Jorge Manrique, señor Belmontejo, comandante de Montizón, Trece de Santiago, duque de Montalvo, fue un noble, militar, escritor y poeta español. Nació hacia 1440 en Segura de la Sierra (España) o en Paredes de Nava (Castilla, España) y falleció el 27 de abril de 1479 en Santa María del Campo Rus (España) o en Castillo de Garcimuñoz (España), perteneció a una de las más poderosas estirpes de la nobleza castellana. Dominada la familia por el prestigio político del padre, al poeta no le correspondió sino un papel secundario en el juego de intrigas y banderías que definen la política de la época.
Obra[]
De él se han conservado 45 composiciones de amor cortes y tres de escarnio, aunque su relevancia le viene por las Coplas a la muerte de su padre.
Poesía menor[]
Es la típica de un poeta de Cancionero: obras de amores, canciones, invenciones, motes, preguntas y respuestas y obras de burlas.
La producción amatoria es la más numerosa y se reparte casi por igual en las formas habituales de la canción, el decir o la copla esparza. El amor que canta Manrique es un sentimiento contradictorio, propiciado por la condición altiva, inasequible, de la dama, que sólo permite servicio y entrega y que -a cambio- da escasos favores y no pocas penas. Sólo en el poema Porque estando él durmiendo le besó su amiga, resulta dulce y placentera la herida de amor.
Más próximas al puro divertimento poético cortesano, y en el habitual estilo conceptuoso, se hallan las preguntas y respuestas cruzadas con diversos poetas de la época sobre todas sobre las experiencias de amor.
Ingeniosos juegos de corte, sobre el mismo tema, son las invenciones y motes.
Muy pocas son, por último, las composiciones de burlas que se le conocen, como la mordaz Convite que hizo a su madrastra o las jocosas Coplas a una beoda, ambas recogidas en el Cancionero General.
Coplas a la muerte de su padre[]
Son cuarenta coplas de dos sextinas de pie quebrado, que la tradición llamará, precisamente, copla manriqueña -cuatro octosílabos y dos tetrasílabos-, con rima consonante abc abc.
En cuanto a la fecha de composición, parece claro que se escribieron poco después de la muerte del maestre, si bien alguna de sus partes podrían haberse añadiría meses más tarde.
Se divide en tres grandes núcleos:
- Exhortación y generalizaciones (estrofas 1 - 13): meditación general sobre la fugacidad de la vida y la inestabilidad de las cosas del mundo. Poseen un tono ejemplarizante. Sus fuentes se encuentran en la Biblia, en algún muy divulgado escrito patrístico y en la himnología litúrgica. Podemos subdividirla en tres partes:
- En las estrofas 1-3 propone el tema.
- La cuarta es una invocación.
- Las estrofas 5-13 son una exposición del asunto.
- Ejemplos de su tesis (estrofas 14-24): la ilustra con ejemplos de personajes coetáneos a él (Juan II, los Infantes de Aragón, Enrique IV, don Álvaro de Luna, el infante don Alonso, y los dos hermanos maestres, don Juan Pacheco y don Pedro Girón), que aparecen no en orden cronológico, sino jerárquico. Señala los efectos de la Fortuna, el tiempo y los bienes mundanos mediante una interpretación personal del tópico del ubi sunt?.
- Las estrofas 14 y 15 sirven de enlace para introducir el segundo núcleo,
- que se desarrolla en las coplas 16-22.
- La 23 y 24 actúan como un epifonema que establece una conclusión: la omnipotencia de la muerte.
- Particularización en su padre, Don Rodrigo (estrofas 25-40). Se divide en dos partes.
- Por un lado, desde la estrofa 25 a la 32 hace el panegírico retórico preceptivo de las virtudes del difunto; luego indica sus cualidades, hombre hijo de sus obras: vida sin pretensiones vanas y materiales, entereza, lealtad a su rey y a los suyos y buen guerrero.
- Por fin, desde la copla 33 a la última presenta a su padre como ejemplo de que un buen vivir lleva a un buen morir. Introduce el tópico de las tres vidas: la terrena, la de la fama después de la muerte y la eterna. Por último añade dos monólogos, el del fallecido, preparado para el último viaje, y el de la muerte, que aparece con naturalidad cristiana: es una enviada de Dios y trata con respeto a Don Rodrigo. La escena culmina con el muerto rodeado de los suyos.
Todo el poema está presidido por una gran sobriedad artística:
- En la lengua, hay un predominio de la naturalidad y la sencillez.
- Esta misma característica se percibe en la forma métrica, la llamada "maestría menor" del pie quebrado, y en el propio diseño constructivo de la obra.
- Tampoco, en fin, hay especiales adornos retóricos, aunque sí sugestivas imágenes y, como ya se ha dicho, algunos tópicos literarios son tratados de manera personal.