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Now you know me

Now that you know me

Esta novela ha sido concebida de tal manera que solo tú puedes desentrañar su verdadero origen, género o temática en tu mente. No se trata de ángeles y demonios; puedo afirmar abiertamente que cada lector tendrá su propia experiencia única. Podrás discernir y crear en tu conciencia si esta obra es psicológica, científica o religiosa. Tienes en tus manos el poder de dar vida a tu fantástica imaginación y recrear en tu mente la versión que más resuene contigo.

Introducción

Ella tiene mil historias para contar sobre sus vidas pasadas, "¡pero para eso!" necesitará salir de ese hospital psiquiátrico... Con vida.

Lo que sucede es que ella había descubierto, en su larga trayectoria como protagonista del juego de su propia vida, que la única salida a la reencarnación en este juego era entregando su conciencia y su alma eterna a un ser de luz de nombre Jesús. Él les aseguraba llevarlos a un mundo dimensional donde el reino de la oscuridad no podía entrar jamás.

Esta revelación divina, fruto de sus vivencias, causó gran malestar a los programadores de este juego holográfico. En este juego, las almas eran enviadas una y otra vez para generar energía o alimento para las civilizaciones o huestes que habitan en el reino dimensional de la oscuridad. Los programadores intentaron borrar ese conocimiento a través de tecnologías que el ser humano no puede comprender, ¡pero no pudieron! Sin embargo, tampoco permitieron que ella concretara ese encuentro con ese ser de luz.

Y de esa manera, querido lector, conocerás de su propia letra los cientos de relatos e historias que ella tiene para contarte de un juego macabro, al que los despiertos bautizaron con el nombre de MATRIX.

Desde una perspectiva filosófica, este relato explora la dualidad entre la luz y la oscuridad, y la búsqueda de la trascendencia espiritual. La figura de Jesús representa un camino hacia la liberación y la iluminación, en contraste con el ciclo de reencarnación y la manipulación tecnológica que simboliza la opresión y el control.

Desde un punto de vista científico, el concepto de un “juego holográfico” puede ser interpretado como una metáfora de teorías contemporáneas en física cuántica y cosmología, que sugieren que el universo podría ser una proyección holográfica. Además, la idea de tecnologías avanzadas que escapan a la comprensión humana resuena con las especulaciones sobre inteligencia artificial y simulaciones de realidad.

Marcos orowitz

Capítulo 1: Ella lo sabe todo                                                                                         Página 5

Querido lector: esta carta es el pequeño manuscrito de una mente trastornada a la que desearías no conocer jamás. Contiene material ofensivo para muchos y puede herir tu sensibilidad, así que no se lo recomiendo a nadie, a menos que seas lo suficientemente fuerte para enfrentar la carta de una maniática.

31 de octubre de 2022

Estados Unidos, Hospital Psiquiátrico Creedmoor

79-25 Winchester Blvd, Queens, NY 11427 🇺🇲

Paciente: 3034

Folio: 27901

Caso: 59022

No sé quién esté leyendo esta carta, pero si eres la persona indicada, harás todo lo que te pida. Solo necesito que entiendas que la muerte no significa nada. Así como ahora te mueres al lanzarte por la ventana de un décimo piso, al día siguiente serás una nueva versión de ti mismo, esperando en largas filas de una corporación holográfica para nacer en el cuerpo de otro imbécil deseando ser millonario. Así que presta mucha atención, porque voy a entregarte información importante para que aprendas a suicidarte utilizando la conciencia, para no volver jamás a este mundo de mierda. Quizá pienses que soy una maniaca, como lo piensa el tipo que describe mi locura en este relato, otro cobarde más que será utilizado para embellecer la larga lista de estúpidos que nunca entendieron que somos eternos prisioneros de un juego de entretenimiento: Al que llaman vida.

Como verás, no siempre fui una loca. En un principio, me comporté como una persona "normal", si así se puede describir a aquellos que cumplen el papel de marionetas en esta tierra y luego mueren como ratas, exhalando su última bocanada de aire. ¡Exacto! Yo también fui uno de esos y también morí de hambre, "sí, señor", de hambre. En el año 1316, cuando una pestilente hambruna asoló nuestro pueblo en el norte de Europa, precisamente en Génova, fui testigo de cómo la muerte se llevó a mi bella esposa, Marie, quien murió en mis brazos, completamente ciega y con la boca abierta a causa de lo que ahora llaman virus, al igual que mis dos pequeños hijos. Luego, llegó mi hora; morí en circunstancias similares, intentando arrastrarme por el pastizal para dejar caer mi cuerpo desde un barranco. Pero estaba demasiado enfermo, nunca llegué hasta allí. Morí en medio de la nada, rodeado de cadáveres, moscas y gusanos, de los cuerpos sin vida de algunos esclavos y de poco ganado, alimentando a la naturaleza con su putrefacción.

"Sí, señor, lo recuerdo muy bien." Ningún ángel vino a buscarme desde el cielo para acogerme entre sus alas y elevarme hacia el paraíso, donde esperaban mi esposa, mis pequeños hijos y toda la generación que me antecedió en esta vida. ¡No, señor! Cuando desperté, ningún ser querido me esperaba con los brazos abiertos; solo unos tipos de apariencia extraña, de los cuales no tengo memoria, ni recuerdos de sus rostros. Siempre pensé que, tras cada reinicio, lo único que hacían esos tipos era borrar todo recuerdo relacionado con ellos; esa labor la realizaron bastante bien.

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Después, me presentaban a una especie de junta directiva, donde decidían de manera unánime cuál sería mi nuevo destino. Repito: estuve consciente en todas esas reuniones. Podía oír perfectamente el desarrollo de sus conversaciones, todos sus análisis y en qué se basaban para decidir mi regreso a este mundo de simulación holográfica que llaman La Tierra. La mayoría de las veces me tendieron trampas, añadieron a mi personaje valores muy acentuados en los sentimientos y decidieron enviarme a este juego para experimentar si un prototipo humano con esas capacidades lograba evolucionar la conciencia y combatir los embates de la vida: es decir, las enfermedades, el hambre y todos aquellos factores que, para el ser humano, son indicadores de obstáculos en la vida. Ellos querían descubrir si éramos capaces de desarrollar en diferentes épocas aptitudes como la percepción, para estimular los sentidos y entender que, en realidad, éramos los verdaderos creadores de nuestra propia realidad. Imagínense un centenar de estos personajes sentados en una inmensa mesa corporativa altamente tecnológica, analizando de forma virtual todas las decisiones que tomé a lo largo de mis vidas, esos momentos clave que ellos programaron, con la finalidad de conservar registros y datos, y unirlos a otros cientos de millones de prototipos como yo, enviados a este campo de simulación o juego. Y tengo que decirlo ya, antes de que se me olvide.

Muchos otros cientos de millones están simplemente en la Tierra para cumplir con el único propósito de un guion, nada más. Un guion muy bien elaborado y siempre acompañado de la ciencia. Son personajes dentro del juego que cumplen una función específica y no son parte de un proyecto. Solo están allí ocupando un espacio físico rutinario; siempre lo estuvieron, en todas las épocas pasadas y hasta el día de hoy. Parecen cuerpos sin almas, limitándose a obedecer las reglas del juego porque así fueron programados para depender del sistema.

Una gran corporación con derechos de diseñador: esto quiere decir que las reglas del juego pueden cambiar abruptamente o de forma lenta y progresiva, lo que hoy se conoce como una tendencia.

Los programadores y diseñadores insertan estos programas en el juego a medida que se desarrollan las conciencias de todos los que estamos interactuando en tiempo real. Y cuando estos prototipos comienzan a evolucionar, sobresaliendo del resto— creando, inventando, desarrollando sus capacidades— como los científicos y personajes influyentes: Tim Berners-Lee, Auguste y Louis Lumière, Nikola Tesla, los hermanos Montgolfier y Clément Ader, Louis Pasteur y Alexander Fleming, Benjamín Franklin, Arquímedes, Thomas Edison, Leonardo da Vinci, Tales de Mileto, Stephen Hawking, Elon Musk, Isaac Newton, Albert Einstein… todos estos nombres son solo un puñado de los titanes que los programadores y diseñadores han ensamblado para crear esta realidad, esta estructura conocida como La Tierra. Para ellos, estas figuras no son más que celebridades dentro de un juego monumental. Ellos ven consciencias evolucionando en su obra maestra, la vida.

Ahora que he logrado envolverte en este relato, quiero que prestes mucha atención. No queda mucho tiempo para encontrar la salida. Es vital que comprendas, desde tu cómoda perspectiva del siglo XXI, cada fragmento de información que estoy a punto de

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proporcionarte. Este conocimiento no tiene precio, ya sea en el pasado o en cualquier futuro que puedas imaginar. Ahora mismo, estoy atrapado; este sistema me ha apresado. Hace tres años, me encerraron aquí, bajo el diagnóstico de “maniaco con delirio persecutorio”.

Permíteme ser claro: no soy un asesino en serie, ni un violador, ni un maltratador. ¡No! Solo cometí un error. Sugerí a esos “especialistas” médicos que era imperativo que los prototipos—esos miles de personajes perdidos en este juego—fueran informados sobre las actividades ocultas que se gestaban a su alrededor. Avances tecnológicos (superiores) que causan un impacto abrumador en sus vidas, pero que intentan ocultar. Estaba convencido de que tenían que reaccionar, pero hasta ahora, solo han sido actores inadvertidos de una realidad alterna. Y cuando intenté hacer una observación, sugiriendo el suicidio como una salida, se enfurecieron. Y aquí estoy, en este lugar.

¡Pero no estoy loco! No hay locura en mis razonamientos. Puedo recordar cada vida que he vivido, cada muerte, y es un relato que puedo contar con detalles escalofriantes. Escucha bien:

Año 1316. Génova, noreste de Italia. La morbilidad de la hambruna se llevó a mi familia y, finalmente, a mí. Una enfermedad comenzó en mis extremidades y se expandió, inmovilizando mi cuerpo por completo. Morí entre los cadáveres en descomposición que me rodeaban.

Año 1420, Francia. Bajo el reinado de Carlos V, un frío metal atravesó mi estómago. Caí al suelo, retorciéndome de dolor, escupiendo tanta sangre que me asfixié.

Año 1533, Escocia. Durante el reinado de Jacobo V, me encontré con unos individuos que intentaban robarme en un estado de ebriedad. Me apresaron, y uno de ellos me cercenó el cuello. Sentí la sangre caliente saturando mi pecho y comprendí que estaba muerto.

Año 1548, en las profundidades de la Amazonia, Brasil. Morí de muerte natural en medio de mi tribu, abrazando la naturaleza y el silencio eterno.

Año 1682, Moscú, Rusia. Era prisionero, apresado por el imperio en una redada rebelde. Nunca llegué al calabozo; me golpearon tanto que morí en el camino, y ya estaba enfermo antes de eso.

Año 1849, Prusia, Alemania. En la guerra de Schleswig, un proyectil se incrustó en mi ojo derecho. En unos días, no sobreviví a la infección.

Año 1872, La India. Fui asesinado por soldados británicos mientras intentaba robar una bolsa de maíz. Un tiro atravesó mi espalda.

Año 1902, República de Namibia, Sur de África. Como colono de origen neerlandés, sobreviví a un ataque brutal del Imperio Británico, pero morí de forma incierta. Sospecho que mi esposa me envenenó la noche anterior, debido a su romance con otro.

Año 1944, Estados Unidos. Era un soldado de 21 años llamado Franklin Delano Roosevelt. Capturado por el ejército alemán tras la rendición en Normandía, fui llevado a un campo de concentración, donde fui torturado infinitamente. Morí por un disparo en la nuca de un oficial nazi, justo antes de que los aliados liberaran a los prisioneros.

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Hasta este punto, como podrás advertir, fui solo una víctima más de las circunstancias que me rodearon en distintas épocas y sociedades. Sin embargo, tras mi última experiencia, algo cambió en mi razonamiento. Un pequeño cortocircuito liberó en mí la figura de un avatar rebelde, alguien que desafió los esquemas y planes diseñados para mantener una conducta pasiva en la raza humana.

Para ellos, poco importa si eres un homicida, un asesino o un violador. Solo debes seguir las reglas del juego. Y si alguna vez logras despertar dentro de tus actividades, olvida compartir cualquier tipo de información con los otros que también están bajo el domo en LA TIERRA, experimentando como tú.

Los errores no se perdonan. Ellos tienen el poder, desde donde quiera que estén, de acabar con la vida de tu personaje o de encerrarte para siempre, impidiendo que causes una anomalía generalizada. Es como si infectaras a los otros prototipos con el virus de la duda razonable.

Hoy estoy encerrado en este lugar, rodeado de lo que algunos llaman “locos”. Perdón, no quise decir eso. La locura de estos personajes es ficticia; solo presentan errores en sus pequeños módulos de programación. En este mundo, inventaron una especialidad llamada psicología para estudiarlos, procesarlos y finalmente diagnosticarlos.

En cuanto a estos personajes, hay dos posibilidades. Proceden de sus autores, y el programador puede restablecerlos a cero o aplicar un pequeño parche para que continúen ingresando información al gigantesco sistema que procesa datos constantemente antes de enviarlos a la nube.

Comprendo que puedas pensar que mi locura se asemeja al anarquismo o a la revolución informática, pero permíteme corregir esa descripción errónea sobre mi persona.

En 1950, fui enviado nuevamente al juego de LA TIERRA, específicamente al seno de una familia de clase trabajadora en Brighton, al sur de Londres. Vivía en lo que hoy son las calles Park Hill y South Ave, a un kilómetro de la costa y a dos calles del espectacular Queens Park. Mi padre, Williams, era un buen hombre de origen irlandés y profesor de literatura en la ciudad. Mi madre se dedicaba a las tareas del hogar y también administraba las finanzas. A veces discutían, pero esos eventos esporádicos nunca afectaron nuestra convivencia.

Aunque no estábamos exentos de los asuntos económicos del país, nos sentíamos protegidos por los procesos que avanzaban en este tema. El gobierno mostraba respeto hacia nuestra comunidad frente a esta problemática económica, pero había una sombra persistente, una sensación de insatisfacción que infectaba la atmósfera; era como si los fantasmas del pasado nunca se hubieran ido de verdad.

Recuerdo las noches de insomnio en que mi mente no podía dejar de recordar vidas pasadas, los ecos de sus gritos y lamentos resonando en mi cabeza. En esos momentos, la frontera entre lo que fui y lo que soy se volvía cada vez más difusa. Sentía que las lecciones del dolor y la resistencia de mis anteriores existencias se estaban acumulando, como si un alud de memoria se avecinara, y cada fragmento de experiencia me ofrecía una nueva verdad….

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La impronta de aquellos que habían sufrido por la opresión y el horror de sus circunstancias empezaba a influir en mí. La idea de cambiar el juego comenzó a germinar. Sentí que podía combinar esas experiencias en una voz poderosa, una que podría resonar en la mente de aquellos que, como yo, aún creen que hay un propósito detrás de nuestro sufrimiento. ¿Podría ser que nuestra historia, a pesar de ser un juego cruel, tuviera algo que enseñarnos?

Con cada nuevo despertar, cada nuevo ciclo de vida, la chispa de la revolución se avivaba, haciéndose más ardiente. Y si me permitieran alzar mi voz, quizás podría ayudar a romper esas cadenas invisibles que oprimen a tantos. Al final, somos más que prototipos; somos historias anidadas unas en otras, luchando por ser escuchadas en un mundo que no deja de silenciarlas.

Así que, como avatar rebelde, aquí estoy, y al narrar mi historia, deseo que otros despierten a su propia verdad, que se conviertan en el fuego que consume la programación que nos mantiene cautivos. Porque el cambio es inevitable; solo debemos aprender a abrazarlo…"consigue El libro"

Ahora que me conoces...” fue publicada el 30 de Junio del 2024 por la editorial Vibras y está disponible en una variedad de formatos para satisfacer las preferencias de todos los lectores, incluyendo E-book, audio y papel de 311 paginas, La novela ha trascendido fronteras, con traducciones a 25 idiomas, lo que refleja su alcance global y permite a una audiencia internacional experimentar este viaje a través del terror psicológico, todo bajo la pluma del talentoso autor Marcos Orowitz.

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