El cuento es la forma narrativa que, ya sea completamente imaginaria o basada en hechos reales, se caracteriza principalmente por ser un relato de corta extensión (en el sentido estricto de tamaño). Entre sus principales características, están la concisión, la precisión, la densidad, la unidad de efecto o impresión total - de los cuales hablaron Poe (1809-1849) y Tchekhov (1860-1904): El cuento precisa causar un efecto singular en el lector; con mucho entusiasmo y emoción. Por esa razón, un cuento no es una novela muy corta y una novela no es un cuento largo, como mencionó Julio Cortázar acertadamente. Hay diferencias de estilo y profundidad que hacen al cuento y la novela dos tipos de creación artística muy diferentes con estándares de calidad que aplican a cada uno por separado. En la novela, por el contrario, el efecto causado en el lector no debe ser tan directo, está diluido a través de toda la narrativa y el novelista, en contraste con el cuentista, cuenta con la ventaja de poder profundizar en muchos temas, tener varias subtramas paralelas y tener partes que se pueden considerar como opcionales, inclusive. El escritor de cuentos recibe el nombre de cuentista. Ser cuentista no significa ser buen novelista y viceversa, por lo ya dicho.
Generalmente, los cuentos se publican en antologías y compilaciones debido a su longitud corta. En la antigüedad, eran compuestos y recitados por los juglares que recorrían las tierras contando sus historias y, a veces, portando noticias. Esta tradición oral evolucionó y se convirtió en obras maestras que cuentan la historia de un pueblo y que a veces traslapan géneros, como es el caso de las Mil y una noches, por ejemplo. En épocas más recientes se puede citar El Decamerón de Giovanni Boccaccio. Sin embargo, muchísimos autores han cultivado este género para dar una descripción exhaustiva. En la literatura latinoamericana son de destacar las antologías de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares por la fuerza y el impacto de su prosa y los ambientes extraños y, a veces, fantásticos (hiperreales) en que sitúan a los personajes. Algunos autores, como Julio Cortázar, se dedicaron más a ser cuentistas, ya que él cuenta con pocas novelas. Sin embargo, debido al éxito de la obra Rayuela, novela trascendental emblema de la preocupación por la meta-literatura y los temas metafísicos en el Boom latinoamericano, no se puede menospreciar las contribuciones valiosas a la innovación de la novela hechas por él.
