece Rabo de león. El apunte entre paréntesis como novela del detective intrépido da pistas de su intención irónica. Detective de una agencia internacional de detectives, el protagonista vuelve a su ciudad natal treinta años después de que sus padres emigraran, buscando un mundo más justo, a un país comunista. A su vuelta, Pere Rocamunt encuentra la pequeña ciudad de su infancia convertida en una megalópolis en la que bandas mafiosas se disputan a golpe de balas y pólvora los negocios sucios de la ciudad. La hipérbole continuada de escenarios y comportamientos convierte el relato en una ironía de las novelas negras, del mismo modo que El Quijote lo es de las novelas de caballería. En sus páginas se puede apreciar la influencia de la literatura de Dashiell Hammett o Bourrogs. ((Nota: “Cosecha roja”, de Dashiell Hammet, y el guión literario “Las últimas palabras de Dutch Sultz, de William Bourrogs, parecen ser los modelos sobre los que el joven novelista valenciano echa los cimientos de su propia obra”)) ((Referencia: Fernando Arias, Hoja del lunes de Valencia, pag83, 18-6-1990))


A partir de 1989 comienza sus colaboraciones de prensa con artículos de análisis político y la publicación parcial de una novela por entregas, Mieles pérfidas (1991), en El Correo de Zamora. Como en Trastornados, por las páginas de Mieles pérfidas discurren personajes estrafalarios y desmesurados. De nuevo el autor usa el lenguaje del cómic y del folletín para contarnos historias turbulentas y atrabiliarias, jocosas o trágicas, sublimes o patéticas. La publicación semanal se interrumpió en el capítulo 10, pero dejó una muestra que permite apreciar la voluntad y el estilo del autor. Hay en estos capítulos amor y compasión, ironía y sarcasmo, tragedia y drama. Hay también, rebeldía pop frente al canon estético.


En Retrato del artista intransigente (1991) narra la lucha de un joven escritor por abrirse camino en el mundo literario. Lejos de utilizar el lenguaje del cómic y la técnica del folletín como en las citadas obras, en esta novela el autor narra las dificultades de la heterodoxia a través de las peripecias de un joven escritor que critica la cultura de su época, mostrándonos las paradojas y contradicciones de su desasosiego artístico: “Era un verdadero romántico, precisamente cuanto más negaba sus principios”. ((Nota: “De ahí que la novela se convierta en una especie de alegato, de juicio contra todo, del que no está excluida la propia novela. Las paradojas internas, las paradojas íntimas, son acaso por ello lo mejor del libro”)) ((Referencia: Francisco Solano, Libros de El Sol, 4-10-1991)). Más que testimonial, podría considerarse una novela iniciática y satírica, en la que el héroe es un artista rebelde que rechaza la cultura dominante y, por tanto, al escritor prototípico, maldito, algo misántropo y distanciado de la realidad, porque para él “la vida y la escritura no son opuestas, sino dependientes”. Por su descarnada descripción de las costumbres y por su crítica moral, algún crítico ha querido ver un carácter picaresco, pero el narrador no parece ni un cínico, ni un vago que desea vivir sin trabajar, y menos aún un entusiasta de la moral de su época, sino un convencido crítico de la ortodoxia de su época y de sus propias contradicciones. ((Nota: “Y, tal vez, esta reflexión sobre sí, las opiniones vertidas sobre la novela actual y el entresijo de intereses que la amenazan, sean los elementos más destacados de “Retrato del artista intransigente”)) ((Referencia: José Gabriel López Antoñano, El Correo Dominical Libros, 12-1-1992))

Amor, amor, segunda parte de la trilogía de Trastornados, aparece en 2001. En esta obra recupera el estilo del cómic, del folletín y de la novela radiofónica, para contarnos varias historias de amor que confluyen en el mismo tiempo y espacio, la ciudad de Valencia en los 90. Se trata de un canto al vitalismo y desenfado de la época, ofreciendo al lector con grandes dosis de humor e ironía historias extrañas, extravagantes o sacrílegas con el collage de fragmentos bien conocidos de autores clásicos. Dante, Cervantes, Zorrilla, Juan Ramón Jiménez o Albert Cohen prestan su genio al autor para que nos cuente sus increíbles historias con verosimilitud y belleza. Del mismo modo que en Trastornados por la luna y en Mieles pérfidas, en esta obra se aprecia esa voluntad de transgresión estética, tanto de la forma como del fondo, que el autor contrapone a la novela tradicional. Sus atrabiliarios protagonistas, perdedores natos, desmesurados o absurdos, recuerdan a los personajes de Bukowski o de Kennedy Toole.


La sonrisa gótica (2005) es una recopilación de cuarenta y tres artículos publicados en la Opinión de Zamora sobre el primer año del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Mediante el análisis de las decisiones políticas y del estilo comunicativo del presidente, el autor intenta desvelar su personalidad y el peso de la comunicación en su acción de gobierno. En este ensayo parece que el autor quiera criticar los perjuicios de la preeminencia de la imagen sobre el discurso en la acción política.


En 2008 aparece su análisis sobre la democracia española, Nuestra Democracia. En este ensayo el autor desgrana las deficiencias democráticas del régimen surgido de la Transición y defiende la urgencia de su reforma en el trigésimo aniversario de su proclamación al apreciar claros signos de agotamiento. La deficiente representación, la dependencia de los poderes judicial y legislativo al ejecutivo, el desigual valor del voto de los ciudadanos en relación a su lugar de residencia, el protagonismo de los territorios sobre los derechos de los ciudadanos provocado por la descentralización autonómica o la preeminencia de los partidos políticos sobre la sociedad civil, son deficiencias que el autor cree necesario corregir para dar estabilidad al régimen y evitar la desafección ciudadana y la emergencia de radicalismos.


En 2014 registra Cuentos urbanos, una recopilación de siete cuentos en la senda del realismo impasible. Son relatos de desolación y supervivencia, en los que los protagonistas son víctimas de las trampas y engaños de la vida urbana.


En 2015 aparece La herencia de don Emiliano, una alegoría sobre las deficiencias de democracia española y la utopía de la felicidad como superación. Presentado por el autor como un manuscrito casualmente encontrado, narra la lucha de un joven alcalde por intentar conquistar la felicidad para sus vecinos. En esta lid política y mediática, en la que sobrará insidia e infamia por parte de la prensa y malas artes tanto por la de sus adversarios políticos como por la de su propio valedor, el joven regidor descubrirá desolado la corrupción en la que se fundamenta el cargo que ocupa y tratará de limpiar el viciado aire que contamina el Ayuntamiento.


La desahogada vida del artista integrado, registrada también en 2015, viene a ser la segunda parte de Retrato del artista intransigente, en la que el joven escritor, inconformista e iconoclasta, ha conseguido el éxito literario y nos cuenta su diferente análisis de la realidad. Abandonada su voluntad transgresora, la lucha contra el canon o la crítica de la moral dominante, ha adoptado una postura cínica. Conoce y acepta las corruptelas para lograr el reconocimiento público y se pliega a los chanchullos y las modas literarias para lograrlo. A pesar de criticar la inmoralidad y la hipocresía, el antiguo artista intransigente se ha convertido en un impostor que, camuflado en un discurso ético, miente cuanto sea necesario para lograr su beneficio y soslayar las responsabilidades no sólo artísticas sino penales a las que se enfrenta.

REFERENCIAS [2] [3] [4]

  1. Referencia 1
  2. Referencia: Ángel Basanta, ABC Literario, 26-12-1987, reseña de Trastornados por la luna
  3. Nota: “Cosecha roja”, de Dashiell Hammet, y el guión literario “Las últimas palabras de Dutch Sultz, de William Bourrogs, parecen ser los modelos sobre los que el joven novelista valenciano echa los cimientos de su propia obra
  4. Referencia: José Gabriel López Antoñano, El Correo Dominical Libros, 12-1-1992
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