Es obvio llegar a pensar que los libros más vendidos son los más leídos. Pero "atención", y me incluyo en este grupo de compradores al que voy a denominar "los rompedores de estadística".
He gastado dinero comprado libros referenciados por listas y cifras en ventas o por comentarios escritos que, al final los he dejado en las cinco primeras hojas. Han sido tan aburridos, tan tediosos, tan escasos de inspiración, tan llenos de historias mal contadas que desisto casi de inmediato a continuar su lectura, distorsionando por ende las cifras en ventas contra la "degustación" completa de la obra. No es ovbio que los más vendidos y los más leídos, en el mejor de los casos, hayan sudo los mejores libros concebidos y escritos. De ser así, la señora Rowling con sus "Harrys Potters" y el señor Miller con sus "Trópicos" se hubiesen convertido en autores premiados por academias literarias prestigiosas. Esto sólo para dar un ejemplo de muchos escritores que han resultado en el "top" de listas publicadas. Lo mismo le ocurriría en la actualidad a la señora James, con la trilogía de "Las cincuenta sombras de Grey", pues de cumplirse la máxima más vendidos por excelente concepción literaria, estaría por ser premiada con un Nobel de Literatura. Cosa contraria ha ocurrido con García Márquez, Hemingway o Vargas Llosa, sólo para citar algunos. Y aquí voy a suponer irrelevante la trayectoria de estos tres iconos de la literatura, para centrarme única y exclusivamente en la riqueza de sus obras. Libros con altísimos récords en venta pero eternos en la historia y joyas literarias. Lamento comparar a estos tres "monstruos" de narrativas coloridas con la señora James, pero es indispensable hacerlo para descubrir el desapego absoluto cuando se tilda de excelente a una obra en asociación directa con la cantidad de copias vendidas.