Dámaso Alonso y Fernández de las Redondas fue un poeta de la Generación del 27 y crítico español. Nació el 3 de octubre de 1898 y falleció el 25 de enero de 1990 en Madrid (España). Pasó su infancia en La Felguera (Asturias).
Formó parte de la llamada Generación del 27 y destacó además como eminente crítico, de fama mundial, por sus estudios estilísticos.
En la Residencia de Estudiantes, en Madrid, conectó con los que serían sus compañeros de generación: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda o Manuel Altolaguirre. Enseñó lengua y literatura españolas, tanto en universidades extranjeras como nacionales: Berlín, Cambridge, Valencia (1933-1939) y Madrid (1939-1968).
Sus profundos análisis sobre Luis de Góngora son una de las cumbres de su producción. Así, Temas gongorinosy la correspondiente edición de Soledades(1927), La lengua poética de Góngora (1950) o Estudios y ensayos gongorinos (1955) se han convertido en textos clásicos e indispensables para el estudio de la obra de este clásico.
Su poesía se clasifica como poesía pura de inspiración juanramoniana a su libro Poemas puros, poemillas de la ciudad (1924). A partir de 1939, el "gran aldabonazo" de la Guerra Civil y de la no menos desesperada posguerra le conmueven profundamente y publica su obra más importante, Hijos de la Ira (1944); segunda edición corregida y aumentada en 1946) donde, inspirándose en el procedimiento estilístico del paralelismo progresivo presente en la poesía bíblica de los salmos penitenciales y en la filosofía existencialista de posguerra, expresa una visión desgarrada y sombría de la condición humana, utilizando largos versículos y un lenguaje violento que da cabida al léxico vulgar y malsonante. Acusa, maldice y protesta el grotesco espectáculo del mundo, inmerso entonces en una terrible guerra global.
Siguieron a esta obra señera, que inaugura e inspira la llamada Poesía Desarraigada (junto a Sombra del paraíso de su amigo Luis Jurado), Hombre y Dios (1955) y Oscura noticia(1959), dos líricos libros de poesía desarraigada de muy personal religiosidad. El título del último procede de San Juan de la Cruz: «La noticia que te infunde Dios, es oscura». Se deja notar una impronta existencialista y es visible la influencia de James Joyce, cuya novela Retrato del artista adolescente había traducido Alonso bajo el anagramático seudónimo de Alfonso Donado en 1926. En esta temática religiosa su última incursión es Duda y amor sobre el Ser Supremo (1985). También investigó las fuentes de la Poesía de tipo tradicional (1949), particularmente las relativas a las jarchas; la obra de Gil Vicente, en Poesías (1940) yTragicomedia de don Duardos (1942) y la del mayor místico español enLa poesía de san Juan de la Cruz(1942).
De su extenso trabajo crítico cabe señalar, por último, aquellos libros que, como Ensayo de poesía española(1945), Poesía española (1950) o Seis calas en la expresión literaria española.
En 1978, le otorgaron el Premio Miguel de Cervantes. Murió en 1990.
Obras[]
- Poemas puros. Poemillas de la ciudad, M., Galatea, 1921.
- El viento y el verso, M., Sí. Boletín Bello Español del Andaluz Universal, 1925.
- Hijos de la ira. Diario íntimo, M., Revista de Occidente, 1944 (2.ª edic. ampliada, Bs. As., Espasa-Calpe, 1946).
- Oscura noticia, M., Col. Adonais, 1944.
- Hombre y Dios, Málaga, El Arroyo de los Ángeles, 1955.
- Tres sonetos sobre la lengua castellana, M., Gredos, 1958.
- Poemas escogidos, M., Gredos, 1969 (Contiene poemas no recogidos en libro).
- Antología poética. Esplugas de Llobregat: Plaza & Janés, 1980.
- Gozos de la vista. Poemas puros. Poemillas de la ciudad. Otros poemas, M., Espasa-Calpe, 1981.
- Antología de nuestro monstruoso mundo. Duda y amor sobre el Ser Supremo, M., Cátedra, 1985.
- Aquel día en Jerusalén: auto de la Pasión, para emisión radiofónica: (en un prólogo y tres cuadros). Madrid: Cóndor, 1986.
- Álbum. Versos de juventud, B., Tusquets, 1993 (Edición de Alejandro Duque Amusco y María-Jesús Velo. Con Vicente Aleixandre y otros).
- Verso y prosa literaria, Madrid, Gredos, 1993 (Obras completas, volumen X).
- Antología poética. Madrid: Alianza Editorial, 1989.
- Antología personal. Madrid: Visor Libros, 2001.
- A un río le llamaban Dámaso: antología poética. Madrid: Vitruvio, 2002.
El comentario[]
El poema que voy a comentar pertenece a la obra Hijos de la ira, escrita en 1944, después de la Guerra Civil y la posguerra. Supuso el principio de una poesía existencial que convirtió a Dámaso Alonso en el poeta más representativo de aquella época. La obra Hijos de la ira trata de llegar al fondo de la persona, en un tono dramático y con un sentido satírico de la realidad.
Sin embargo, la nueva etapa de la poesía de Dámaso Alonso no abandona por completo la estética del poema, sino que la transforma para dotar de mayor sentimiento a los poemas, en lo que se conoce como tremendismo: el uso de imágenes desgarradas y desagradables. Trata de temas más humanos, tratados con una forma cuidada para no resultar estética en absoluto.
Los temas 'principales' de “Insomnio” son el desasosiego vital del poeta, su ansia de respuestas y su protesta airada más sincera ante un Dios que se muestra silencioso.
Resumiendo brevemente el poema, el poeta se encuentra en el "nicho" de Madrid, gimiendo y preguntándole a un Dios silencioso, por qué se pudre lentamente su alma, la del millón de cadáveres de Madrid y la de mil millones en el mundo, que en realidad, és el resultado de una época de Guerra Civil y posguerra muy dura, oscura y represora.
El poema se divide en dos partes:
En la primera, formada por los primeros versos, partiendo de una noticia sin demasiada relevancia “La población total del Madrid de entonces”, el poeta expresa sus sentimientos y los generaliza a todas las personas que considera que están en su misma situación, casi toda la población del mundo.
Un aspecto muy importante del poema es que no habla de personas, sino de cadáveres; de gente que aunque esté viva está muriendo por dentro. Cuyas preocupaciones internas no les permiten ni siquiera descansar, que tienen un sueño intranquilo e incómodo “me revuelvo y me incorporo”.
Seres humanos que se retiran a descansar en sus “nichos”, en los que el tiempo parece no pasar, en que nada cambia y de donde no hay. Personas que al igual que el autor, se despiertan en mitad de la noche y se desvelan con su propia angustia existencial. Y mientras su angustia no les permite dormir, se distraen con el sonido del viento, con los ladridos de los perros y con la luz de la luna, interiorizándolos para olvidar sus propios problemas: “y paso largas horas gimiendo como el huracán / ladrando como un perro enfurecido, / fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla”.
"Los perros, el nicho, el huracán, la luna", parecen ser un lamento de dolor de un hombre que ha sido enterrado en vida, pero ese mismo dolor también refleja el dolor de millones de cadáveres repartidos por todo el mundo.
Destaca también, la angustia del hombre de nuestro tiempo, que le resulta difícil vivir en un mundo de crueldad, odio e injusticia.
La segunda parte del poema, compuesta por los tres últimos versos, empieza con la repetición de la anáfora de la primera, que es el elemento que las une.
El poeta expone sus cavilaciones a Dios y le pregunta el sentido de su sufrimiento y el motivo que le implica mantenerlo. Le hace culpable de la angustia de los hombres.
Los últimos versos del poema son preguntas a Dios sobre la finalidad de su sufrimiento. La conversación pasa a una dimensión más personal, y se encuentra en tono metafórico. Se identifica el sufrimiento de las personas con abono.
En ésta, aparecen por ejemplo:
Dos anáforas, reforzando la tesis del arrebato de furia contra Dios: “preguntándole a Dios…” y “por qué…”. Y dos metáforas con forma de pregunta retórica: “o los grandes rosales del día..”, que son las cosas positivas y grandes a los ojos de las personas, y “las tristes azucenas letales de sus noches”, que son las cosas tristes, obscuras, que nos perturban en las noches.
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