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Gotúk y los 144 mil asesinos versión español latino

Gotúk

Gotúk y los 144.000 Asesinos es una novela de mitología y dioses escrita en el año 2001 por el autor argentino Marcos Orowitz. Perteneciente al género de ciencia ficción, la obra ha sido remasterizada y adaptada para la época actual, especialmente dirigida a un público joven. Además, se ha entrelazado con una historia que aparece en el libro “El Señor de los Cuentos”, La historia de Gotúk y los 144.000 Asesinos nos sumerge en un universo épico donde la lucha por la supervivencia y la comprensión de la existencia se abren camino de manera extraordinaria.

Presentación de la obra

Paginas combinadas de los capítulos numero 1 - 3- 5- 8

Cortesía del grupo ADUNLu: Facundo.Elvio.Roxana.Karina.Leonor.Pato

GOTUK

Tapa del primer libro del año 2006 Reddit

El número 144,000 ha intrigado a diversas religiones y sistemas de creencias a lo largo de la historia, desde el Islam hasta el cristianismo, cada uno atribuyéndole significados místicos y proféticos. Por ejemplo, fuentes coptas aseguran que el número de santos inocentes masacrados asciende a 144,000. En el antiguo Calendario Maya de cuenta larga, un Baktun se compone de 20 ciclos Katun, equivalentes a 144,000 días. Sin embargo, debo decirles que todos han errado en sus interpretaciones. Este número no es meramente un valor abstracto; es la cantidad de soldados de un ejército. Un ejército que ha asolado el universo a cientos de millones de años luz de distancia, destruyendo civilizaciones y mundos con su implacable espada, alterando sus evoluciones y revoluciones cósmicas.

Las luminarias celestiales han revelado una invasión a gran escala. Mientras los habitantes de la Tierra especulaban sobre un contacto inminente con sus creadores, la realidad es mucho más siniestra. Esta invasión comenzó hace eones. Los mercaderes de la humanidad inventaron cuentos fantásticos para mantener a la gente dormida durante milenios, engañándolos una y otra vez. Pero cuando llegó la hora, los akilha thun atravesaron el espacio tridimensional, aniquilando a la humanidad repetidamente en una matanza sin fin. Cada habitante de la Tierra conoció el dolor y la muerte a manos de estos despiadados asesinos. Las nuevas civilizaciones, en su incomprensión, volvieron a contaminar la Tierra con odio y desolación. Intentaron destruirlo todo, pero una vez más, los akilha thun descendieron y la especie humana fue erradicada por completo. El silencio se cernió sobre la creación.

En este escenario desolador, Gotūk, el hijo menor de Eshî, dejó su mundo en busca de nuevas civilizaciones. Acompañado de su séquito, viajó a través del espacio, descubriendo mundos asombrosos de fuego, hielo, agua y arena. Entre estos mundos, encontró la Tierra, vacía y desordenada, orbitando alrededor de una estrella ardiente. Fascinado por esta planicie abandonada, Gotūk respiró vida en su interior y decidió erigir un domo electromagnético como señal de protección. Cuando Gotūk cruzó los cielos para descender a la Tierra con su séquito de elementales y duendes, se encontró con un paraíso desolado. Hadas, elfos, gnomos y orbes de colores tomaron posesión de la Tierra, transformando ese paisaje triste en un hermoso edén lleno de vida.

Trabajaron en armonía con el clima para nutrir la Tierra y desarrollaron su paleta de colores con la energía del sol. Separaron las aguas de la tierra y enviaron a las montañas a proteger los árboles, que a su vez alimentaban de oxígeno el aire. Liberaron especies mágicas y las bautizaron con nombres desconocidos, de otras civilizaciones galácticas. Los orbes pintaron el cielo de un azul prisma, armonizando con los rayos del sol para proteger la atmósfera del terror del vacío oscuro del universo.

La vida prosperó en la naturaleza, diseñada para adaptarse a este paraíso. Gotūk, miembro de una civilización de creadores, tenía la capacidad de modificar la genética de las especies que lo acompañaban en su viaje, dándoles habilidades y sentimientos únicos. Entonces, las introdujo en la Tierra, enseñándoles a cuidar y proteger la naturaleza, desarrollando una conducta positiva. Estas especies evolucionaron, adquiriendo inteligencia emocional y adaptándose al clima. Conocieron a sus creadores genetistas, a quienes llamaron dioses, y así nacieron los humanoides, una raza inteligente y capaz de trabajar la tierra. Con el tiempo, se multiplicaron, formaron comunidades y ciudades, respetaron la naturaleza y la cuidaron. Sin embargo, en algún rincón del universo, alguien tenía otros planes para esta nueva civilización.

El hombre no era la primera especie en habitar este planeta; el resultado final de todas las creaciones siempre fue el mismo, con variaciones en inteligencia, aspecto físico y capacidades. Los akilha thun, observando desde el principio, no estaban contentos con la llegada de Gotūk y su séquito y decidieron intervenir.

Al enterarse de la invasión, Gotūk y su pueblo se prepararon para lo peor. La esperanza de la humanidad descansaba en las manos de este pequeño pueblo de Elementales y su creador. Gotūk sabía que no podía enfrentarse solo a este ejército, pero tenía una idea: había visto en otros mundos una tecnología capaz de destruir a los invasores, una sustancia cristalina y poderosa conocida como la "Estrella de las Profundidades".

Con la ayuda de su pueblo, Gotūk inició una búsqueda épica por la galaxia, viajando por mundos desconocidos, luchando contra criaturas peligrosas y encontrándose con civilizaciones nunca vistas. A medida que la búsqueda avanzaba, el tiempo corría en su contra y la amenaza de los akilha thun se volvía más inminente. Tras un tiempo atravesando la oscuridad del universo, llegaron a una pequeña luna en los confines de la galaxia, donde se decía que se encontraba la Estrella de las Profundidades. Allí, encontraron una civilización avanzada dedicada a estudiar el cosmos. Habían estudiado la estrella durante siglos, sin poder acceder a ella, pues estaba en el corazón de una nebulosa peligrosa.

La civilización ofreció su ayuda para construir una nave capaz de atravesar la nebulosa, pero el tiempo apremiaba. Mientras tanto, las flotas de los akilha thun se acercaban a la Tierra. Gotūk no podía esperar e ideó un plan para obtener la estrella usando un portal intergaláctico construido por una antigua civilización. Este portal había sido sellado debido a los peligrosos seres que habitaban el planeta conectado a él, pero Gotūk y su séquito no temieron y cruzaron el portal, enfrentándose a monstruos de pesadilla. Con habilidades mágicas y valentía, combatieron a las criaturas hasta llegar al centro del planeta.

Para su sorpresa, la Estrella de las Profundidades ya no estaba allí. Un antiguo enemigo de la civilización de Gotūk, tan antiguo como el universo, había llegado antes y robado la estrella en un intento de destruir a Gotūk y su plan para salvar a su pueblo. Pero los akilha thun, que habían estado observando a Gotūk desde el principio, no estaban contentos con la llegada de su ejército a la Tierra y decidieron intervenir.

Entonces, cuando llegó la noticia de la invasión, Gotūk y su pueblo se prepararon para lo peor. La esperanza de la humanidad estaba en manos de este pequeño pueblo descendiente de los Elementales y su creador. Gotūk sabía que no podía combatir solo a ese ejército, pero tenía una idea, algo que había visto tiempo atrás en otros mundos: una tecnología capaz de destruir a los invasores, pero que requería de algo muy valioso y escaso en la galaxia, una sustancia cristalina y poderosa conocida como la "Estrella de las Profundidades".

Con la ayuda de su pueblo, Gotūk comenzó una búsqueda por toda la galaxia para encontrar la estrella y detener a los akilha thun antes de que fuera demasiado tarde para la humanidad. Gotūk y su pueblo se embarcaron en una búsqueda épica por la galaxia en busca de la Estrella de las Profundidades. Viajaron por mundos desconocidos, lucharon contra criaturas peligrosas y se encontraron con civilizaciones que nunca habían visto. A medida que la búsqueda continuaba, el tiempo comenzó a correr en su contra y la amenaza de los akilha thun se volvía cada vez más inminente.

Después de algún tiempo viajando, finalmente llegaron a una pequeña luna en los confines de la galaxia, donde se decía que la Estrella de las Profundidades podía ser encontrada. Allí, encontraron una civilización avanzada que se dedicaba a estudiar el cosmos y sus orígenes evolutivos. Ellos habían estado estudiando la estrella durante cientos de años y nunca pudieron acceder a ella, debido a que se encontraba en el corazón de una nebulosa peligrosa y no había forma de llegar allí sin la tecnología adecuada, una nave lo suficientemente estable y resistente para atravesar la atmósfera densa e inestable de gases, elementos químicos y polvo cósmico que la protegían de los invasores.

La civilización avanzada ofreció ayudar a Gotūk y su pueblo a construir la nave, pero requería de tiempo, algo que no parecía una buena idea. Mientras tanto, grandes flotas de los akilha thun habían llegado a la galaxia y estaban avanzando hacia la Tierra. Gotūk sabía que no podía esperar, e ideó un plan para conseguir la Estrella de las Profundidades: utilizarían un portal intergaláctico que había sido construido por una antigua civilización desaparecida miles de años antes. Este portal había sido sellado debido a los peligrosos seres que vivían en el pequeño planeta conectado a él, pero Gotūk y sus acompañantes no tuvieron miedo. Llegaron al planeta a través del portal y se encontraron con criaturas de pesadilla, monstruos extremadamente fuertes que se alimentaban de cualquier ser vivo que pisara su territorio. Gotūk y su pueblo combatieron a estos monstruos con ferocidad; sus habilidades mágicas y su valentía los mantuvieron vivos, pero no fue fácil. Cuando finalmente llegaron al centro del planeta donde se encontraba la Estrella de las Profundidades, se encontraron con una gran sorpresa.

La estrella ya no estaba allí. Un antiguo enemigo de la civilización de Gotūk, un ser tan antiguo como el universo mismo, había llegado antes y había robado la estrella en un intento por destronar a Gotūk y desbaratar su plan para salvar a su pueblo. Entonces, al verse sin esperanza, debatieron su siguiente movimiento en esta situación desesperada. Sabían que no podían regresar a la Tierra sin la Estrella de las Profundidades; los akilha thun acabarían con todo lo que amaban y desaparecerían por segunda vez. Fue entonces cuando una idea iluminó la mente de Gotūk: sabía que el antiguo enemigo de su civilización no conseguiría utilizar la Estrella de las Profundidades sin las montañas de energía cósmica necesarias para activarla. Gotūk y su pueblo podrían detener a los akilha thun no atacándolos, sino repeliéndolos y aislando la energía que necesitaban para el arma.

Con un nuevo plan en su cabeza, Gotūk y su pueblo regresaron a la Tierra y se prepararon para la llegada de los akilha thun. La guerra sería épica, pero sabían que tendrían que construir una fortaleza mágica a su alrededor y usarían la energía cósmica de la nebulosa cercana para crear una jaula de luz y energía que repeliera a los invasores. Con el tiempo, lo más probable es que se alejaran y nunca volvieran a invadir la Tierra. La guerra era inminente y su pueblo estaba listo. La vida en la Tierra estaba en riesgo, pero estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para protegerla.

La fortaleza mágica se construyó rápidamente, gracias al trabajo en equipo de Gotūk y todo su pueblo. Los akilha thun llegaron desde el espacio y se lanzaron al ataque, pero la fortaleza mágica demostró ser poderosa; solo podían mirar cómo se les repelía una y otra vez. Sin embargo, la lucha no fue fácil. Los invasores no se daban por vencidos tan fácilmente y lucharon con ferocidad, con todo su poder y habilidades. Sus armas avanzadas de guerra eran terribles y el ataque constante demolió la fortaleza mágica en poco tiempo. Gotūk se dio cuenta de que la lucha no podía seguir así y que el pueblo de la Tierra necesitaba una ventaja decisiva. Así, decidió que debía enfrentarse personalmente al líder de los akilha thun en la cima de la fortaleza destruida.

Luchó con todas sus fuerzas, utilizando su magia y habilidades, pero el líder de los akilha thun no era un oponente fácil: era un guerrero experto, con miles de años de experiencia y habilidades avanzadas. Su trabajo fue siempre arrasar con civilizaciones enteras sin dejar rastro de ellas en la historia del universo. La lucha fue larga y difícil. Gotūk no se daba por vencido y seguía luchando sin rendirse. La tierra comenzó a teñirse de rojo, con la sangre de los mártires caídos. La batalla llegó a un punto crítico cuando Gotūk golpeó al líder con su poderosa espada labrada en los anillos de Saturno y el impacto fue tan profundo y poderoso que, antes de que pudiera rematar a su oponente, un general de los akilha thun lo atacó por la espalda con una lanza encendida en fuego. Gotūk giró rápidamente, utilizó su espada y desvió el ataque. Así comenzó una intensa batalla sin precedentes, porque nunca una civilización en el universo se había atrevido a combatir contra ellos.

Mientras la batalla entre Gotūk y los akilha thun continuaba en la Tierra, las energías cósmicas resonaban a través de las regiones celestes. En los confines del universo, donde el tiempo y el espacio se fusionan de formas incomprensibles para la mente humana, algo extraordinario estaba ocurriendo. Allí, en un lugar conocido como el Nexo del Infinito, existían entidades ancestrales conocidas como los Custodios de la Creación. Estas entidades eran los arquitectos del cosmos, responsables de mantener el equilibrio y la armonía en todas las galaxias. Observaban los eventos de la Tierra con gran preocupación, pues sabían que la guerra entre Gotūk y los asesinos no solo afectaría a ese planeta, sino a todo el tejido del universo.

En medio de esta tensión, una de las Custodias más antiguas, llamada Eulária, decidió intervenir. Eulária poseía un conocimiento profundo de las fuerzas cósmicas y una conexión única con las estrellas. Sabía que el conflicto en la Tierra tenía raíces mucho más profundas que el simple enfrentamiento entre dos ejércitos; era una manifestación de un desequilibrio cósmico que amenazaba con desatar el caos en todo el universo. Eulária reunió a los otros Custodios y propuso un plan audaz: crear una convergencia de energías celestiales para sanar el desequilibrio. Esta convergencia sería un evento trascendental, una sinfonía de fuerzas cósmicas que reconfigurarían el destino de todas las civilizaciones.

Mientras tanto, en la Tierra, Gotūk seguía luchando con valor, pero sabía que la batalla solo era una parte de la solución. En un momento de claridad, recordó las enseñanzas de su padre, Eshî, sobre las regiones celestes y las energías que las gobernaban. Sabía que debía buscar una solución más allá de la violencia, algo que involucrara la sabiduría y la armonía del cosmos.

En medio del caos de la batalla, Gotūk logró contactar a Eulária a través de un antiguo ritual que conectaba su esencia con las estrellas. Eulária respondió, y le reveló el plan de la convergencia. Le explicó que necesitaba reunir a todos los seres conscientes de la Tierra, aquellos que aún podían percibir la música de las esferas celestiales, para participar en este evento cósmico.

Gotūk, con renovada determinación, se dirigió a su pueblo y les explicó el plan. Juntos, convocaron a las criaturas mágicas, los humanoides y todos los seres conscientes de la Tierra. Se unieron en un canto ancestral, una melodía que resonó a través de las dimensiones y llegó hasta el Nexo del Infinito. La convergencia comenzó. Las estrellas brillaron con una intensidad nunca vista, y las energías cósmicas se conectaron en una coreografía armoniosa. Los akilha thun, que habían sido impulsados por una oscura fuerza cósmica, sintieron cómo sus propias energías se desvanecían ante la magnificencia de la convergencia. La luz celestial inundó sus seres, despojándolos de su odio y violencia.

El líder de los asesinos, atónito por la transformación, se rindió ante la fuerza de la convergencia. Comprendió que su misión de destrucción no tenía sentido en un universo donde la armonía y el equilibrio eran supremos. Los asesinos cesaron su ataque, y la paz volvió a la Tierra. Gotūk, con lágrimas de gratitud, agradeció a Eulária y a los Custodios de la Creación por su intervención. Sabía que la verdadera victoria no estaba en la destrucción de los enemigos, sino en la restauración del equilibrio cósmico, pero esta historia no acaba aquí, la derrota de los akilha thun solo era el comienzo de una batalla sin precedentes que se extendería a lo largo del universo y por milenios y eso sucedió cuando aparecieron los...

Mientras la convergencia de energías celestiales llenaba el universo con su resplandor armonioso, un nuevo y siniestro evento comenzó a gestarse. De las profundidades de la dimensión de Berender, los 144 mil asesinos emergieron de la mano del heredero al trono, Jehová, con su príncipe Lucifer al mando del ejército. Estos seres no eran simplemente guerreros, sino una civilización de reptilianos de aspecto imponente y voraz, conocidos por su capacidad de destruir y subyugar mundos enteros.

Estos reptilianos habían habitado el universo durante eones, desarrollando nuevas maneras de sobrevivir utilizando la mano de obra de especímenes creadas para servicio servil. Como aves de rapiña, se abalanzaban sobre civilizaciones indefensas, arrasando todo a su paso como langostas en un campo de maíz sin la presencia de un espantapájaros. No dejaban vida ni rastro de civilización tras su paso, sembrando el terror y la devastación en el cosmos.

Las fuerzas combinadas de Jehová y Lucifer descendieron sobre la Tierra con una fuerza brutal, eclipsando el brillo de la convergencia estelar. Su llegada fue precedida por un oscuro presagio: el cielo se cubrió de nubes negras y relámpagos violetas que rasgaban el firmamento, mientras las estrellas parecían parpadear en señal de advertencia.

Gotūk, aun recuperándose de las batallas anteriores, reunió a su pueblo para enfrentar esta nueva amenaza. Sabían que la lucha no solo sería física, sino también espiritual y cósmica. Con la fortaleza mágica aún en construcción y la convergencia celestial en marcha, el destino de la Tierra pendía de un hilo.

Jehová, con su presencia imponente y su aura de poder, se adelantó a su ejército de reptilianos. "Esta vez, la Tierra caerá bajo nuestro yugo," proclamó con una voz que resonó como un trueno. Lucifer, a su lado, sonrió con malicia, sus ojos destellando con un fuego infernal. "No habrá refugio para los débiles, ni esperanza para los rebeldes."

Gotūk, consciente del poder devastador de sus enemigos, decidió implementar una táctica diferente. No podía permitir que la humanidad y las criaturas mágicas sucumbieran nuevamente. Reunió a los Elementales y a los seres conscientes de la Tierra para un ritual de invocación, llamando a las fuerzas primordiales del cosmos. Sabía que necesitaban algo más que fuerza bruta para enfrentar a Jehová y Lucifer; necesitaban la sabiduría de las eras y la magia ancestral que sostenía el equilibrio del universo.

El ritual comenzó con cánticos y danzas que resonaban con la energía del cosmos. Las estrellas respondieron, brillando con una intensidad renovada. De repente, un portal de luz se abrió en el cielo, y de él emergieron los Custodios de la Creación. Eulária, la más antigua y sabia de los Custodios, descendió, su presencia irradiando serenidad y poder.

"Gotūk," dijo Eulária con una voz llena de compasión y autoridad, "hemos escuchado tu llamado. Sabemos que enfrentáis una oscuridad que amenaza con consumir todo. Pero recuerda, la luz más brillante surge en los momentos más oscuros."

Mientras los Custodios se unían a la batalla, Jehová y Lucifer dirigieron un ataque feroz contra la fortaleza mágica. Las energías cósmicas chocaron en una explosión de luz y oscuridad, sacudiendo los cimientos mismos de la realidad. La lucha se intensificó, con los Custodios usando su sabiduría y poder para contrarrestar las fuerzas destructivas de los reptilianos.

Entre tanto, Gotūk descubrió que la Estrella de las Profundidades, aunque perdida, no era la única fuente de poder capaz de salvar la Tierra. En su búsqueda anterior, había aprendido de una fuerza aún más antigua y poderosa: el Corazón de la Galaxia, un artefacto místico que contenía la esencia misma de la creación.

Decidido a encontrar este nuevo poder, Gotūk y un grupo selecto de su pueblo se embarcaron en una misión desesperada a los confines del universo. Su viaje los llevó a través de portales interdimensionales, enfrentando peligros inimaginables y descubriendo secretos ocultos en los rincones más oscuros del cosmos.

Mientras tanto, en la Tierra, la batalla rugía con una intensidad que nunca se había visto. Las fuerzas de Jehová y Lucifer parecían interminables, y la resistencia de Gotūk y los Custodios era puesta a prueba. Las criaturas mágicas luchaban con valentía, utilizando cada fragmento de su poder para defender su hogar.

En un momento crítico, cuando todo parecía perdido, Gotūk regresó con el Corazón de la Galaxia. Sosteniéndolo en alto, liberó su energía pura y brillante, inundando el campo de batalla con una luz cegadora. Los reptilianos, sorprendidos y abrumados por esta nueva fuerza, se tambalearon. La luz del Corazón penetró sus defensas, purificando la oscuridad que los impulsaba.

Jehová y Lucifer, viendo la marea de la batalla cambiar, se enfrentaron a Gotūk en un enfrentamiento final. La lucha que siguió fue titánica, con destellos de magia y poder resonando a través del cielo. Gotūk, con la energía del Corazón de la Galaxia fluyendo a través de él, se convirtió en un faro de esperanza.

Entonces la batalla fue interrumpida. Ambas facciones fueron confundidas por el espíritu del todo, quien detuvo aquel encuentro iluminando la oscuridad eterna del universo con una ráfaga de meteoritos que confundieron y atemorizaron a los guerreros. De esa manera, las cosas se mantuvieron pacíficas durante algunos siglos, tiempos donde la civilización a cargo de Gotūk prosperó y evolucionó según sus prácticas conscientes y sus actos de amor a la naturaleza y todo lo que la rodeaba. Pero entonces..."Si esta pequeña combinación de fragmentos del libro fue de tu agrado solicita una a su editor"


Capítulos

  1. La creación
  2. La Primera Invasión
  3. Gotūk y los Elementales
  4. La Estrella de las Profundidades
  5. El Regreso de los Akilha Thún
  6. El Ritual de Convergencia
  7. El Corazón de la Galaxia
  8. Los 144 mil asesinos
  9. El Espíritu del Todo
  10. El Hijo del Hombre


Gotúk y los 144.000 asesinos” fue publicada en una nueva versión el 30 de junio del 2024 por la editorial Vibras y está disponible en una variedad de formatos para satisfacer las preferencias de todos los lectores, incluyendo E-book y audio de 358 paginas, La novela ha trascendido fronteras, con traducciones a 25 idiomas, lo que refleja su alcance global y permite a una audiencia internacional experimentar este viaje a través del terror psicológico, todo bajo la pluma del talentoso autor Marcos Orowitz.”




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