Dios bendiga América

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"Dios bendiga América" es una inquietante colección de edición limitada versión del autor, creada en 2022, nunca fue publicada ya que las editoriales a donde se enviaban los adelantos de la saga se horrorizaban y escandalizaban al leer detalladamente que los gobiernos de esa época eran utilizados como títeres por fuerzas oscuras para llevar a cabo una despoblación masiva de humanos en la tierra.
La llegada de un nuevo gobierno me inspiró a dar rienda suelta a una serie de cuentos de terror psicológico que deseo difundir en las pequeñas librerías de América. Estas historias, al ser descubiertas por un joven lector que mira la portada, lo sumergirán en los recovecos más oscuros de la cultura estadounidense. Cada libro contiene 20 relatos que, como sombras en la penumbra, apenas se vislumbran en las redes sociales. Recuerda que Facebook ha sido un actor clave en el imperio de la desinformación; información de hasta 87 millones de usuarios fue compartida con la consultora política Cambridge Analytica. Hoy en día, Instagram y WhatsApp hacen lo mismo, pero su tecnología es tan sutil que se percibe menos intrusiva. Sin embargo, te aseguro que su impacto puede ser más letal de lo que imaginas.
Esto revela una profunda verdad sobre la condición humana: somos seres adiestrados con un mínimo de razonamiento, incapaces de evolucionar debido a una serie de factores que no van a comprender porque primero tienen que abandonar el habito de la esclavitud moral, gran cantidad de la población mundial vive en un estado de somnolencia, atrapada en un ciclo vicioso de comparaciones y falsas necesidades que parecen incontrolables.
Controlar a esta bestia que habita en el ser humano desde su nacimiento implica un sacrificio profundo, y pocos están dispuestos a enfrentarlo. Nadie quiere renunciar a las comodidades que este mundo ofrece; el temor a ser excluido, censurado y apartado de las grandes ligas sociales conduce a muchos a conformarse, temiendo quedar solos, pobres y enfermos.
Pero eso no es todo. Imagínate si te dijera que estas historias son reales. Sin embargo, me aterra la idea de que dicha declaración pueda precipitar la censura en ciertos países, aquellos con extensos lazos socioeconómicos con Estados Unidos. Sí, hablo de esos lugares que respiran a través de la financiación de su gigante del norte.
Yo, sin embargo, me río de todo esto. Para mí, estos agentes del sistema son como pequeños peces atrapados en una pecera. Estoy despierto nuca duermo, mantengo mis ojos abiertos observando las corrientes subterráneas que muchos prefieren ignorar. Estas narraciones no pretenden revelar verdades ocultas; son simplemente las manifestaciones literarias de un autor que, consciente de que muchas de estas historias son de conocimiento público, podría acabar bajo la mirada crítica de los custodios del orden establecido. Los viejos meados de un sistema que sirve a entidades oscuras, que nos son ajenas.
En fin, no quiero extenderme más. Solo te prometo un viaje repleto de suspenso, acción y terror psicológico. ¡Espero que realmente lo disfrutes! Ten en cuenta que sólo se lanzarán 1,000 ejemplares, y no habrá segundas ediciones. ¡Que lo disfrutes!
Introducción Cortesía: Versión del autor
Libro numero: 1
Cuento numero: 1 Los Niños de Gaza (La guerra interminable)
Pagina numero: 6 and subsequent

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prólogo
El verdadero propósito de las redes sociales es ocultar la verdad. ellos van a invitarte a sus paginas te reservarán un lugar especifico con tu nombre, ellos van a presentarte a cualquier personalidad publica y van a permitir que dejes una reseña sobre sus acciones, políticas, artísticas o de lo que sea, ellos quieren que te emociones y te sientas parte de ese mundo, de los movimientos políticos de las decisiones que tomaran sobre la gran despoblación mundial, ellos quieren que apoyes subliminalmente las nuevas incursiones bélicas donde mueren miles de niños, ellos quieren que respaldes las nuevas agendas políticas donde el único objetivo es la oscuridad y la muerte, entonces para agradecerte enviarán a tu subconsciente la dosis necesaria de diversión mundana que necesitas, un partido con entradas agotadas en el super tazón, una final por la copa mundial en algún estadio de futbol soccer, donde dos países compiten para saber quien es mejor deportista, una Película de Hollywood donde estados unidos salva el planeta de la invasión extraterrestre, del impacto de un meteorito o de los terroristas árabes y rusos, un estremecedor y multitudinario Lollapalooza para que vayas agarrando la onda y no te salgas del camino.
Esto significa que, desde el instante en que te sumerjas en este libro, comenzarás a ver el mundo de manera diferente a los demás protagonistas que te rodean. Tus ojos se abrirán de tal manera que regresar a tu antigua versión humana será imposible. Ya lo sabes: bienvenido al club, bienvenido a la vida, bienvenido al mundo invisible al que solo acceden aquellos que han despertado de la muerte.
Hoy, te traigo veinte inquietantes historias urbanas que van a hacer una parada obligatoria tanto en la Franja de Gaza como en Moscú, Rusia. Estas narrativas exploran el impacto de las drogas en la política, el tráfico de órganos y las organizaciones clandestinas que operan detrás de estos fenómenos.
Además, abordaremos el oscuro negocio de la pedofilia, las nuevas identidades sexuales y los prototipos humanos que el sistema promueve. Los movimientos actuales buscan sumergirnos en una oscuridad que nos lleve a cultivar una empatía absoluta hacia el prójimo y hacia la vida misma. Sin embargo, estas nuevas influencias no solo despersonalizan a los niños, sino que también los vuelven vulnerables, tanto física como psicológicamente, preparándolos para un futuro desolador.
Hoy tendrás la oportunidad de conocer al verdadero señor de las guerras, al financista de la muerte, al caudillo del terror.
NUEVA YORK/AMÁN, 24 de octubre de 2023 – En los últimos 18 días, la Franja de Gaza ha sido testigo de las devastadoras consecuencias de la guerra en la población infantil, con un balance de 2.360 niñas y niños muertos y 5.364 heridos a consecuencia de los incesantes ataques, es decir, más de 400 niños muertos o heridos a diario. Además, más de 30 menores israelíes han perdido la vida y decenas de ellos continúan secuestrados en la Franja de Gaza. Este periodo de 18 días es la escalada de hostilidades más mortífera en la Franja de Gaza e Israel que Naciones Unidas ha presenciado desde 2006. Comunicado de prensa Kurtis Cooper UNICEF Nueva York.
Señoras y señores luego de haber leído esta pequeña observación de parte de Unicef “como podríamos recrear una historia de amor entre tanto fuego, hambre, dolor y muerte.”
¡Es imposible! Nadie podría con tanta imaginación y sobre todo nadie podría ser tan hipócrita como para agregar a este escenario macabro una cuota de Compasión y desplegarla en las páginas de un libro sin comprender que este sentimiento tiene la capacidad de sentir y aliviar el sufrimiento de otro.
Para adentrarme en esta historia no necesité de mucha ficción, pues como sabrás 58 años de horror y guerra pueden darte cientos de miles de historias tan reales como la vida misma.
Los bombardeos en la franja de Gaza comenzaron a intensificarse significativamente después de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel ocupó Gaza. Sin embargo, los ataques aéreos modernos, como los conocemos hoy, se volvieron más frecuentes a partir de 2007, tras la toma de control de Gaza por Hamás y el bloqueo impuesto por Israel. Desde entonces, ha habido múltiples conflictos armados, como la Operación Plomo Fundido (2008-2009) y la Operación Borde Protector (2014).
Pero como sabrás tengo el deber como ciudadano libre de colocar en el muro de los lamentos no una petición no una plegaria, sino un ladrillo empapado con la sangre de todos los niños que murieron gracias a esas organizaciones políticas y militares que no son más que simples mercaderes de la muerte, pues alimentaron con odio a estas naciones y suministraron recursos armamentísticos para que esta tragicomedia jamás se detenga.
Y como sabrás también en el juego de la vida los protagonistas tienen la capacidad de cambiar los rostros y los apellidos, pero siguen siendo los mismos asesinos de siempre.
Ellos con sus argumentos religiosos arcaicos alimentan a la bestia que se esconde detrás de los gobiernos, pues estas entidades oscuras necesitan que la muerte con sus huesudas manos inertes atraviese el corazón de cada niño y el sufrimiento de tales se despliegue como humo agradable hasta el cielo, como una ofrenda a ese Dios que nadie conoce pero que todos obedecen por temor a ser excluidos del pueblo de “los elegidos”.
Querido lector, aquí no haremos apología a ningún sector, pues mi único propósito es sorprenderte con una historia que haga ruido en tu cabeza y te brinde conocimiento, conocimiento que no hallaras en las redes sociales; pues todas ellas juegan para el mismo equipo y ¿sabes cuál es ese equipo?
Pues no te preocupes aquí en este libro lleno de historias lo conocerás y tendrás el honor de comprender porque es necesario que esta guerra subsista y se actualice a través de los tiempos.
—¿Qué haces aquí, niño? ¿Dónde están tus padres? —preguntó Ahmad, su voz firme teñida de preocupación. El niño, con ropas desgarradas y cubierto de cenizas, permanecía inmóvil sobre una montaña de escombros que aún despedía calor. El aire estaba cargado de un olor acre, mezcla de pólvora y muerte.
Tariq levantó la mirada, sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de miedo y desesperación.
—Creo que están allí abajo— murmuró, señalando los restos de lo que alguna vez fue su hogar.
—Puedo escuchar a mi madre. Está cantando para mis hermanos. Mi padre... él... él debe estar aquí, en algún lugar, luego de la gran explosión no lo he visto nuevamente.
Esta vez el Dios israelita apretó tan fuerte sus manos; que el castigo para los filisteos hizo temblar la cámara Sagrada donde descansan los restos del profeta Mahoma junto a los primeros califas del islam, Abu Bakr y Umar.
Ahmad sintió un nudo en la garganta. La canción que mencionaba el niño, "Al Haq Silahi", resonaba en su memoria como un himno de resistencia. Pero ahora, en la voz de una madre atrapada bajo los escombros, era un lamento desgarrador.
—¿Oye cómo te llamas? — continuó indagando Ahmad
—Mi nombre es Tariq, soy hijo de Omar y Rania — contestó rápidamente EL niño.
—Tariq, no puedes quedarte aquí. Es peligroso— dijo Ahmad, intentando acercarse.
Pero el niño retrocedió, aferrándose a un pedazo de madera quemada como si fuera su única defensa. No me iré hasta que los encuentren.
El cielo, opaco y sin vida, parecía observar la escena con indiferencia. Las calles comenzaban a llenarse de figuras que salían rápidamente de sus refugios subterráneos, moviéndose como sombras entre los restos de una ciudad que ya no existía. Cada paso que daban era un testimonio de su resistencia, pero también de su dolor.
Ahmad se giró hacia los transeúntes, buscando ayuda. Entre ellos, una mujer con uniforme de UNICEF se acercó, preocupada indagando sutilmente sobre la procedencia del niño.
—¿Es este niño un sobreviviente? ¿Tiene familia? — preguntó, volteando a ambos lados.
—Es mi sobrino— respondió Ahmad rápidamente, como es su nombre señorita?—continuó
— Mi nombre es Alba y soy la supervisora de la cuadrilla de Unicef en la franja de gaza — Respondió ella.
Ahmad , se detuvo un instante su mirada busco un punto fijo entre toda esa escena de terror y muerte, un punto que no fuera necesariamente los ojos de la mujer, no estaba acostumbrado a mentir, sabía perfectamente que esa no era la verdad, pero el fin justificaba los medios y el destino lo había puesto en ese lugar, quizá con el fin de ser un eslabón más en esta cadena interminable de favores, que no siempre los dioses toman en cuenta.
—Aquí, lloramos donde perdemos a nuestros seres queridos. Es nuestra forma de despedirnos, entre tantas muertes no tenemos ni el dinero , ni la oportunidad de las grandes ceremonias que se permiten en la sociedad occidental.
La mujer hizo un gesto de comprensión con su cabeza, aunque sus ojos mostraban dudas. Ahmad sabía que no podía explicar más. En esta tierra, las palabras eran armas tanto como los silencios que se desvanecían, pues las muertes se actualizan como los tantos nacimientos que se producen en secuencia dentro de la fábrica de producción de la matrix.
Ahmad bajó la mirada hacia Tariq, pues el niño no apartaba la vista de los escombros como si, con suficiente concentración, pudiera desenterrar lo que quedaba de su familia. La luz del día iba menguando y los primeros signos de inquietud se palpaban en la calle. Los transeúntes que habían pasado la tarde indagando y creando teorías sobre el destino del pequeño empezaron a dispersarse, aunque algunas miradas curiosas seguían fijas en la escena.
Algunas horas pasaron y el niño seguía llorando por su familia, esta vez con su rostro hundido en la tierra. Ahmad lo observaba a lo lejos, intentando descifrar las palabras que usaría al llegar a casa con el pequeño.
Nacer y crecer en esta ciudad, señoras y señores, no es tarea fácil. La facción que controla Gaza es Hamas, un movimiento islamista palestino que gobierna en la Franja desde 2007, tras tomar el poder. Hamas es considerado una organización terrorista por varios países, incluyendo Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, debido a sus ataques contra civiles y su postura fuerte en contra de la existencia de Israel. Dentro de esos grupos insurgentes están los niños pequeños, que, al igual que sus padres y ancestros, deben soportar las calamidades de las guerras y vivir sometidos a condiciones extremas.
Y eso, con suerte. Porque si mueren aquí, nadie del otro lado cruzando el Mediterráneo sabrá nada. ¿Por qué? Porque a este ser con titulo de Dios le gusta meter el dedo en la llaga de los más pequeños y escuchar su sufrimiento. Sus gritos y quejas parecen un elixir para su fría naturaleza. Y no lo digo solo yo: lo afirman quienes han sido testigos de esas calamidades a lo largo de esta historia, En la Biblia judeocristiana se dice que a Yavhé, o Jehová, no le tembló el pulso al eliminar cerca de dos millones de almas que no pertenecían a su facción o que simplemente desobedecían a sus reglas caprichosas, Y da la casualidad que estos niños, justamente, no pertenecen a ese circo donde una entidad extra- terrenal controla a estos cavernícolas desde hace milenios.
Cuándo estaba oscureciendo Alba regresó, esta vez acompañada por dos hombres que llevaban chalecos azules, estos eran soldados de las naciones unidas, Ahmad sabía que no podía mantener la farsa mucho más tiempo, pero su mente trabajaba rápido. "Si se lo llevan, no sobrevivirá. Este niño necesita algo más que caridad, necesita raíces..." pensó, mientras sus ojos se posaban en Tariq, quien seguía abrazado a su pedazo de madera.
—Tariq, ven— dijo Ahmad, agachándose junto al niño.
—Te llevaré conmigo. No puedes quedarte aquí, está oscuro y frío.
Tariq negó con la cabeza, apretando los labios como si cada palabra fuera un esfuerzo titánico. —No. No me iré sin ellos. Mamá está ahí abajo. Puedo escucharla.
Ahmad sintió un peso en el pecho. ¿Cómo convencer a un niño de que, a veces, la esperanza era más cruel que el abandono? Se incorporó lentamente y enfrentó la mirada de Alba quien mantenía una charla en voz baja con los soldados de la UN, quienes parecían debatirse entre la compasión y el procedimiento.
—Es su familia— dijo Ahmad, no pudo contenerse más...y soltó esas palabras antes de que procedieran a llevar al niño al campamento de Unicef, donde mantenían a los refugiados y sobrevivientes de las grandes masacres bélicas que se suscitaban a diario en esa ciudad.
—Los escombros son su hogar ahora. No pueden separarlo de esto. Si se lo llevan, harán que el niño se quiebre por completo y pierda la esperanza de vivir.
La mujer lo observó con incredulidad y tristeza, y antes de que pudiera responder, Ahmad se giró hacia Tariq de nuevo...Insistiendo!
—Pero no tienes que enfrentarlo solo. Si vienes conmigo, te prometo que regresaremos mañana. Estaremos aquí juntos, para tu mamá y tus hermanos. Nunca te dejaré solo en esto.
El niño lo miró por primera vez en horas, sus ojos llenos de lágrimas y preguntas. —¿De verdad lo dices? ¿No me abandonarás?
—Nunca. Pero ahora tenemos que irnos. hazlo Por ellos, Tariq, para que podamos volver a buscarlos.
Ahmad asintió lentamente, haciendo una promesa que sabía que cambiaría su vida para siempre, eran muchos factores densamente alejados de la gran realidad de un padre de familia que a duras penas sostenía a los suyos gracias a un puesto de frutas y verduras en la ciudad, a veces las ventas eran tan pocas que Ahmad, dejaba a su hijo mayor trabajando en ella y acompañaba a su suegro Yassir quien tenia dos botes y se dedicaba a la pesca.
El niño se levantó finalmente, con pasos vacilantes, mientras Ahmad lo guiaba hacia la oscuridad de la calle. La maquinaria pesada junto a una docena de rescatistas y soldados seguía trabajando en los escombros detrás de ellos, el ruido que producían no era molesto para estas gentes, eran los sonidos de la esperanza.
Jamila no estaría contenta, lo sabía. Pero Ahmad también sabía que su decisión no era negociable. En algún lugar de esta ciudad destruida, tenía que haber espacio para un corazón más, pues a decir verdad ni Alá ni Jehová hicieron una mierda para detener el dolor de esta gente, el horror, la sangre y la muerte, son como un elixir para su extraña naturaleza “no humana”.
Estos condicionantes de espíritus no son más que sombras involutivas en el oscuro pasado de un pueblo manchado con sangre y muerte. No se atreven a abandonar el maldito hábito de la esclavitud moral, que los mantiene sumergidos en la misma mierda, rogando y nunca viviendo bajo su propia voluntad. Porque para hacer eso, deben rendir tributo y confesarse como un ladrillo más en esa maldita pared, a la que ellos llaman el muro de los lamentos.
Ahmad caminaba en silencio, sosteniendo a Tariq por los hombros mientras atravesaban las ruinas de la ciudad. Cada paso que daban estaba acompañado por el crujido de escombros bajo sus pies. En el aire flotaba una calma inquietante, interrumpida de vez en cuando por el lejano retumbar de explosiones.
Cuando llegaron a la pequeña casa de Ahmad, la puerta se abrió antes de que pudiera siquiera tocarla. Jamila estaba allí, con los brazos cruzados y una expresión que Ahmad conocía demasiado bien. Sus hijos, Khaled y Sami, se asomaban tímidamente detrás de ella, curiosos por el visitante inesperado.
—¿Qué significa esto, Ahmad? — preguntó Jamila, con un tono frio y lleno de incertidumbre, cuestionaba la posible acción de su marido que sin pensarlo trajera a un niño más a esa casa, entonces sin ningún tipo de filtro preguntó en voz alta.
—¿Quién es este niño?
Ahmad mantuvo la calma, aunque sentía el peso de las palabras que estaba por decir, conocía perfectamente a su mujer, ella era todo por lo que esa familia aun permanencia en pie, conocía a detalle que tras confesar su acción de buen samaritano, seria cruelmente reprendido, pero luego de escuchar esa historia, su espíritu de madre callaría esas voces que anunciaban un mal augurio.
—Es Tariq. Perdió a su familia en el ataque. No podía dejarlo allí, Jamila. Era lo correcto.
Ella miró al niño, que permanecía callado, con la mirada fija en el suelo. Finalmente, ella suspiró y cerró la puerta detrás de ellos. —¿Y qué se supone que haremos, Ahmad? Apenas tenemos suficiente para nosotros. ¿Y si trae problemas?
—Jamila, no es momento para pensar en eso—, respondió Ahmad, sereno pero firme, no era el momento de mostrar debilidad.
Al principio su esposa se mostraba reticente y distante ante la posibilidad de que el posible huérfano fuera hospedado en su casa, cada vez que podía interfería en el relato de Ahmad recordándole que la casa era demasiado pequeña y el dinero muy escaso para mantener otra boca.
Aparte repetitivamente decía “imagina ese niño, creciendo con tanto odio entre tus hijos” terminará siendo un soldado de Hamás y eso sería una gran desgracia.
—Si nosotros no lo ayudamos, ¿quién lo hará? — continuo Ahmad
Antes de que Jamila pudiera responder, Khaled se acercó a Tariq y le tendió la mano. —Hola. Soy Khaled. ¿Quieres algo de comer?
El gesto pareció sorprender tanto a Tariq como a los propios padres de Khaled. El niño alzó la mirada tímidamente y asintió, siguiendo a Khaled hacia la pequeña mesa de la cocina.
Jamila observó la escena en silencio, con un conflicto evidente en su corazón Ahmad se acercó a ella, apoyando una mano en su hombro y apaciguadamente en voz baja para que el niño no escuchara, dijo.
—Te prometo que encontraremos la manera. Pero no podemos darle la espalda, Jamila. No después de todo lo que ha pasado.
Ella apartó la mirada, pero no dijo nada más. Ahmad sabía que no era una aceptación total, pero por ahora, era suficiente. Mientras Khaled y Sami compartían un poco de pan con Tariq, Ahmad sintió una chispa de esperanza. Tal vez, solo tal vez, podían encontrar la manera de reconstruir algo en medio de tanta destrucción.
Ahmad despertó temprano la mañana siguiente, antes de que el sol iluminara las calles destruidas. En la pequeña casa, el ambiente seguía siendo tenso. Jamila se movía por la cocina en silencio, preparando té con las escasas hierbas que quedaban. Los niños dormían, pero Tariq ya estaba sentado junto a la ventana, mirando hacia afuera. Su rostro parecía un mapa de tristeza y determinación.
—¿Listo para regresar? — preguntó Ahmad, acercándose al niño. Tariq asintió, sin decir una palabra. Ahmad tomó una bolsa de pan seco y un poco de agua, sabiendo que necesitarían algo para enfrentar el largo día.
Cuando salieron, Jamila los observó desde la puerta. No dijo nada, pero su expresión hablaba de preocupación y resignación. Ahmad entendía que ella temía por el futuro, pero también sabía que, en algún nivel, su corazón empezaba a aceptar al niño.
De vuelta en los escombros, el panorama no había cambiado. Los trabajadores seguían removiendo los restos con maquinaria insuficiente, mientras algunas familias buscaban entre las ruinas con sus propias manos. Ahmad y Tariq se acercaron al lugar donde habían estado el día anterior. El niño parecía estar buscando algo específico, pero no decía qué.
—¿Qué estás buscando, Tariq? — preguntó Ahmad finalmente. —¿Hay algo que hayas visualizado?
Tariq se detuvo y señaló un pedazo de tela parcialmente enterrado bajo los escombros. Ahmad se acercó y lo recogió. Era una prenda infantil, probablemente perteneciente a uno de los hermanos de Tariq. El niño la tomó en sus manos y la sostuvo contra su pecho, cerrando los ojos como si pudiera sentir a su familia a través de ella.
En ese momento, Alba regresó. Su rostro mostraba preocupación al ver a Tariq nuevamente en el mismo lugar. —No puede quedarse aquí. Esto no es saludable para él— dijo, dirigiéndose a Ahmad, comprende que el niño sufrió la perdido de toda su familia, ¿podrías concentrarte en los sentimientos del pequeño?
—¿Y qué propone? — respondió Ahmad.
—¿Alejarlo de lo único que le queda? Este lugar es su vínculo con ellos. Necesita procesar todo esto a su manera, no puedes permitir que aparte de sus recuerdos aquel momento épico donde un misil acabo con la vida de todos los que mas amaba en este desierto.
La mujer suspiró y miró a Tariq, que seguía aferrado a la prenda.
—Entiendo su punto, pero también necesita un entorno más seguro. Hay programas que pueden ayudar...
Ahmad interrumpió. —Si realmente quiere ayudar, haga algo por los cuerpos que siguen bajo estos escombros. Esos programas no devolverán a su familia.
Las palabras de Ahmad parecían golpear con fuerza. La mujer comprendió lentamente, aunque su rostro mostraba que no estaba completamente convencida. Ahmad sabía que no podía confiar en sistemas externos para cuidar a Tariq. Este niño era ahora su responsabilidad, y haría lo que fuera necesario para protegerlo.
Ahmad y Tariq permanecieron en silencio mientras observaban el trabajo de los rescatistas. El niño no se separaba de la prenda que había encontrado, como si aquello fuera un ancla en medio del caos. Ahmad decidió mantenerse cerca del pequeño, sabiendo que su presencia ofrecía al menos un mínimo de consuelo.
Entre los trabajadores que removían los escombros, Ahmad reconoció a algunos rostros familiares: hombres que habían compartido con él jornadas agotadoras en la construcción antes de que el conflicto los dejara sin empleo. Uno de ellos, Salim, se acercó con pasos pesados y mirada inquisitiva.
—Ahmad, este niño... lo he visto antes, sé quién es— dijo Salim, limpiándose el sudor de la frente con una mano sucia. —Es hijo de Omar y de Rania, ellos Vivian en una de esas casas que fueron alcanzadas por un misil, yo conocí a su padre, trabajó conmigo en la reconstrucción de las calles de esta ciudad, hasta que un día nos avisaron que todo había terminado, según parece Hamas necesitaba ese dinero para armas y misiles que contrarrestaran el bombardeo israelita.
Luego supe que el pobre estaba desempleado y eso se debía a que no sabía leer ni escribir, Rania se ganaba la vida lavando y planchando ropa y también recibía ayuda humanitaria.
—Sí, es Tariq. Su madre y sus hermanos están bajo los escombros, todavía no los han encontrado— respondió Ahmad con tono grave. —Y su padre... su padre ya no está, falleció en el ataque y su cuerpo fue recogido a pedazos de las calles de esta ciudad.
Salim se llevó una mano al mentón, visiblemente afectado por la situación.
—Es una desgracia, Ahmad. Todo esto lo es, estos malditos han acabado no solo con el sueño de toda una ciudad sino también con el futuro de todos los niños.
Pero... ¿qué harás con él? No puedes cargar con más responsabilidades.
Ahmad miró a Tariq, quien seguía callado, sin apartar la vista de las ruinas.
—Lo cuidaré, Salim. No puedo abandonarlo. No después de todo lo que ha pasado.
Salim negó lentamente con la cabeza, como si las palabras de Ahmad fueran un peso difícil de aceptar. Pero antes de que pudiera responder, un ruido en los escombros los interrumpió. Los trabajadores se detuvieron, alarmados por el crujido repentino que emanaba de las profundidades de la montaña de restos.
—¡Deténganse! — gritó uno de los supervisores, levantando una mano. —Algo está moviéndose ahí abajo.
Ahmad y Tariq dieron un paso adelante, junto con los demás curiosos que se acercaban para observar. Los trabajadores comenzaron a remover los escombros con más cuidado, usando herramientas manuales en lugar de maquinaria para evitar provocar más daño.
El corazón de Ahmad latía con fuerza. ¿Sería posible que alguien estuviera vivo? Miró a Tariq, cuyos ojos se habían llenado de una esperanza ansiosa.
—¿Podría ser tu madre? — preguntó Ahmad en voz baja.
Tariq no respondió, pero su respiración se aceleró. Ahmad sabía que, en ese momento, todas las posibilidades cruzaban por la mente del niño. Y aunque él mismo no quería alimentar falsas esperanzas, no pudo evitar aferrarse a la posibilidad de un milagro...”Si esta pequeña porción del libro fue de tu agrado no dudes en solicitar un ejemplar”
Cuentos Libro nro 1
- Los Niños de Gaza (La guerra interminable)
- Las nuevas pandemias y las redes sociales
- Los préstamos de la muerte
- El tío Sam y el código secreto
- Las drogas que atraviesan el pacifico llegan a tu casa
- Un centenar de niños muertos
- El poder del dinero el silencio de la justicia
- Sapo de otro pozo
- Los demócratas las pizzas y el diablo
- Tecnología que provoca enfermedades
- Los hombres de negro
- Demonios y extraterrestres
- El silencio y la pobreza
- (One WTC)
- El mercader de América
- El día que Dios cerró sus ojos
- Nonse la leyenda del vaticano
- lobotomía a distancia
- Farmacología del terror
- El Señor de las guerras
Cuentos Libro nro 2
- Phil Schneider y las Bases subterráneas
- Rothschild y Rockefeller vs Elon Musk
- Nunca llegamos a la luna
- El domo sobre la planicie
- Cuenta regresiva en el Vaticano
- EL oso blanco
- Las nuevas influencias
- Ellos no son de nuestra naturaleza
- Inteligencia extraterrestre en el pentágono
- El niño de las estrellas
- Paralelo
- La sombra americana y la influencia no humana
- Zombis del futuro
- Tecnología espía 24/7 en tu dispositivo
- Las aguas envenenadas
- Están aclimatando la tierra
- Sionismo para aprendices
- La copa de vino y el rey arrepentido
- 50 veces que América hizo trampa
- Ahora apaga ese dispositivo y despierta.
Cuentos Libro nro 3
- 2029
- El gran apagón
- Nick Rockefeller un amigo entre copas
- Lizard People alias “Reptilians”
- La FDA y la cura para el cáncer
- Chemtrails algo en el cielo
- El Holocausto
- Los suicidados
- El Nuevo Orden Mundial
- El club de los viejos
- Enfermedades dirigidas
- Colisionador de drones
- La reunión inesperada
- Confesiones de la CIA
- Podrías decir que soy un viajero del tiempo?
- Gente Sombra y el servicio de inteligencia
- Asalto al capitolio
- Impidan los nacimientos
- Black Mirror vs Neuralink
- La Matrix
“Dios Bendiga América” fue publicada el 8 de abril del 2025 por la editorial Vibras virtual en una Edición limitada versión del autor. que consta de tres libros y está disponible en una variedad de formatos para satisfacer las preferencias de todos los lectores, incluyendo E-book, audio, La novela ha trascendido fronteras, con traducciones a 25 idiomas, lo que refleja su alcance global y permite a una audiencia internacional experimentar este viaje a través del terror psicológico, todo bajo la pluma del talentoso autor Marcos Orowitz.