Envidia
Envidia es un libro de relatos contemporáneos de terror escrita por el autor Marcos Orowitz y está dirigido a las nuevas generaciones. Este compendio de 12 historias conecta las vidas de varios protagonistas que intentan ocultar sus miserias y oscuros deseos de muerte, todo para escapar de la implacable justicia divina que no cesa en su búsqueda.
"La envidia, señoras y señores, es una de esas emociones que, al igual que el odio, consume a los seres humanos por completo. Deja a su paso un rastro de cenizas de cadáveres imaginarios, representando a todos aquellos a quienes envidiaste a lo largo de tu vida. Es una llama que arde en el alma, destruyendo no solo al envidioso, sino también a aquella pequeña emoción que podría haberte devuelto la vida."
Cortesía : EDTV
Cuento : La pirámide peruana
En esta historia, te presentaré a Wilson, un cholo peruano de poca monta que es una verdadera joyita. Imagina a alguien feo, pobre, inculto y con un aroma que podría desmayar desde veinte metros a un huevon chileno. Pero eso no es todo; es un auténtico maestro del fraude, un timador de segunda que está convencido de que la vida es un juego en el que siempre pierde.
Y así, enfrentando su abrumadora realidad de perdedor, Wilson decide que ya es suficiente. Con un toque de drama digno de una telenovela de bajo presupuesto, piensa en ponerle fin a su miserable existencia. Pero, como siempre sucede la vida se siente un poco traviesa y decide jugar con los protagonistas antes de enviarlos de cabeza al circo del infierno.
Ah, pero espera. Wilson, con esa irresistible atracción que tiene por el drama, todavía tiene que pasar por algunos giros inesperados. Tal vez el destino tiene aún algunos trucos bajo la manga, porque, antes de que pueda cumplir su brillante plan de suicidio, la vida le propone un macabro juego. ¿Quién dijo que la existencia de un perdedor no puede ser divertida? Y así, entre carcajadas invisibles y un aire de inevitable tragedia, la historia de Wilson sigue su curso, un desfile de absurdos que bien podría ser la apertura de un espectáculo de horror.
En el corazón de Lima, en una de las villas miseria más desoladas de nombre Pucusana, vivía Wilson Huamán. Su vida era un reflejo de la desesperanza y la miseria que lo rodeaban. Las calles polvorientas con ese aroma particular a heces de perros y bosta de caballo adornaban las calles de esa ciudad, el profundo olor a orines humanos regaba las zonas verdes desde la separación de la capital hasta este hacinamiento humano, un sendero de meada te conducía hacia él, en ese maldito lugar encontraras regadas por doquier los huesos de cientos de palomas, los borrachos suelen orinar en cualquier parte sin importar la hora, entonces intentas aguantar la respiración, pero como el camino es largo ¡desistes! Y comienzas a respirar por la boca, evitando siempre el contacto visual con los transeúntes, para que ellos no observen que estas sintiendo asco por esa cloaca que ellos consideran hogar, continúas mirando hacia otro lado cada vez que uno de estos engendros se cruza por tu camino, y eso está bien, entonces el brillo de los techos de chapa encandila tus ojos y es en ese puto momento es cuando comprendes que, en esa maqueta barrial de putrefacción sombría, es de donde salió este personaje.
Wilson había nacido y crecido en esa cloaca, y parecía que su destino estaba sellado desde el principio, con la puta premisa de vivir hasta donde se pudiera y luego esperar la muerte, como sus antepasados, sin esfuerzo…sin esperanza alguna.
Desde joven, había mostrado una habilidad innata para el engaño, no porque lo disfrutara, sino porque era la única forma que conocía para sobrevivir a las obligaciones de la vida. Su padre fue un borracho empedernido le gustaba tomar cerveza salir de parranda con sus amigos y castigar duro a su mujer, sacarla desnuda a la vereda era un juego macabro que no podía resistir, el mal nacido le arrojaba barro en todo su cuerpo y mentaba la madre a los cuatro vientos, este perdedor de profesión albañil había abandonado a la familia un sinfín de veces, pero la última fue la vencida y sucedió cuando Wilson era apenas un niño, su madre proveniente de Lares (provincia de Calca) era semi analfabeta y recalco semi, porque para algunas otras cosas resultaba ser tan zorra y astuta como una serpiente, una mujer agotada por la vida diríamos entonces para no ser tan calificativo despectivo e inhumano, lo cierto es que esta señora hacía lo que podía para mantener a flote a sus hijos. Pero la pobreza tiene cara de hereje, y era la única que nunca los abandonaba, el puto poncho amarillo dejó en el camino al gauchito gil y se fue de la provincia de corrientes para pasar unas vacaciones infinitas en la casa de los Huamán : dos de sus hermanos fallecieron trágicamente por enfermedades casi extintas en esta época moderna y más tarde uno más se sumó a la lista cuando fue abatido por un comerciante asiático.
Este último incidente ocurrió cuando su hermano Héctor fue descubierto en el mercado chino colocando en su chaqueta algunas bebidas alcohólicas para luego llevarlas con sus bróder y pasar la noche en la esquina hablando estupideces, soñando con ser millonarios, cavilando robos y delirando por el efecto de las drogas baratas que los malditos dealers les entregaban por la estúpida suma de unos cuantos soles mugrientos. Como dice el viejo refrán gaucho, "El que malandra mal acaba". Así fue como Héctor, el hermano mayor de Wilson se despidió de este mundo con una bala de escopeta en la cabeza. El maldito chino se lo había advertido, en su español a medias: "A próxima vez que vea hijo una gran puta, vo a volar cabeza... chupa pico". Y así fue. La policía lo encontró tirado dentro del mercado y, como el asiático pagaba sus coimas a los jefes de la policía y tenía sus conexiones, no pasó más de 24 horas en prisión.
Entonces la vida continuo su curso y en la casa de los Huamán siempre era la misma historia, el mismo libreto y la misma sensación de pobreza y desanimo.
Wilson fue creciendo, abandonó rápidamente sus estudios y se dedicó de lleno a los trabajos temporales, de vendedor ambulante, de albañil, de ratero, timador, en este último empleo conoció a Gladis una gorda morocha proveniente de argentina, Gladis se había fugado prácticamente de buenos aires cuando asumió el presidente Javier Milei, era una activista kirchnerista, ella pertenencia a la popular agrupación mujeres de pie, un grupo de mujeres pertenecientes a familias disfuncionales, separadas con por lo menos cuatro críos cada una, un plan social que les otorgaba el gobierno socialista por mantener a los activistas de derecha fuera de juego.
Según su familia; la pobre estaba condenada a la miseria, es que luego de que las reglas del juego en el país de los boludos cambiasen drásticamente, los engendros como Gladis tuvieron que salir a trabajar, pero lamentablemente el mercado no aceptaba a analfabetos con antecedentes policiales, y entonces tuvo que respirar profundo cambiar el plan y viajar como una vaca a Perú con todos sus hijos.
¡Allí es donde conoció a Wilson en una de esas bailantas de mala muerte donde se concentran gran cantidad de lanzas y perdedores que buscan anestesiar sus instintos animales con el efecto de las drogas y el alcohol y soñar que pueden enamorase de alguien más!
Mas tarde la vida de Wilson dio un giro aún más oscuro cuando su esposa, lo abandonó inesperadamente. La muy zorra había conocido a un comerciante chileno de pescados llamado Wilfredo Silva a través de Instagram. La promesa de una vida mejor en Puerto Natales fue suficiente para que ella huyera, llevándose consigo a su hija. Wilson quedó devastado, sumido en una profunda depresión. Las noches eran interminables, y los días, una tortura constante.
La separación de su familia fue el golpe final para Wilson, quien sin rumbo y sin esperanza, comenzó a vagar por las calles de Lima, buscando una salida a su sufrimiento.
La idea del suicidio se convirtió en una obsesión, entonces una noche, decidió que ya no podía más, gasto hasta el último sol que había escondido dentro de algunas frazadas viejas, vendió también sus únicas prendas que consideraba de lujo a una feria en la plaza, compró algunas cervezas y perdió la razón, eso le dio coraje para adentrase en las venas de acero de lima, exactamente en el cruce del ramal Parque Industrial, decidido a arrojarse a las vías del tren.
Justo cuando estaba a punto de dar el paso final, sintió una mano firme que lo sujetó por la espalda. Sorprendido, se volvió y vio a un hombre bien vestido, de rostro nada particular, pero con una voz calmada y segura.
—Esa no es la salida, querido Wilson —dijo el hombre—. Vete a casa espera a que el maldito efecto del alcohol se difumine de tu cuerpo y mañana antes de que el reloj marque las doce de la noche, siéntate debajo del olivo que se encuentra en el descampado de la familia Gutiérrez, nadie estará allí, ni siquiera los perros que vigilan la propiedad. Una vez sentado, cierra los ojos y no los abras hasta que sientas la mano fría de una persona en tu hombro. Sentirás pasos, perros aullando, el miedo recorrerá tu espina dorsal y hasta sentirás ganas de mearte encima, aun así, no los abras.
Wilson, desconcertado y sin nada que perder, decidió seguir las instrucciones del extraño. Esa noche, su vida tomaría un rumbo inesperado.
Wilson llegó a casa con la mente en blanco, tratando de asimilar lo que había ocurrido y con ese pensamiento extraño y sacudido por el alcohol se quedó dormido. Al día siguiente y con una resaca que titilaba en su cabeza como un reloj cada tic-tac resonando como un recordatorio de la promesa que había hecho al extraño. Justo antes de la medianoche, salió hacia el descampado de la familia Gutiérrez, un lugar que conocía bien por las historias de su niñez.
Uno de sus mejores amigos, había sido descuartizado en esa propiedad por un maldito celular, entonces los dueños decidieron colocar un alambrado para evitar multas del municipio.
El olivo se alzaba solitario en medio del descampado, sus ramas retorcidas proyectando sombras inquietantes bajo la luz de la luna le daban un aspecto macabro, Wilson atravesó el alambrado justo en un pequeño hueco que los adictos habían abierto tiempo atrás para tener sexo barato, se acercó con cautela, su corazón latiendo con fuerza. Se sentó bajo el olivo, tal como el extraño le había indicado, y cerró los ojos.
El silencio de la noche fue interrumpido por el aullido lejano de un perro. Wilson sintió cómo el miedo recorría su espina dorsal, tal y como el hombre había predicho. Los minutos pasaban lentamente, y el sudor frío comenzaba a cubrir su frente. De repente, escuchó pasos acercándose. Eran suaves, casi imperceptibles, pero cada uno resonaba en su mente como un trueno.
El aullido de los perros se intensificó, y Wilson luchó por no abrir los ojos. Entonces, sintió una mano fría y pesada posarse en su hombro. Era un toque helado que le hizo estremecerse, pero mantuvo los ojos cerrados, siguiendo las instrucciones al pie de la letra.
—Bien hecho, Wilson —dijo una voz profunda y autoritaria—. Eres más fuerte de lo que crees. Ahora, escucha con atención. A partir de hoy, tu vida cambiará. Te enseñaré cómo transformar tu miseria en poder. Pero primero, debes demostrar tu lealtad y tu deseo de aprender.
Wilson asintió, sin atreverse a hablar, quizá porque analizó su condición humana y se vio insignificante, ¿Qué demonios podía ofrecer a este tipo? --- ¡si no tenía absolutamente nada! La mano en su hombro se retiró, y los pasos se alejaron. Abrió los ojos lentamente y vio la figura imponente, vestido con un traje oscuro, su rostro era severo, pero había una chispa de interés en su mirada.
—Soy el jefe del hombre que conociste justo en el momento en el que te ibas a quitar la vida —continuó—. Mi nombre no es importante, lo que importa es que estoy aquí para ofrecerte una oportunidad. Un camino para salir de este pozo en el que te encuentras. Pero debes seguir mis instrucciones al pie de la letra. ¿Entendido?
Wilson asintió nuevamente, sintiendo una mezcla de temor y esperanza. Su vida estaba a punto de tomar un rumbo desconocido, y aunque el miedo persistía, una pequeña llama de determinación comenzaba a arder en su interior.
La luz del amanecer apenas empezaba a iluminar el cielo cuando Wilson se levantó del olivo, la experiencia de la noche anterior había sido surrealista, y aún sentía la frialdad de aquella mano en su hombro. Caminó de regreso a Pucusana con una nueva determinación. El desconocido le había ofrecido una salida, y aunque el camino parecía turbio y lleno de peligros, era su única oportunidad.
Durante los días siguientes, Wilson se mantuvo en contacto con el hombre, a quien llamaba "El Jefe". A través de instrucciones meticulosas y reuniones clandestinas, El Jefe le explicó el plan: una red de estafa usando el método de la pirámide con productos de la marca Avon que traían desde Argentina.
“Esta empresa de mierda pronto será un recuerdo en los anaqueles de la historia de argentina”--- dijo la entidad --- “un pez más gordo proveniente de las costas brasileras se lo va a tragar y miles de empleados serán despedidos de sus trabajos”
Wilson aprendió rápidamente a manipular y persuadir a las personas, utilizando su carisma y su aparente sinceridad para atraer a nuevos inversores. A medida que su red crecía, comenzó a ver los frutos de su engaño. El dinero fluía, y por primera vez en su vida, sintió una chispa de poder y control.
Sin embargo, la sombra del terror nunca se desvaneció. Cada vez que se encontraba con El Jefe, la oscuridad parecía envolverlo. Los lugares de encuentro eran siempre remotos y desolados, y las conversaciones estaban llenas de insinuaciones siniestras y advertencias veladas.
Una noche, mientras estaba contando el dinero que había recaudado, Wilson recibió una llamada. La voz al otro lado de la línea era fría y familiar.
—Wilson, es hora de que demuestres tu lealtad una vez más —dijo El Jefe—. Esta noche, a la medianoche, debes ir al mismo olivo y esperar instrucciones. No falles.
Wilson sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La última vez que había estado en ese olivo, su vida había cambiado para siempre. Se dirigió al descampado con una mezcla de temor y anticipación.
Al llegar, se sentó bajo el olivo y cerró los ojos, recordando las palabras del extraño de aquella noche. Los aullidos de los perros y los pasos que se acercaban parecían aún más intensos esta vez. La mano fría se posó nuevamente en su hombro, y la voz del Jefe resonó en su mente.
—Wilson, has hecho bien hasta ahora. Pero este es solo el comienzo. Esta noche, debes probar tu devoción completando una tarea especial. Hay una casa al borde de la ciudad, donde vive una familia que nos ha traicionado, tu tarea es ir allí y asegurarte de que comprendan las consecuencias de desafiarme.
Wilson abrió los ojos, pero no había nadie a su alrededor. Solo la oscuridad y el olivo solitario. Tomó una profunda respiración y se levantó, sabiendo que no tenía otra opción. La noche apenas comenzaba, y el verdadero terror estaba por desatarse.
Mientras caminaba hacia la casa indicada, Wilson no podía dejar de pensar en el miedo que sentía. Recordó aquellas noches en las que su madre llevaba a todos los hermanos a la iglesia evangélica, donde se reprendían espíritus y se revolcaban en el piso como en un ritual misterioso. Ese circo le ocasionaba algún tipo de satisfacción. Su pequeña mente humana creía que esa obra de teatro coercitiva en manos de unos supuestos profetas y apóstoles era la clave para mantenerlo protegido.
Pero ahora, entendía que el poder de la oscuridad conoce la luz y sabe perfectamente que dentro de esa guarida de ladrones no hay más que un comercio que cautiva a las personas desde el miedo y el control. Esa supuesta salida de fe no fue más que un pequeño exabrupto, una ilusión pasajera en medio de su desesperación.
El miedo se intensificó cuando, al llegar a la casa, sintió una presencia detrás de él. Se volvió lentamente y vio al Jefe, quien nunca le reveló su nombre.
—Ni siquiera lo intentes, Wilson —dijo la entidad con voz amenazante.
Antes de que pudiera reaccionar, El Jefe lo tomó por el cuello y lo levantó un metro del piso, sosteniéndolo con una fuerza sobrenatural. Wilson sentía que el mínimo de los movimientos que realizara podría ocasionarle la fractura de su cuello. La desesperación lo envolvía mientras miraba a los ojos de aquella entidad que lo mantenía suspendido en el aire…”Si esta introducción fue de tu agrado te invito a que solicites un ejemplar”
Cuentos de la obra
- La Mirada del Vecino
- La pirámide peruana
- Deberíamos matarla
- Ojos que no ven, corazón que no siente
- Chileno cobarde
- No contesta los mensajes
- Es un maldito anarquista
- Psicópata
- Mi trabajo es mejor
- La Venganza del Envidioso
- Umphathi ulinde wena
- Hablando con las sombras
“Envidia” fue publicada el 5 de enero del 2025 por la editorial Vibras y está disponible en una variedad de formatos para satisfacer las preferencias de todos los lectores, incluyendo E-book, audio de 180 paginas, La novela ha trascendido fronteras, con traducciones a 25 idiomas, lo que refleja su alcance global y permite a una audiencia internacional experimentar este viaje a través del terror psicológico, todo bajo la pluma del talentoso autor Marcos Orowitz.”